Las restricciones contra la sequía continúan pese a las lluvias de las últimas semanas

Zaragoza, Huesca y Calatayud preparan ya planes de emergencia por si la situación se agrava

Estado actual del embalse de mediano, al 31% de su capacidad
Las restricciones contra la sequía continúan pese a las lluvias de las últimas semanas
Rafael Gobantes

Las restricciones contra la sequía adoptadas en municipios como Teruel o Calatayud continúan pese a las lluvias registradas en las últimas semanas. Solo Biescas ha levantado las suyas debido a la cantidad de agua y nieve que acumula el Pirineo. Aunque la situación de los embalses ha mejorado –a principios de diciembre estaban al 42,6% y actualmente superan el 54%– el volumen embalsado continúa por debajo de la marca de 2017 (57,8% según el último parte semanal de la Confederación Hidrográfica del Ebro) y del promedio de los últimos cinco años.

Los municipios consultados aseguran que no ha llovido lo suficiente como para poner fin a las restricciones. Confirman, asimismo, que no prevén levantarlas a corto plazo. La sequía también ha obligado a Zaragoza, Huesca y Calatayud a impulsar planes de emergencia a fin de concretar el protocolo que seguirán si la situación empeora. Se trata de un documento que deben tener todos los sistemas de abastecimiento de más de 20.000 habitantes. Teruel –que cerró sus fuentes en octubre– ya cuenta con uno propio, aunque tendrá que actualizarlo a las nuevas directrices de la Confederación Hidrográfica del Júcar.

En Calatayud, la delicada situación del embalse de La Tranquera, actualmente al 26,8% de su capacidad, mantiene activadas las medidas impulsadas por el Consistorio bilbilitano en noviembre de 2017. Entonces se decidió cerrar la práctica totalidad de las fuentes, limitar el riego de las zonas verdes y reducir el baldeo de las calles, que pasó a utilizar 8.000 litros en vez de 16.000. "La situación es preocupante, aunque no alarmante", matiza la concejala de Medio Ambiente, Esther Herrero.

El Ayuntamiento también prevé cambiar las cisternas y los grifos antiguos de los edificios municipales para ahorrar agua. Otra decisión que ya ha adoptado ha sido la de cerrar el lavadero del barrio de la Puerta de Soria, muy usado por los vecinos. "Llevo siete años en el Consistorio y en este tiempo no se habían tenido que tomar medidas así", reconoce. Los mayores problemas, no obstante, vendrán de cara a la primavera. "Si empieza la campaña de riegos y no llueve habrá que tomar decisiones más drásticas", dice.

Antes, el Ayuntamiento estudiará si puede utilizar otros pozos para el riego. Sopesa, asimismo, impulsar una "progresividad tarifaria" que haga que a partir de un determinado consumo de agua "se pague más".

Calatayud será uno de los primeros municipios de la Comunidad en tener plan de emergencia propio. "Estará esta misma semana, aunque posteriormente tendrá que ser aprobado en comisión y enviado a la CHE, que tendrá que dar su visto bueno", recalca.

Zaragoza también trabaja ya en el suyo. Fuentes de Medio Ambiente confirman que el Consistorio impulsará a la mayor brevedad un plan contra la sequía. Antes, no obstante ha solicitado a la Confederación "una serie de pautas" que aclaren qué hacer con los núcleos de alrededor, a los que también afectaría. Estas indicaciones permitirán saber cómo proceder con el área metropolitana, ya que hay núcleos que no pertenecen al ‘mapa’ administrativo del Ayuntamiento.

Huesca también se ha puesto a trabajar en un borrador. La intención es partir de un diagnóstico inicial que aclare si las infraestructuras actuales serán suficientes en caso de que se dé un periodo de escasez. "En paralelo, estamos trabajando junto a los municipios y a la Diputación Provincial para reorganizar el abastecimiento", señala la concejala de Medio Ambiente, Carmen García.

En Teruel, el plan de emergencia prevé la aplicación de restricciones progresivas en tres fases en función de la gravedad de la situación. El primer nivel ya se aplica debido a la caída de las reservas del pantano del Arquillo, principal fuente de suministro urbano. Hasta ahora, las medidas, prorrogadas sine die, han consistido en aumentar la aportación de agua de pozos para disminuir las extracciones del embalse, cerrar las fuentes públicas, limitar el baldeo de las calles –que ya está teniendo efectos en la vía pública–, recortar el riego de las zonas verdes e impulsar campañas de concienciación ciudadana.

El hecho de que se vaya a actualizar, matiza el concejal de Medio Ambiente, Julio Esteban, no quiere decir que se vayan a introducir cambios drásticos. "Serán modificaciones de perfil técnico", dice.

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