'Too old to rock and roll, too young to die'

"Hay que admitir que la I+D+i es la piedra angular de nuestro futuro desarrollo".

El título del disco publicado en 1976 por Jethro Tull, liderado por Ian Anderson, parece pertinente, este año que hemos celebrado el 475 aniversario de nuestra acta fundacional, para reflexionar sobre la Universidad de Zaragoza desde esta doble perspectiva.

Nuestra universidad es sin duda antigua pero desgraciadamente muestra también algún signo de envejecimiento. El más visible está en las infraestructuras. La nula dotación de los últimos años ha tenido consecuencias. La más conocida, la Facultad de Filosofía y Letras, está en vías de solución gracias al acuerdo con el Gobierno de Aragón. Pero hay otros edificios en malas condiciones que necesitan solución y además, en los dos últimos años ha sido necesario empezar a renovar una más que amortizada infraestructura científica.

La Universidad tampoco ha acabado de readaptar su estructura a las reformas legales posteriores a la Ley Universitaria de 1983 y las anunciadas para el año próximo hacen todavía más urgente esta tarea.

Sin duda el envejecimiento de la plantilla, tanto del Personal de Administración y Servicios (PAS) como del Personal Docente e Investigador (PDI), es quizás lo más preocupante. Las limitaciones en la tasa de reposición y la falta de adaptaciones legales dificultan la incorporación de jóvenes, una buena parte de su plantilla se incorporó en los años ochenta y noventa.

A pesar de esto, nuestra universidad tiene el dinamismo de la juventud. Está integrando nuevos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, ha incorporado nuevas ofertas formativas con gran aceptación de los estudiantes y está trabajando ya en una revisión de los estudios de posgrado.

Sigue manteniendo muy buenas posiciones, por encima de su lugar relativo en estudiantes y financiación básica, en la transferencia de conocimiento a la empresa, en la captación de fondos y en alcanzar buenos resultados de investigación. Se ha propuesto desarrollar la plantilla investigadora y apuesta por la atracción de talento. Siguiendo esta política prosigue la creación de nuevos institutos y centros de investigación, en los ámbitos del patrimonio, del empleo y la competitividad y de la educación.

Es la primera universidad de habla hispana en firmar acuerdos de intercambio de estudiantes con el Gobierno de la República Popular de China. En el marco del consorcio campus Iberus se ha creado una oficina permanente en Bogotá para reforzar nuestra posición en América Latina y sus relaciones con el sur de Francia han recibido el reconocimiento de la Comisión Europea como uno de los tres modelos de buenas prácticas de cooperación.

Sin embargo, a pesar de la mejora de las relaciones con el Gobierno de Aragón y de las mejoras en financiación, aún faltan por acometer reformas legales. Falta ir más allá de los gestos en la apuesta por la Universidad como agente esencial en la I+D+i. Es más, yo diría que falta admitir a esta I+D+i como la piedra angular de nuestro futuro desarrollo. El Pacto por la Ciencia de Aragón, aprobado por todos los grupos políticos, es un tímido pero necesario paso en la buena dirección.

Políticas del Gobierno central, como dejar fuera a las universidades de las medidas para la reducción de la interinidad en la Administración, muestran cómo se está tratando a estas instituciones como un servicio público de escasa importancia. Por eso hay que hacerse una pregunta que, en el fondo, está en el origen de todos los problemas mencionados: ¿creen la sociedad y sus representantes en la universidad pública como servicio social esencial? Yo desde luego estoy convencido de que la buena formación universitaria es la mejor garantía para la igualdad de oportunidades, la creación y transmisión de nuevo conocimiento y que ha de estar bajo el paraguas público.

En este contexto quiero concluir con una frase de Derek Curtis Bok, quien fuera presidente de la Universidad de Harvard: "Si cree usted que la educación es cara –dijo–, pruebe con la ignorancia".