Contentos pero desconfiados

"El coste para los tramos pendientes es de 113,8 millones y solo se prevén 73".

Cuando se cumplen 48 años después de su cierre podemos estar más cerca que nunca de recuperar la comunicación ferroviaria con Francia y el norte de Europa por Canfranc. Salvo cuando, en la Cumbre hispano-francesa de Santander (2000), ambos países acordaron que la línea se reabriría "antes de 2007", nunca se había avanzado tanto hacia ese objetivo que, entonces, frustró un cambio de gobierno en el país vecino. Los estudios y proyectos que, con ayuda de la Unión Europea, van a redactarse en los próximos años deberán dar paso a las obras que permitan recuperar este enlace que Aragón necesita para desarrollar todo su potencial logístico, evitar la degradación del Pirineo a causa del tránsito de camiones y alcanzar un objetivo deseado por la mayoría de la población.

La Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Olorón (Crefco) cumplirá en 2018 un cuarto de siglo. Durante este tiempo hemos trabajado para que no se olvidase el ferrocarril de Canfranc, para que esta opción fácil, barata y ecológica para el transporte de viajeros y mercancías por el Pirineo central no sucumbiese primero frente al poderoso lobby de la carretera, luego frente a una política ferroviaria centrada en la alta velocidad, y también frente a la indiferencia de tantos políticos que nos daban la razón pero no hicieron nada para conseguir su reapertura. La experiencia de estos 25 años nos hace ser prudentes; por ello no olvidamos cosas como estas.

En base al acuerdo del año 2000, el ministro de Fomento Álvarez-Cascos (PP) lanzó los proyectos para modernizar la línea con ancho estándar europeo. El primero en ejecutarse fue el tramo Zaragoza-Huesca, por el que ahora solo circula el Ave que llega a Huesca, y el segundo la variante que evita el paso del tren por el centro de dicha ciudad. Cuando, en 2003, el Gobierno francés (UMP) se volvió atrás de la decisión adoptada por su antecesor (PSF-PCF-Verts), el ministro español decidió seguir adelante con los proyectos para el resto de la línea como la mejor forma de presionar a Francia.

Pero en 2005 la nueva ministra de Fomento, Magdalena Álvarez (PSOE), que tenía como número dos al oscense Víctor Morlán, envió instrucciones a las empresas que estaban redactando esos proyectos para que los redujeran a una simple renovación de plataforma y vía. Y cuando, al año siguiente, se los entregaron, los metieron en un cajón. Once años y dos gobiernos (PSOE y PP) después siguen sin ejecutarse. Tan solo se han realizado pequeñas mejoras por motivos de seguridad o puro mantenimiento de la línea, que sigue en tan mal estado que los trenes tardan en subir a Canfranc lo mismo que en los años ochenta del siglo pasado.

En 2015 Crefco pidió esos proyectos a Fomento y nos los negaron, pero en virtud de la Ley de transparencia pudimos conseguirlos. A precios de 2016, el coste previsto para los tramos pendientes (Alerre-Ayerbe, Ayerbe-Caldearenas, Jaca-Canfranc y estación de Canfranc) se eleva a 113,8 millones de euros. Sin embargo, en los dos últimos años los presupuestos generales del Estado han incluido una inversión plurianual, no ejecutada, de solo 80 millones y el actual ministro de Fomento, de la Serna (PP), anunció el viernes que hasta 2020 se prevé invertir 73 millones.

Si tenemos en cuenta que estos proyectos son de mínimos por ejemplo, no incluyen la electrificación, (muy conveniente en líneas de montaña), ni el coste del cambio de ancho de la línea, ni la construcción de una terminal de mercancías de ancho europeo en Zaragoza, concluiremos que, solo con este dinero, la línea de Canfranc no estará en condiciones de abrirse al tráfico internacional.

Bienvenida sea la inversión, pero seamos conscientes de que habrá que gastar después otro tanto para abrir la línea con tracción diesel. Y que, si queremos que sirva de verdad para el tráfico de mercancías, habrá que electrificarla. Por todo lo vivido en momentos anteriores, debemos y queremos ser optimistas, pero también tenemos que estar vigilantes de lo que se vaya realizando, bien sean estudios bien sean trabajos para que esto no tenga ningún parón ni vuelta atrás y suponga definitivamente la reapertura de la línea internacional por Canfranc.