Agapito facturó 1,4 millones por un saneo de tierras que sus técnicos niegan que se hiciera

El constructor sostiene que la obra, tasada por los peritos judiciales en solo 22.543 euros, sí se ejecutó. El fiscal y el letrado de la DGA piden penas de entre 5 años y medio y 8 años por falsedad y estafa.

Agapito Iglesias, ayer, durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Zaragoza.
Agapito Iglesias, ayer, durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Agapito Iglesias se sentó ayer de nuevo en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza para responder de un presunto delito de falsedad agravada y otro de estafa en relación con una de las numerosas obras que sus empresas llevaron a cabo en la Plataforma Logística de Zaragoza en 2007.

La Fiscalía y el abogado de la Comunidad Autónoma de Aragón le acusan en esta ocasión de haber presentado en un juicio civil una factura falsa de un movimiento de tierras que supuestamente hizo en la parcela en la que luego construyó la nave que alberga un aulario para talleres de Formación Profesional del Departamento de Educación.

Por esa nave se pagaron 6,4 millones de euros (7,4, con IVA), de los cuales 1.456.630 euros correspondían al mencionado saneo del terreno. El empresario explicó que, según figura en la certificación de obras, se hizo una excavación a cielo abierto de cinco metros de profundidad (y una hectárea de extensión), un posterior relleno con material seleccionado y una compactación dinámica del suelo. Para estos trabajos y dadas las dimensiones de la parcela, necesariamente tuvieron que usarse grúas de al menos 18 metros de altura y grandes máquinas. Según los informes periciales, la factura y la certificación de la obra presentados por Agapito Iglesias, estos trabajos costaron 1,4 millones de euros.

"Yo no voy a ver las obras"

Sin embargo, el estudio que hicieron los peritos judiciales refleja que, en realidad, las obras consistieron en nivelar el terreno con material de la propia zona –se movió entre medio metro y, como mucho, un metro de altura en algunos puntos–, y se limpió la parcela. Todo eso costó, tirando por lo alto, 22.543 euros.

"Entiendo que si se ha certificado algo es porque los trabajos se han hecho y se han admitido", mantuvo el empresario ante los magistrados de la Sala Primera, presidida por Juan Alberto Belloch. "Todos tenían poderes y yo no voy a ver las obras. Solo faltaba que yo fuera a revisarlas", añadió. Incidió en que en el peritaje solicitado por sus abogados se ha demostrado que era peligroso construir en ese terreno tal y como estaba. Iglesias negó rotundamente haber hinchado cualquier factura y subrayó que, de todas formas, da igual lo que costasen los trabajos de saneamiento porque el precio de toda la obra que se acordó y firmó con Plaza en 2007 fue de 6,4 millones y eso fue lo que se escrituró y cobró en 2011.

Sin embargo, los distintos técnicos que trabajaron en esa obra en empresas del acusado desmintieron lo dicho por este y aseguraron que nunca vieron que se hiciera tal movimiento de tierras. El arquitecto Alberto Casado Calonge, que redactó el proyecto de la obra, dijo que el suelo no era de mala calidad "pero tampoco buena". "Era una nave, con lo cual tenía menos carga y era suficiente con apoyarla sobre zapatas continuas", dijo y añadió que él "no indicó" que se hiciera una excavación de cinco metros. "Y si se hubiera hecho se habría notado. Yo no lo he visto", manifestó.

Fernando Viñuales, miembro del consejo de Zaragoza Plaza Center, la UTE que hizo la obra, dijo: "Ese movimiento de tierras nunca lo vi". Expuso que aunque la empresa de Iglesias para la que trabajaba era la encargada de las cubiertas, él iba cada semana. "Si hubieran hecho un agujero de cinco metros o usado máquinas de compactación los habría visto por fuerza", señaló. El jefe de obra, Javier Royo, declaró en el mismo sentido que los anteriores: "Se llevó a cabo lo que estaba en el proyecto, se rellenó con material de la zona y la explanación pudo llegar a un metro como mucho".

Por su parte, Jesús Andreu, gerente de Plaza entre 2011 y 2015, declaró que no entendía por qué se compró ese edificio –"no tenía utilidad para Plaza", dijo–. Añadió que el precio que se pagó por esa nave de unos 6.000 metros cuadrados es desorbitado: "Seis millones es el precio de construcción de oficinas de lujo".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión