Las reservas nivales casi doblan las del año pasado

El manto blanco acumulado casi duplica el que había a finales de 2016.

Nevada en Canfranc Estación el pasado 28 de diciembre
Las reservas nivales casi doblan las del año pasado
Laura Zamboraín.

La buena noticia respecto a la sequía está en la reserva de nieve, considerada como un gran embalse, ya que tras las últimas nevadas, el volumen acumulado en el Pirineo supera con mucho a la de hace un año y al promedio del último lustro.

En toda la cuenca del Ebro, según los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) dados a conocer este martes, equivale a 1.075 hectómetros cúbicos de agua. Este manto blanco acumulado casi duplica el que había a finales de 2016 por estas mismas fechas, que era de 563 hectómetros cúbicos, y es más del doble de la media de los últimos años, de 483.

La cuenca con mayor acumulación es la del Aragón, con 149 hectómetros cúbicos, cuatro veces por encima de la media del último lustro. Pero también se supera en el Gállego (111 hm3), el Ésera (103 hm3) y el Cinca (87 hm3). Nieve que con el deshielo ayudará a llenar los embalses en primavera. No hay que lanzar las campanas al vuelo antes de hora, teniendo en cuenta que los embalses siguen en niveles muy por debajo del promedio de los últimos años.

Mientras, en el Pirineo continuaron este martes las precipitaciones en forma de nieve. Si el día de Año Nuevo hubo nevadas en las cuatro comarcas del norte de la provincia durante la tarde, ayer se repitieron por la mañana, aunque de forma menos persistente. Sobre todo afectaron al tráfico, obligando al uso de cadenas o de neumáticos de invierno en cinco tramos de la red autonómica: en Bonansa, Bielsa, Formigal, Lanave y El Pueyo de Jaca, incidencias que a lo largo del día fueron desapareciendo, ya que la cota de nieve subió de 1.400 a 2.200 metros. El acceso al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido por Torla, que estaba cerrado al tráfico desde la tormenta del nieve del día 28, fue transitable aunque con precaución.

Al margen de estas incidencias, estas precipitaciones han aumentado los espesores en las estaciones de esquí, que ofrecen casi 280 kilómetros esquiables. Están abiertos todos los centros aragoneses, en el Pirineo y en Teruel, y en muy buenas condiciones, con espesores de hasta 165 centímetros. A las pistas de esquí alpino se suman las de fondo (Panticosa, Candanchú, Linza, Llanos del Hospital y Pineta), con casi 50 kilómetros.

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