Alcalá de Ebro: bajar el río con alegría y conciencia

La firma alcalaína programa sus populares bajadas en piragua entre abril y octubre, y dedica el resto del año a asesorar proyectos relacionados con el cuidado del río y las medidas más eficaces en caso de inundación.

El hidrogeólogo y cofundador de Ebronautas Néstor J. Torrecilla lleva una década en Alcalá. Aquí aparece junto a su querido río.
El hidrogeólogo y cofundador de Ebronautas Néstor J. Torrecilla lleva una década en Alcalá. Aquí aparece junto a su querido río.
Laura Uranga

Alcalá de Ebro tiene origen árabe en el nombre y apodos curiosos para la localidad (tres torres) y sus pobladores (engañapobres, arguellos: términos que aluden a las dificultades superadas en las necesidades básicas), pero hay dos cosas que la caracterizan por encima de todo: el influjo del gran río y la alusión directa en el Quijote que se ha constituido en el gran referente de su atractivo turístico. Aquí estaba la ínsula Barataria gobernada por Sancho Panza, a quien se rinde homenaje en varios puntos del pueblo, desde su icónica escultura junto al cauce a otra imagen en forja (cerca de la iglesia, con el fiel Rucio a la vera) e incluso algún grafiti, como el colorista que reza a la entrada del pueblo, y que reproduce palabras de Alonso Quijano: "Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía, sino justicia". El bueno de Sancho Panza, en la brevedad del cargo, demuestra ser un gobernante juicioso, llevado de su célebre sentido común. La actual administración consistorial, que pertenece al universo de lo cotidiano y tangible, también trata de sacar adelante con tino los retos que lanza anualmente el Ebro cuando decide retar a las motas con sus crecidas.

Néstor J. Torrecilla es hidrogeólogo, y fundó la compañía Ebronautas hace catorce primaveras (así lleva la cuenta de esta aventura) allá por 2005 junto a Óscar Alamán. Su sede oficial está en Alcalá (Néstor cumple diez años instalado en el pueblo), aunque tengan almacenes en Cabañas y puntos de contacto en toda la ribera hasta Zaragoza; sesenta y cinco kilómetros de trasiego revirado que ellos realizan con piraguas. Ofrecen a los clientes ávidos de una experiencia deportiva única el valor añadido del conocimiento que poseen sobre el río.

Alcalá de Ebro: bajar el río con alegría y conciencia

Néstor no se circunscribe al Ebro cuando valora los atractivos naturales del municipio. "El famoso sendero del GR-99 tiene por aquí un tramo que se le llama el Cagainero, hasta Cabañas. Va junto al río, tiene su mirador... el nombre viene de los sotos de una finca que se transformó a mediados del siglo XX en campos de cultivo, que se arrendaban en un principio dieron bastante rentabilidad, de ahí el nombre: puro márquetin de guerrilla", dice sonriendo.

Sobre el gobierno de Sancho Panza, el ‘ebronauta’ también deja una perla. "Para ridiculizarlo, los señores de Villahermosa lo pusieron de gobernador. Lo hizo muy bien, dirimió un conflicto de una deuda con mucha sabiduría. Además –ríe– a los tres días dimitió. ¡Un político ejemplar!"

Barataria en la historia

La inspiración acerca de Barataria tiene fundamentos en la observación del territorio. "Siguiendo las láminas de inundación de la CHE, este tramo que sube desde el río al barrio alto de Alcalá lleva a una isla, que quedaría fuera del alcance de las aguas. Ahí había fortaleza, el castillo de los duques, aunque se le llama ‘de los moros’. Esa zona era la ínsula propiamente dicha cuando subía el río, que ha cambiado de curso muchas veces".

En estos meses de tiempo más duro, Ebronautas centra su actividad en tareas de consultoría. Con la primavera regresarán las expediciones. "Estamos colaborando con un proyecto europeo, consistente en una guía de construcción participativa de capacidades sociales para mitigación del riesgo por inundación. Ese nombre tan largo alude a que las infraestructuras son importantes en un momento, pero a la vista está que las motas no son la solución. La idea es preparar a la gente para estas contingencias, desde la contratación de seguros a conocer al dedillo los planes de evacuación".

Desde San Jorge al Pilar

Ebronautas baja el río en temporada baturra, desde la semana de San Jorge hasta los días festivos del Pilar, con excepciones puntuales en actividades previas y postemporada con tiempo apropiado. "Hacemos deporte, respetamos el río y predicamos con los hechos. En contra de lo que suele pensarse, el caudal de estiaje es mejor para bajar el río. Padecemos más por el discurso mediático sobre los caudales bajos, cuando los naturales del Ebro serían inferiores a los que ha habido este verano pasado. El problema es que no existía el caudal preventivo o de dilución a 30 metros cúbicos por segundo, y los vertidos en crudo hacían salir a los peces panza arriba. Lo importante es cuidar el río".

Una garza blanca con el pico amarillo observa a Néstor desde el río. "Vienen en invierno: estuvieron en peligro de extinción hace algo más de cien años, ya que sus plumas se usaban mucho en la sombrerería de entre siglos. Yo vivo ahí mismo, fuera de la zona inundable, y las veo a menudo. Tenemos un tesoro aquí para los amantes de la naturaleza; en Zaragoza asocian ese contacto con subir al monte, que está bien, pero nos tienen aquí al lado. Esta pilastra, por ejemplo –dice Néstor, señalando al centro del río- es ahora dominio alado; pertenecía al funicular de la sal, eran siete kilómetros en línea recta desde las minas de Remolinos al edificio de Pura Sal. Aquí los atardeceres son impresionantes, perfectos para los fotógrafos que amen las imágenes de naturaleza".

Otro asunto local candente desde hace años reside en las protecciones que han colocado los municipios para paliar los efectos de las crecidas. "Están –concluye Néstor– las motas y los muros: se construyó un muro para proteger los campos de Remolinos hace cuarenta años, y acto seguido hubo una crecida muy grande aquí, que no afectó a otros municipios, así que tras muchas protestas se hizo la mota en Alcalá". Evidentemente, el problema de fondo sigue ahí para todos; hay que trabajar en soluciones alternativas.

‘La Pirámide’ de Pura Sal, un imponente imán para la vista a la entrada del pueblo

El antiguo edificio de Pura Sal recibe al visitante a la entrada del pueblo desde Pedrola. Se trata de una construcción en doble ala que los vecinos rebautizaron como ‘La Pirámide’, aunque el origen alienígena está descartado: hay documentación al respecto. Es todo un vestigio de arquitectura industrial aragonesa, sin parangón en la Comunidad. La empresa cerró en los sesenta, y desde entonces la estructura se ha mantenido sin uso. Hay un ventanuco a media altura por el que entraban los raíles del funicular que transportaba la sal desde las minas de Remolinos desde principios del siglo XX. Los raíles se han quitado por seguridad. También se cuenta con dos almacenes de hormigón cercanos a la nave principal. Ha trascendido la venta del edificio a una empresa instalada en el polígono de Malpica, aunque por el momento no es público el nombre de la firma; existe un compromiso de que parte de la nueva edificación se dedique a contenido expositivo.

LOS IMPRESCINDIBLES 

La Trinidad

Iglesia barroca del siglo XVII. El retablo mayor, de estilo churrigueresco, está formado por un gran lienzo de la Trinidad; en la parte superior figura el escudo de los Duques de Villahermosa. También destaca el retablo de San Antonio de Padua.

AMYDA

La empresa (amyda.com) hace cursos de pesca para niños y combina el deporte con la toma de conciencia. El próximo será en primavera: colaboran la Sociedad Deportiva de Pescadores de Zaragoza, la decana de España, y Decathlon.

La Palmera de la Ínsula

Con Teresa como anfitriona, este coqueto establecimiento de turismo rural se nutre a partes iguales del atractivo del río y la historia del Quijote en la localidad. Tienen habitaciones sueltas y un apartamento contiguo.

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