Las instituciones buscan planes para atender a los 83.000 mayores de 65 años que viven solos

El elevado número de aragoneses mayores de 65 años que viven solos –83.000, según el informe ‘Datos básicos de Aragón 2017’, el más reciente disponible elaborado por el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest)– ha obligado a las instituciones a buscar planes para revertir, o al menos mitigar, los numerosos problemas que lleva aparejados este fenómeno demográfico, que avanza con paso firme.

Uno de ellos es la soledad a la que cada día se enfrentan miles de ancianos en Aragón y que dos sucesos acaecidos recientemente en Zaragoza han devuelto al primer plano informativo. El primer caso en saltar a los medios lo protagonizó un vecino del barrio zaragozano de Ruiseñores que murió en la clínica MAZ de Zaragoza el 4 de enero tras haber pasado cerca de cuatro días, incluida la jornada de Nochevieja, tirado en el suelo de su casa.

El hombre, de 80 años, vivía solo y aunque el aviso de una vecina permitió rescatarlo con vida el día 2, no pudo recuperarse del percance. Diez días después de este suceso, un hombre de 73 años fue rescatado en estado grave de un incendio que se había declarado en su piso de Las Delicias. El patrón, idéntico: residía solo y sus vecinos dieron la voz de alarma al oír sus gritos. Los bomberos y la policía consiguieron sacarlo y trasladarlo a la uci del hospital Clínico.

Para casos como estos, el Imserso –según anunció este viernes el secretario de Estado de Servicios Sociales, Mario Garcés–, prepara una estrategia que, además de propuestas habitacionales, contempla otras fórmulas para que estas personas puedan vivir acompañadas los últimos días de sus vidas. Permitirá, por ejemplo, que puedan compartir casas o habitaciones con otras de menor edad. El objetivo no es otro que evitar percances y romper la decadencia social y moral que tiende a acompañar a estos casos.

En la capital, el IASS firma cada año un convenio con el Ayuntamiento de Zaragoza para que este también colabore en la atención a los mayores. El Consistorio –que recientemente ha iniciado un programa en Santa Isabel que busca generar espacios de conversación para acabar con el aislamiento y favorecer el envejecimiento activo–, reconoce la necesidad de dar luz y respuestas a este problema.

Destaca, asimismo, el trabajo que realizan los centros municipales, donde el 48% de los atendidos en 2016 –último año del que se tienen datos completos– eran viudos, solteros o divorciados.

El número de ancianos que viven solos experimentó una ligera bajada entre 2015 y 2016, pero las estadísticas reflejan que mientras la cifra de este tipo de hogares se situaba en torno a los 49.000 en 2006, una década después fueron un 41% más. Estos hogares representan el 15,45% del total, un porcentaje que sitúa a la Comunidad cuatro puntos por encima de la media nacional y que concuerda con los informes demográficos que señalan a Aragón como una de las regiones más envejecidas.

Una encuesta anual del In

stituto Nacional de Estadística entra en más detalles y revela que el 70% de estos hogares están formados por mujeres, la mayoría viudas.

Carmen Gallego, profesora titular de Antropología Social y Cultural en la Universidad de Zaragoza, sostiene que la soledad de los ancianos es mayor en las ciudades y apunta que "todos somos responsables", ya que han quedado desplazados de la unidad familiar. Gallego aboga por crear proyectos comunitarios en los barrios, ‘redes de convivencia’ dinamizadas por los propios vecinos y con recursos de la administración que eviten mueran en soledad.

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