Goya y Buñuel

Aragón se mira en los grandes creadores que ha dado para la historia de la cultura universal. Estos días se puede ver en Madrid, hasta el 4 de marzo (Museo Lázaro Galdiano), una exposición muy particular que reúne en clave de correspondencia el legado de dos de los genios más indiscutibles nacidos en nuestra tierra: el pintor Francisco de Goya y el cineasta Luis Buñuel. Ellos encarnan la esencia universalista que es propia de Aragón, y trazan en sí mismos aspectos de la identidad aragonesa que trasciende más allá de entornos históricos. Con una diferencia de 150 años entre ellos, sus figuras son símbolo de genialidad sin barreras y tenemos la suerte de que son aragoneses. Su audacia, al traspasar los límites de los marcos de referencia propios de sus respectivas épocas, los convierte en emblema del espíritu luchador, empecinado por asumir riesgos y visionario en esa cualidad de adelantarse al futuro que nos sirve de modelo cuando queremos hablar de la forma de ser de lo aragonés. La idea muchas veces extendida del individualismo a la hora de actuar de los aragoneses se hace bastante cierta al comprobar que no tenemos una sociedad civil verdaderamente organizada que nos lleve a logros colectivos, pero se contrapone al tesón característico que nos lleva a seguir adelante perseverando en las ideas una y otra vez hasta conseguir lo que sea; y se mira en espejo con una de las cualidades más necesarias: Aragón es tierra de supervivientes sobre todo. Aragón es Saturno a veces devorando a sus hijos, como el propio Goya reflejó en sus obras, y otras imprimiendo su fuerza misteriosa a través del sarcasmo y la socarronería, como bien reflejó Buñuel en muchas de las suyas. Esta exposición muestra a estos dos genios inconformistas, curiosos, investigadores de lo humano a través de sus propias indagaciones íntimas y críticos contra ciertos poderes y la sociedad que les toca vivir, como espejo donde deberíamos mirar esa verdad del genio aragonés que tenemos que proyectar como pueblo hacia el mundo y que a veces sale pero que, por lo general, aún nos tenemos que creer. ¿No es una buena forma de dar la bienvenida al año 2018 empeñarnos en sentirnos orgullosos de Aragón y los aragoneses?