Capella: cuando la mirada optimista al futuro está justificada

El grupo Mazana, un gigante local del sector porcino con presencia relevante a nivel nacional, tiene su epicentro en Capella y da trabajo a 270 personas, 150 del municipio y zonas aledañas.

Antonio Mazana, Manuel Mazana padre y Manuel Mazana hijo, junto a uno de los camiones de la empresa.
Capella: cuando la mirada optimista al futuro está justificada
Ángel Gayúbar

Con su compacto caserío encaramado sobre una pequeña loma que vigila los campos de labor, la monumentalidad de su puente medieval y la rotundidad arquitectónica del complejo industrial de la empresa Mazana enmascaran (junto a la carretera de acceso) el conjunto urbano de Capella, localidad ribagorzana junto al río Isábena, plagada de evocadores rincones y que guarda tesoros como el impresionante retablo de su iglesia parroquial.

Es una lástima este halo de misterio, casi secretismo, porque Capella es uno de esos pueblos que merecen una mirada sosegada y un paseo tranquilo. El primer impacto visual llega gracias a la rotundidad del espectacular puente medieval de ocho ojos. Son ocho, no siete, como suelen recoger erróneamente muchas publicaciones y algún que otro experto; su estampa cautiva al visitante. Por si fuera poco, está la preciosa parroquia románica de San Martín.

Junto a estos dos iconos para la mirada encontramos edificios y detalles de evidente prestancia; edificaciones de factura palaciega, casonas de rancio abolengo con portadas blasonadas –las de los Blanco, Naval, Baldellona y otros ilustres linajes que sentaron sus reales aquí–, pasajes y pasadizos que mantienen la impronta del urbanismo medieval, elegantes aspectos decorativos de aire modernista, balconadas y rejas con excelente labor de herrería, aleros saledizos sobre las calles… son muchos los elementos que se le van descubriendo al visitante conforme pasea por sus calles y detiene la vista en lo que le rodea.

Pero Capella no vive sólo en y del pasado. En el último medio siglo, los capellenses han asistido al despegue de una economía ganadera que ha permitido al pueblo sobrellevar mejor que ningún otro de la comarca la sangría de la despoblación y poder mirar con esperanza y renovados bríos un futuro que pinta halagüeño. Las granjas de porcino han sido en estas cinco décadas una de las señas de identidad de la economía local y un motor de desarrollo que, aunque muchas veces ha sido injustamente valorado, se empieza a ver ahora como imprescindible para garantizar la viabilidad económica y social de toda la comarca ribagorzana.

Nombre propio

El máximo exponente de este impulso económico lo representa el grupo empresarial Mazana, firma local que desarrolla su actividad en el sector del porcino a través del modelo de gestión conocido como ‘integración ganadera’, que abarca desde la selección y mejora genética hasta la venta en vivo del cerdo al sector de la transformación. Su flota de camiones, con el logotipo de la ‘M’ en rojo, se ha convertido en una imagen cotidiana en las carreteras de todo el país, y habla bien a las claras de la pujanza de una empresa consolidada como una de las más importantes del sector a nivel nacional.

"La actividad del grupo va desde la selección y mejora genética con las madres reproductoras hasta la venta en vivo del cerdo de engorde, complementado con las actividades de agricultura, fabricación de piensos y transporte y comercialización de productos agro ganaderos", apunta Manuel Mazana hijo, actual presidente de un grupo que está entre los 1.500 más importantes de España y que en la actualidad da trabajo directamente a 270 personas; de ellas, unas 150 provienen de Capella y localidades aledañas. Si tenemos en cuenta que el municipio cuenta en la actualidad con 365 habitantes censados, se puede colegir el peso que tiene sobre la economía local este conglomerado empresarial que vio avalada en los últimos premios Porc d’Or la calidad de su trabajo; un galardón especial del Ministerio de Agricultura a una de sus granjas, otorgado por la sanidad, bienestar animal y respeto medioambiental de la explotación. Este último es uno de los diez premios Porc d’Or que la empresa ha obtenido por el trabajo en sus granjas propias e integradas.

Mirando hacia el futuro

En los últimos años, la empresa está en continua evolución y expansión; hace ya tiempo que trascendió los límites de Capella y alrededores para extender su granjas hacia otras localidades ribagorzanas como Benabarre y La Puebla de Castro, para saltar después a diversos enclaves de las provincias de Huesca, Zaragoza, Teruel y Lérida. "En este momento, aparte de la fábrica de piensos de Capella con la que iniciamos nuestro desarrollo empresarial, contamos con otras dos en Binéfar y en Torres de Barbués", comenta Manuel, señalando que el del porcino es un sector "que se ha globalizado mucho" y en el que el volumen ayuda a ser eficiente, por lo que en su día decidieron apostar por este programa de expansión fuera de las fronteras del antiguo condado de Ribagorza.

El grupo cuenta con una impresionante flota de sesenta vehículos propios de gran tonelaje y subcontrata un treinta por ciento de sus transportes con otras empresas. "Tenemos una factura enorme en combustible y luz", apunta Manuel con una sonrisa. Para minimizar esta factura, hace ya varios años que la empresa montó sus propias estaciones de servicio, tanto en Capella como en Binéfar, y está instalando ahora una nueva en Torres de Barbués. "Empezamos con nuestra flota, pero el proyecto se fue expandiendo, y ahora también está abierto al público en general que quiera repostar en nuestros surtidores", explica el presidente de esta empresa capellense.

Poco a poco

Echando la vista atrás, Manuel recuerda que la empresa se ha desarrollado hasta su nivel actual "un poco sin querer", con el impulso inicial de su padre, que también responde al nombre de Manuel. "Él comenzó con una pequeña granja de cebo, comprando lechones a la gente de la zona y fabricándose su propio pienso con un molino de cereal", recuerda.

Poco a poco el negocio se fue ampliando con la venta de pienso a los ganaderos de la zona, la comercialización de lechones y la apertura de nuevas granjas para cobrar ya su impulso definitivo con la incorporación de los dos hijos, Manuel y Antonio, que están pilotando en los últimos años la expansión industrial de este conglomerado modélico. Una realidad que, según explica Manuel hijo, se ha visto favorecido por la coyuntura del sector en Aragón y en España, que ha vivido una evolución "considerable" y que ha obligado a los industriales a apostar por un mayor volumen de negocio para ser más eficientes. "Una vez que te pones en el carril, la misma dinámica y la creación de equipos eficientes hace que se produzca un crecimiento sostenido y te obliga a buscar nuevos horizontes. Nosotros, desde luego, contamos con un equipo joven y lleno de ganas", sentencia Manuel.

La empresa afronta ahora nuevos retos y ampliaciones, siguiendo la estela marcada por lo vivido en el año que acaba de concluir. Manuel recuerda que "iniciamos 2017 con 240 trabajadores y lo acabamos con 270". En 2018, Mazana prevé un crecimiento similar "con una inversión en instalaciones ganaderas y de fábrica que superará los 15 millones de euros".

El puente sobre el Isábena y el retablo de San Martín de Tours

El puente más espectacular de Ribagorza (y uno de los más singulares de Aragón) es el de Capella sobre el río Isábena. Se trata de un soberbio armazón pétreo de estilo gótico construido entre los siglos XII y XIV, considerado como una de las obras de ingeniería medieval más importantes de España.

Construido en sillería, con algo más de cien metros de longitud y casi tres de ancho, salva el curso del río Isábena mediante dos rampas en forma de ‘lomo de asno’ sobre un gran ojo central de arco de medio punto que alcanza los doce metros de altura, y otros tres a cada lado:hay un octavo arquillo semioculto en la margen derecha que rompe la simetría. El puente ha sido uno de los reclamos monumentales de la localidad, pero no hay que olvidar el retablo pictórico que se exhibe en la iglesia parroquial (románica y recientemente restaurada) de San Martín de Tours. El retablo es una obra del siglo XVI ejecutada por dos de los pintores de mayor prestigio establecidos en la Barcelona de aquél siglo: el alemán (oriundo alsaciano) Johan de Borgunya y el manierista portugués Pedro Nunes.

Una ermita románica que brota de la roca

En la margen izquierda del Isábena, junto a un abrigo rocoso y a poco más de media hora andando desde Capella, se encuentra la ermita románica de San Martín. El altruista trabajo de desbroce, limpieza y consolidación del conjunto emprendido por el vecino Joaquín Sesé ha descubierto un enclave singular. El estudioso García Omedes considera que la catalogada (hasta ahora) de humilde ermita era la parte visible de una fortificación del primer tercio del siglo XI "sobre la cual se alzó una iglesia románica". Esa fortaleza podría ser, según Francisco Martí –conocedor del románico ribagorzano– el solar original de Capella antes de la consolidación de la frontera hispano-musulmana. Junto al conjunto fortificado fueron cerradas con paredes unas oquedades, quedando convertidas en abrigos naturales usados durante mucho tiempo por los pastores para resguardar ganado. Sobre toda esta estructura, en otro aprisco, Sesé ha podido recuperar el antiguo aljibe que surtía de agua a los pobladores originales.

LOS IMPRESCINDIBLES

La Pastorada

El día grande de las fiestas, los jóvenes del lugar representan este espectáculo en el que, en clave irónica, se repasa la vida de la localidad durante el último año. La mayor parte de los textos son recitados en el bajo ribagorzano vernáculo.

Iglesias de Laguarres

Integrado en el municipio de Capella, el pueblo de Laguarres cuenta dos iglesias monumentales: la románica Virgen del Llano (foto), de finales del XII, alejada del casco urbano, y la parroquial de la Asunción, del gótico aragonés.

El Cross de la Longaniza

Capella ha estado siempre muy vinculada al deporte, cuenta con unas cuidadas instalaciones y su Cross de la Longaniza es famoso en el Alto Aragón. Atletas y espectadores almuerzan con este sabroso embutido.

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