RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

Manuel López: "Bolonia requería una financiación que nosotros no hemos recibido"

Tras dos años de gestión austera, los campus empezarán el curso con una financiación insuficiente que obligará al Rectorado a buscar más fórmulas de ahorro.

López en la escalera del Paraninfo con Ramón y Cajal al fondo.
López en la escalera del Paraninfo con Ramón y Cajal al fondo.
CARLOS MONCÍN

Termina un curso duro para la Universidad de Zaragoza marcado por los problemas de financiación. ¿Ha notado un desgaste?


El año ha sido de grandísima dificultad. Sobre todo, dificultad política para conseguir y gestionar los ingresos que necesitamos. Y todo esto acompañado de un proceso arduo como es la adaptación a Europa que ha supuesto pérdida de titulaciones, fusión de centros... La falta de fondos hará que esta adaptación no llegue en plena forma. Algunos objetivos se quedarán por el camino.


¿A qué habrá que renunciar?


Bolonia requería -y no lo digo yo, está escrito- una financiación que nosotros no hemos recibido. Al contrario, estamos de facto con una reducción de fondos. Esto supondrá que cuestiones como la enseñanza personalizada y los grupos de trabajo pequeños se verán restringidos. Pero no podemos renunciar de ningún modo a la calidad de nuestras titulaciones. Controlaremos que esto se cumpla.


La consejera Pilar Ventura dijo -escudándose en un informe del Ministerio de Educación- que entre 2010-2013 no habrá subidas. ¿Se podrá mantener la situación?


La dificultad va a continuar. Lo que querría es que al menos no siga la creencia -no justificada- de que estamos bien financiados, de que a la Universidad le sobra el dinero. Porque no es cierto y esa idea solo añade una dificultad política para negociar.


Quizá no se explica bien cómo gestiona la crisis la institución...


Pues la gestionamos. Llevamos dos cursos de austeridad y estamos buscando nuevas fórmulas para recortar gastos.


¿Dónde se meterá la tijera?

En gastos de dirección, ahorro energético... Una de las cosas positivas de las dificultades económicas es que permite ajustar gastos y aprovechar el momento para ser más eficientes.


¿Habrá más suerte con el modelo de financiación y se llegará por fin este año a un acuerdo estable?


Estamos en una situación parecida. En un momento en el que podríamos trabajar en una fórmula que sirviera para el futuro, no se quiere avanzar en el modelo. Esto da a la gestión del déficit de financiación una dificultad que sería fácil de evitar.


¿Con buena voluntad?


Con buena voluntad.


A este panorama se suman los recortes salariales propuestos por el Gobierno central y aprobados por el autonómico. ¿Cómo han sentado en la comunidad universitaria?


Se ha asumido bien. Existe diversidad de opiniones y cada uno llevará su disgusto personal o familiar, pero ha sido aceptado disciplinadamente.


¿En cuánto ahorro se traducirá esa rebaja en los sueldos?


A los profesores se les quita entre el 2% y el 7% según sus nóminas y calculamos que en total con los recortes salariales se llegue a algo menos de cinco millones de euros.


Ese dinero reducirá el coste del capítulo de personal, que es el que en gran parte financia el Gobierno de Aragón. ¿Significa esto que la DGA les va a dar cinco millones menos?


Esperamos que no. Estamos intentando que la Administración nos mantenga la transferencia básica y, de este modo, podríamos restar esos casi cinco millones a nuestra deuda. Entonces, en lugar de pedir un crédito por 15 millones -tal y como estaba previsto- solo necesitaríamos diez.


¿Hay voluntad de la Consejería para que esto ocurra?


Estamos hablándolo. La consejera conoce esta idea y es partidaria de ella.


Pese al ajustado presupuesto, se van a poder acometer algunas de las obras más esperadas en los campus. Entre ellas, la Facultad de Educación.


Parar completamente la política de inversión en infraestructuras supondría que cuando llegara la recuperación se tardaría mucho en comenzar nuevas obras porque estas necesitan tiempo de preparación. Es mejor parar el ritmo que pararlas completamente. Por eso, hemos empezado con la Facultad de Educación. Durante el verano haremos las excavaciones.


¿Qué otras obras se han incluido en la agenda del plan de infraestructuras de este año?


Estamos acabando el colegio mayor de Teruel. El edificio se encuentra muy avanzado y creo que podremos utilizarlo para comienzo de curso. Tenemos en mente también definir el proyecto de la escuela de Arquitectura (en el campus Río Ebro), una infraestructura que necesitamos. Además, pensamos en instalaciones en Huesca, para que se consolide el campus biomédico que hay allí.


¿Los ajustes afectarán a las becas o seguirán incrementando como hasta ahora?


Las becas son una cuestión irrenunciable.


Este curso cambió la tendencia y, tras años de caída, la Universidad ganó alumnos (un 10% aproximadamente). ¿Crecerán de nuevo en septiembre?

Preveo que sí. La inscripción en las pruebas de acceso -Selectividad- ha crecido y confío en que esto se traduzca en más estudiantes. Si se repitiera ese incremento del 10% sería una buenísima noticia.


¿Está la crisis llenando las facultades?


La crisis influye porque como consecuencia de la disminución del empleo, gente que iría directamente al mercado laboral opta por formarse. También se nota que ha aumentado la formación continua.


Además de crecer en alumnado, ¿qué objetivos se marca para el próximo curso?


Continuar con el ajuste económico, buscar fórmulas que nos permitan reducir el gasto, luchar porque la financiación pública sea más negociada y nos suponga menos esfuerzo y que la adaptación a Bolonia funcione con plena satisfacción. Además, trabajaremos por la consecución del campus de excelencia.


¿Aspira a conseguir que en la Universidad se hable menos de la parte económica y más de la académica?


Esto ocurrirá si se marcar una pauta de inversiones. No estoy pidiendo algo utópico, sino que se miren los datos y que se apueste por ir hacia la financiación de las universidades de la Unión Europea.


Se encuentra en el ecuador de su mandato. ¿Ha pensado ya si se presentará a la reelección dentro de dos años?


Sobre esta cuestión tengo una idea muy clara: no me lo planteo. No valoro ni presentarme ni no presentarme. Si tuviera predefinido lo que voy a hacer creo que afectaría a mi gestión.



¿Cómo?

Si decidiera seguir podría parecer que estoy demasiado pendiente de los temas electoralistas. Si optara por dejarlo, podría parecer que hay pasotismo en mi interés. No pensaré en esta cuestión hasta que llegue el momento de hacerlo, hasta el periodo de elecciones.