Cella: La fuente, la patata y la pasión taurina

La patata de Cella tiene su marca registrada desde 2011 gracias, entre otras cosas, a la calidad del agua de riego;el pozo artesiano de la localidad es además su principal reclamo turístico.

El alcalde de Cella, Joaquín Clemente, observa la fuente de cella, seca antes de Navidad
Cella: La fuente, la patata y la pasión taurina
Laura Uranga

Dice la Real Academia de la Lengua que el adjetivo ‘artesiano’, asociado al sustantivo ‘pozo’, se refiere a una sima de gran profundidad, excavada para que el agua contenida entre dos capas subterráneas impermeables encuentre salida y suba naturalmente a mayor o menor altura del suelo. La llamada Fuente de Cella es el mayor pozo artesiano (sí, con la ‘i’ en medio: nada tiene que ver su hacendosa confección en el vocablo) de Europa; construida en el siglo XII, se tata del principal reclamo turístico de una localidad que la tiene además como medidor de bonanza climatológica; aunque el agua de boca no peligre, si las sequías dejan entrever las entrañas de la fuente... malo. La agricultura en general (y la patata en particular) ha sido el motor económico de un municipio que también tiene un notable tejido industrial y presume de contar con los servicios básicos.

La fuente ha pasado demasiado tiempo seca en el último año y medio. El alcalde de Cella, Joaquín Clemente, no esconde la preocupación que genera este hecho. "La fuente es un tesoro para este pueblo. Cuando está llena es un gran orgullo, y cuando está seca, también... pero no es nuestra visión favorita, claro. Inquieta. Los visitantes vienen directos a ella, desde luego, incluso si acuden a Cella por otras razones. Y no solo es la fuente, sino su entorno; la terraza, el parque... los autobuses escolares que acuden a visitar Teruel o Albarracín suelen hacer parada técnica en Cella para admirar este monumento tan singular"

La patata omnipresente

Desde 2011, la patata de Cella es una marca de calidad registrada; se trata del espaldarazo oficial a un producto cuya fama se pierde en la noche de los tiempos. La Cooperativa La Fuente y el ayuntamiento local unieron fuerzas en el empeño; el volumen de producción no es suficiente para aspirar a una denominación de origen, pero estos siete años de trasiego con la marca registrada han abierto muchas puertas al producto fuera de la zona. "Siempre ha sido fundamental aquí –asevera Joaquín– junto a la remolacha, que era el otro producto estelar hasta que cerró la azucarera. Pasó sus baches, pero la verdad es que la patata de Cella está ahora en un buen momento. Además, tenemos la Feria de la Patata, este septiembre se celebró la decimoctava edición;paró unos años, pero ahora se ha convertido en una fiesta más para Cella".

En este encuentro de loor al tubérculo cellense, los vecinos se suelen unir para el lavado y pelado de ingentes cantidades de patata, superiores a la tonelada y media en las últimas ocasiones, en el intento recurrente de lograr un nuevo récord Guinness; luego hay comida popular. Hasta 650 tortillas y raciones se repartieron este año.

Pongámonos técnicos. La patata de Cella, de variedad agria, tiene como seña de identidad visual su forma ovalada y la piel amarilla. Con más azúcar que almidón, gracias al sempiterno frío turolense y el calor relativo en los meses estivales, el agua de riego (con poca cal) y la composición del suelo colaboran a la obtención de una patata tersa que se conserva muy bien.

Joaquín recuerda que los poderes de Cella van más allá de la fuente y la patata. "El pueblo tiene una clara vocación industrial, el polígono está en una ocupación alta; además, hace algo más de un año se reabrió el matadero municipal, con una veintena de trabajadores y tres turnos intensivos. Está Finsa, todo un gigante maderero, y aportamos trabajadores al aeropuerto de Caudé. El empeño actual es acabar la residencia y, como pasa en todas partes, frenar el éxodo de población; hemos perdido el quince por ciento de nuestros habitantes en los últimos quince años. El dato no está ligado a la falta de servicios, porque nosotros los tenemos".

Cella tiene otro rasgo distintivo:la afición por la tauromaquia. Pueblo natal del novillero Bernabé Miedes (su familia tiene uno de los restaurantes más valorados de Cella) cuenta con una plaza inaugurada en 1947, con 2.500 localidades ampliables a 3.000. "Aquí se celebran todo tipo de espectáculos relacionados con el toro –asegura Joaquín, taurino confeso– desde corridas a novilladas o rejones, sin olvidar roscaderos, vaquillas, toros de fuego y de soga... de todo. La plaza se construyó a concejada; eso quiere decir que se debe al empeño de los vecinos, trabajaron gratis para levantarla. El deporte también gusta mucho aquí;contamos con piscina cubierta, pádel, ‘skate park’... nuestro club de petanca compite a nivel nacional y también hay mucho afición por el taekwondo y el ciclismo".

Prosigue la causa de la beatificación del hermano Adolfo, lasaliano, y cellense ilustre

El Hermano Adolfo nació en Cella el 8 de noviembre de 1894. Se llamaba Leonardo Lanzuela, y obtuvo en Teruel el título de Maestro Nacional en la Escuela Normal de Magisterio. Comenzó su labor docente en el colegio San Felipe de Zaragoza, que ocupaba el palacio de los Condes de Argillo, hoy museo de Pablo Gargallo. Su vocación religiosa le hizo ingresar en el Noviciado de la Salle en Irún. Al tomar el hábito religioso de Hermano, abrazó el nombre de Adolfo. Tras el año de novicio y otro más de estudios en Talance, (Francia, cerca de Burdeos), volvió a Zaragoza, donde permaneció toda su vida –salvo un año en Beasain (Guipúzcoa)– entregado a la educación en los colegios de La Salle, tarea por la que mereció el título de el apóstol de Montemolín; además, nunca olvidó a sus compueblanos; ayudaba a los jóvenes de Cella a encontrar trabajo en Zaragoza. Murió el 14 de marzo de 1976. El 17 de diciembre de 2015, el Papa Francisco autorizó a esta Congregación la promulgación de un decreto en el que se reconocen las virtudes heroicas del Hermano Adolfo. Con este reconocimiento, la Iglesia lo incluye en la lista de Venerables. Su causa de beatificación sigue abierta.

La sorprendente vida del astrónomo Zarzoso

Nacido en Cella a finales del siglo XV, el astrónomo Francisco Martínez Zarzoso estudió y trabajó en París antes de regresar a su pueblo, donde vivió los últimos veintiséis años de su existencia: murió en 1556. Hasta hace cuatro décadas no había grandes referencias sobre su importancia en la astronomía, que trascendió las fronteras españolas, pero los trabajos del profesor Ángel Aguirre hicieron justicia a la relevancia del astrónomo cellense, que tiene una calle en su pueblo natal; se acaba de decidir también que el Colegio de Educación Infantil y Primaria de Cella lleve su nombre. Zarzoso fue coetáneo de eminencias de la ciencia astral como Nicolás Copérnico, Johannes Kepler o Galileo Galilei; lo más impresionante es que sacó muchos años antes de Copérnico una obra en la que llegaba a conclusiones similares al famoso ‘Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes’, que publicara el astrónomo polaco días antes de su muerte en 1543 (aunque ya había aireado sus reflexiones décadas atrás); el ‘Estudio de un ecuatorio’ (1526) de Zarzoso, en el que disertaba sobre la fabricación y aplicación del instrumento así llamado, partía de las teorías ptolomeicas y las simplificaba de un modo revolucionario. El ecuatorio está expuesto en el Museo de Ciencia Natural de Oxford, y hay dos copias del libro en la biblioteca de San Lorenzo del Escorial

LOS IMPRESCINDIBLES.

La gran maderera

El papel de la empresa gallega Financiera Maderera (Finsa) en la economía local es clave en cuanto a empleo. Una de las firmas más importantes de Europa en el gremio, con varias sedes, integra el Consejo Empresarial de CEOE Aragón

El ‘skate park’

Era una vieja aspiración de los patinadores de la zona, y se hizo realidad hace poco más de un año. El jovencísimo Hugo Herrero es actualmente el principal representante del talento local en la modalidad de ‘scooter’.

José Lorenzo Albelda

Natural de Cella y muy querido en el municipio, el cicloturista y profesor del Instituto Segundo de Chomón de Teruel, falleció el pasado verano a los 43 años, tras ser atropellado por un conductor que dio positivo en la prueba de alcoholemia.

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