Zaragoza alcanza este miércoles los 20 grados en un invierno atípico
Las temperaturas casi primaverales se dejarán sentir hoy y mañana con fuerza en el valle del Ebro.
Las temperaturas anormalmente altas en el valle del Ebro invitaban el martes en Zaragoza a tomar el vermú en una terraza en mangas de camisa y pasear con el abrigo invernal en la mano. La capital aragonesa alcanzó los 18 grados centígrados, como se podía leer en algunos termómetros urbanos del centro de la ciudad. El inusual calor para estos primeros días de enero se dejó sentir también con fuerza en Híjar (Teruel), que llegó a los 19,2 grados; Caspe (Zaragoza), a los 18,4 y Fraga (Huesca), a los 18,1.
Los termómetros han seguido subiendo este miércoles hasta alcanzar los 20 grados. Los zaragozanos que estos días disfrutan de sus vacaciones podrán echarse a la calle para aprovechar un comienzo de año en el que se pueden igualar los 20,6 grados centígrados, la efeméride de la temperatura más alta de los últimos tiempos, anotada el 8 de enero de 2016.
"Después del frente asociado a la borrasca de fin de año estamos en una situación de anticiclón con vientos de poniente, de sudoeste, que propician estas temperaturas inusualmente elevadas en el valle del Ebro", explicó el delegado territorial de la Aemet en Aragón, Rafael Requena. La ausencia de heladas, con mínimas que no bajarán de los 10 grados centígrados, también será significativa. Y es que funciona el efecto tapadera de las nubes. "El manto nuboso impide que el calor acumulado durante el día se disipe durante la noche", añade Requena.
No hay que confiarse, a partir del viernes regresa el tiempo gélido. "Las temperaturas en el valle del Ebro pueden descender hasta 10 grados y habrá que abrigarse muy bien para ver las cabalgatas de Reyes", avanza el delegado de la Aemet.
Situación de los embalses
El campo, a excepción de algunas comarcas como las del Pirineo, Prepirineo y Altas Cinco Villas, sigue teniendo sed. El desolador panorama de pérdidas, motivadas en buena parte por la sequía, que presentaron los sindicatos agrarios como balance de 2017 y el propio consejero de consejero de Desarrollo Rural de la DGA Joaquín Olona (las cifró en unos 60 millones de euros), se mantiene en el horizonte.
"Hemos pasado de una situación de alerta a una de emergencia, porque el agua embalsada a efectos de riego es una quinta parte de la que dispondríamos en una campaña normal". Son palabras de José Manuel Roche, representante en Aragón de la organización agraria UPA. "Las cebadas y trigos en secano no han nacido como debería ser y si lo han hecho ha sido de forma desigual y si no llueve se secarán. Hay incluso gente que está resembrando", puso como ejemplo. "En zonas como esta del Jiloca deberían caer entre 50 y 60 litros", calculó Roche.
José Manuel Penella, secretario general de UAGA, compartió esta opinión. "Hemos perdido dos meses en el ciclo del cereal de invierno, algunos campos no han nacido todavía y esto es inaudito. Además, los cultivos leñosos (árboles frutales y almendros) necesitan acumular horas de frío para tener un adecuado desarrollo radicular", apuntó Penella.
El tiempo no ha traído la lluvia necesaria para llenar los embalses, que siguen en niveles muy por debajo de la media de los últimos años. Los de la cuenca del Ebro están al 50,6% de su capacidad, con 3.865 hectómetros cúbicos de agua embalsada. Esto supone una evolución positiva desde la semana pasada, con un incremento de 132 hm3 . Esta reserva sigue siendo seis puntos porcentuales por debajo de la de esta este misma semana el pasado año hidrológico (4.326 hm3) y 14,4 puntos menos que la media de los últimos cinco años (4.962 hm3).
El embalse de Mediano, uno de los más importantes del Pirineo, se encuentra a menos de una cuarta parte de su capacidad (22%) y en la última semana apenas ha recibido 2 hectómetros cúbicos, poca cantidad si se tiene en cuenta que el año pasado tenía 266 hectómetros cúbicos más en estas mismas fechas.
