Un año para el encuentro político

Pasado el ecuador de la legislatura, en IU somos conscientes que se mira con lupa qué, para quién y cómo se desarrollan las diferentes políticas en todas las instituciones aragonesas. Es el momento de pisar el acelerador y poner los medios y acciones necesarias que dibujen el Aragón que queremos y defendemos. Un Aragón que no puede dejar a nadie en el camino, que necesita una apuesta clara y sin fisuras en políticas públicas fuertes y con financiación suficiente y solo desde lo público podemos garantizar un Aragón más justo y más equitativo.

La cohesión social es la gran damnificada en esta crisis brutal que ha supuesto un empobrecimiento para amplias capas de la sociedad, frente a una minoría que se ha visto favorecida. Es el gran reto, es nuestro reto y solo se puede abordar desde políticas netamente de izquierdas. La necesidad de contar con recursos suficientes es la primera premisa para garantizar desde lo público y con calidad, esas políticas que generan cohesión social. Sin sanidad, educación, servicios públicos, empleo y políticas medioambientalmente sostenibles no hay salida posible de una crisis que nos ha hecho más desiguales.

Por eso, defendemos como un objetivo prioritario seguir apostando por la progresividad fiscal. ‘Aquel que más tiene, pague más’ es un requisito imprescindible, no solo por una cuestión de justicia social, que también, sino por la necesidad de garantizar la redistribución de la riqueza, tal y como recoge nuestra Constitución, y así poder desarrollar políticas que beneficien a la mayoría social. Cabe recordar que, pese al mantra de las fuerzas conservadoras, la presión fiscal española es siete puntos menor que la europea y Aragón, pese al mucho ruido de la bancada de la derecha, sigue estando por debajo de la media española en presión fiscal.

Desde la izquierda debemos ser capaces de trasladar a las clases populares que somos y hacemos las cosas de otra manera, que somos capaces de encontrar puntos de acuerdo desde nuestras propias realidades y diferencias.

Una prueba de ello es la reciente, tras más de veinte años de espera, aprobación de la llamada ley de Capitalidad, uno de los compromisos entre las 35 medidas que IU puso encima de la mesa para garantizar la investidura de Javier Lambán como presidente de Aragón y que supone, por fin, reconocer la propia especificidad de Zaragoza en Aragón. Ni Aragón puede vivir de espaldas a Zaragoza, ni Zaragoza de Aragón, y esta ley es el primer e importante paso para normalizar las relaciones entre dos instituciones fundamentales para los y las aragonesas.

El arco progresista ha demostrado que es capaz de llegar a acuerdos, donde hubo imposibilidad, falta de diálogo y capacidad durante más de 20 años, ahora dos gobiernos diferentes, el de Aragón y el del Ayuntamiento, capitaneado por ZEC, han sido, hemos sido capaces de dialogar, acordar, negociar y pactar. Esta debe ser la forma de trabajar en lo que resta de legislatura, ahora que no existen mayorías absolutas, la importancia de llegar a acuerdos demuestra la madurez de las diferentes fuerzas políticas que son, somos capaces de poner en el centro de nuestros objetivos a las personas y sus necesidades por encima de intereses partidistas. La ciudadanía decidió que no hubiese mayorías absolutas, una sociedad más plural hace instituciones también más plurales y eso nos obliga a escuchar y escucharnos, a entender y entendernos.

Las minorías de los diferentes gobiernos, lejos de ser una debilidad, deben ser una fortaleza que nos obliga a diferentes opciones políticas a tener que ser capaces de sentarnos y dialogar. El 2018 debería ser el año en el que, por fin, se esté a la altura de lo que esperan los y las aragonesas de sus dirigentes políticos, hagamos de la política el arte de lo posible y no de lo imposible.