Bon Àrea invertirá más de 191 millones en edificar la plataforma de Épila

La urbanización comenzará en marzo de 2019 y parte la acometerá la DGA, que destinará 21,75 millones adicionales.

Las 140 hectáreas elegidas para la planta se ubican junto a la A-2, frente al polígono El Sabinar.
La planta de Bon Àrea se levantará junto a la A-2, frente al polígono El Sabinar.
A. Navarro

La Corporación Alimentaria Guissona invertirá más de 191 millones de euros más IVA en construir su plataforma agroalimentaria de Épila, desde la que centralizará los planes de expansión de Bon Àrea por el centro, norte y este de España. Las obras de urbanización comenzarán en marzo de 2019 al mismo tiempo que el Gobierno de Aragón acomete los trabajos para llevar todos los servicios al complejo, a los que destinará 21,75 millones adicionales.

El Plan de Interés General de Bon Àrea, que acaba de salir a información pública, confirma que la planta abrirá sus puertas en 2021, aunque no estará a pleno rendimiento hasta 2026. Para entonces, se habrá completado la apertura de cientos de tiendas a las que se suministrarán todo tipo de productos alimenticios, fundamentalmente cárnicos, gracias a la labor de los 4.000 operarios que llegarán a trabajar en Épila.

El Gobierno de Aragón y la compañía catalana entrarán al mismo tiempo a trabajar en el emplazamiento elegido, una gigantesca pastilla rectangular de más de 3 kilómetros de longitud y 450 metros de anchura media situada a los pies de la autovía de Madrid, frente al polígono El Sabinar.

Si se cumplen las previsiones, el Ejecutivo autonómico tardará nueve meses en ejecutar las infraestructuras necesarias para el funcionamiento inicial de la plataforma agroalimentaria, por lo que Bon Àrea estará en condiciones de edificar ya a partir de finales del año que viene. Esto implica llevar las redes de saneamiento y abastecimiento, electricidad, gas, telecomunicaciones, además de la construcción de una glorieta y la ampliación de la existente en la A-1305. Esta carretera autonómica da acceso a la localidad desde la A-2 y será el eje central para los más de 5.000 vehículos que entrarán a diario, por lo que se ha previsto su desdoblamiento en una fase posterior, antes de que Bon Àrea alcance su pico de producción. Esta segunda fase, que incluirá la prolongación de la red de servicios, requerirá otros 18 meses de ejecución, tal y como se especifica en el proyecto básico de urbanización.

El grueso de la inversión corresponderá a la Corporación Alimentaria Guissona, que destinará casi 49,5 millones solo a la urbanización de las 169 hectáreas, sobre las que luego invertirá otros 141,6 millones en edificar 55 hectáreas. El trabajo será ingente porque construirá un total de 31 naves industriales y logísticas dedicadas a distintas actividades.

La consultora de ingeniería Idom explica en el proyecto básico interior que en aras de una mayor eficiencia y para dotar de cohesión al conjunto del complejo alimentario, todas las parcelas estarán interconectadas por galerías subterráneas. De este modo, se agilizará la logística de recepción y expedición de productos en las distintas naves y los almacenes de distribución.

Solo para la construcción de estas galerías, que atravesarán todo el complejo, y de los muros de contención se han presupuestado 8,5 millones.

La inversión de la Corporación Alimentaria Guissona será mucho mayor, dado que al coste de la obra civil se le deberá añadir después la abultada factura del equipamiento industrial de las naves. Toda la maquinaria e instalaciones requerirá una cifra aún mayor, que sumada a los impuestos, así como a todas las altas de servicios y los honorarios de todos los profesionales implicados disparará el coste hasta aproximarse a los 400 millones comprometidos por el grupo catalán cuando a principios del año pasado firmó el convenio de colaboración con la DGA y el Ayuntamiento de Épila.


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