Alforque: un escalador llave en mano

José Miguel Elías fue profesional del ciclismo en la primera década de este milenio, y desde su retirada ejerce de fontanero (tradición familiar) en su Alforque natal y toda la Ribera Baja del Ebro.

Antonio Catalán pasea al lado de la barcaza Santa Pudenciana, en el futuro parque del pueblo.
Antonio Catalán pasea al lado de la barcaza Santa Pudenciana, en el futuro parque del pueblo.
Laura Uranga

José Miguel Elías cumple cuarenta y un años de vida a mitad de enero. Dejó el ciclismo profesional hace nueve: un accidente le postró a finales de 2007, en el sexto y último de sus seis años en el Relax Fuenlabrada. Aunque regresó en 2008 para competir con el equipo Contentpolis Murcia, hubo de colgar la bici a finales de temporada tras una nueva caída grave: no se planteaba correr mermado. Aún lleva unas placas y algún tornillo en el brazo, y no ha recuperado la extensión completa de la extremidad. Las lesiones ya habían lastrado años antes una trayectoria que se aventuraba brillante; Josemi –así le llaman los suyos– subía de fábula, tenía el instinto asesino del ganador y siempre fue rentable para su equipo en una u otra función: se dejaba ver, y no daba una batalla por perdida.

Desde entonces, y sin dejar nunca la bici como aficionado, se ha consagrado en cuerpo y alma a la profesión que ejerció su padre hasta la jubilación: fontanero. La Ribera Baja del Ebro es su Tour de Flandes, una París-Tours rompepiernas, curvera y hermosa que realiza a diario desde el vehículo del director, que ahora es el suyo.

Alforque: un escalador llave en mano

Por rachas

"Mi carrera ciclista ha sido un poco rara –comenta Josemi– porque empecé muy joven, luego lo dejé cinco años y lo retomé ya con veintitrés; estuve apenas dos años de amateur antes de dar el salto a profesionales. Mi mayor triunfo fue en la Vuelta a Portugal en 2004, pero tengo un recuerdo muy especial de la Euskal Bizikleta, la Vuelta al País Vasco y las tres Vueltas a España que corrí, de muchos días en el podio con el ‘maillot’ de la montaña, aunque al final no me llevara esa clasificación".

La carrera por etapas más importante de nuestro país le dejó el mejor de los recuerdos: un podio muy especial, a ras de suelo, en el centro de los suyos. "Mi pueblo me apoyó siempre, eso sí que es un orgullo. Se organizaron autobuses a Madrid, vino gente de toda la comarca. En la meta había tres grupos grandes de aficionados: los de Roberto Heras, que ganó esos años, los de Alejandro Valverde, que ahí sigue, y los que vinieron por mí".

Elías se codeó con los mejores muchas veces. "En Fuenlabrada fui líder del equipo varios años, y tuve compañeros buenísimos como Paco Mancebo, Santi Pérez, Ángel Vicioso u Óscar Sevilla; estos dos aún corren, son de mi quinta. Óscar vive en Colombia y sigue disputando el triunfo en cada carrera; Paco se dedica más a la bici de montaña, fue y es mi mejor amigo dentro del ciclismo. De mis años, el que impresionaba en el pelotón era Jan Ullrich, su físico no parecía el de un ciclista".

La Subida al Poyo que organiza anualmente junto con su amigo de Alborge Santi Artigas es el contacto directo que mantiene Josemi Elías con su deporte. "Es importante para la comarca, llevamos ya siete años y es una verdadera fiesta para Alforque y también para Alborge, se vive al máximo y tratamos de cuidar los detalles".

Un Supermario sin bigote

Lo de la fontanería viene de lejos para Josemi, influencia paterna aparte. "Sabía que mi futuro estaba ahí. Mi padre me pasó su clientela al jubilarse y he ido cogiendo también la mía; me gusta. La furgoneta me lleva por todos estos pueblos, y es una excelente manera de ganarse la vida".

El orgullo de José, su padre, es doble; los éxitos deportivos y la realización profesional de su chaval. "Como fontanero lo hace muy bien, igual que lo hizo antes de ciclista. En juveniles fue un ir y venir constante por las carreras, cada fin de semana para el norte, donde más competía. De edades y amateur tiene como ciento cincuenta trofeos. Nos juntábamos también los padres: el de Vicioso, el de Pelegrín... era una aventura continua". "Los trofeos de profesional son menos, los tengo yo", apunta Josemi con una sonrisa.

El superveterano entusiasta

Antonio Catalán es el alcalde de Alforque desde las primeras elecciones democráticas: uno de los más duraderos de España. Tiene otro título honorífico: amigo de los Elías. Está feliz por el respaldo de sus compueblanos porque, y lo dice orgulloso, van todos a una por el pueblo: vamos, que se marcan un Fuenteovejuna cuando toca. "Me presenté, fui volviendo y aquí sigo; siempre digo que ya va siendo hora de irse, pero por Alforque, todo. Es un buen pueblo, no hay riñas; somos treinta escasos viviendo, unos setenta censados, y tenemos piscinas, frontón, pista de pádel, campo de fútbol y una señora hoguera para San Fabián y San Sebastián".

De la barcaza fuera del Ebro al fuego purificador

Santa Pudenciana es la patrona de Alforque, sus fiestas son en mayo y con su nombre se ha bautizado a la barcaza con la que cuenta el pueblo desde hace unos años. Inspirados por una iniciativa de Boquiñeni, el alcalde y el concejal Alberto García se afanaron en obtener los fondos para construirla y recordara la tradición del paso delEbro; antaño, la barcaza era el medio preferencial y más práctico para llegar a la vecina Sástago. Hace dos años, la riada hizo destrozos severos en la barcaza, y la inversión para lanzarla de nuevo al agua era demasiado onerosa para el municipio, que la ha colocado en tierra, junto a la casa del barquero;la idea es convertirla en el símbolo de un parque. Otro icono alforquino es la hoguera de San Fabián y San Sebastián (tercer fin de semana de enero) que se prepara durante varias semanas en la plaza con aportes de leña (hasta diez toneladas, con el pino como protagonista) de todo el pueblo. Las llamas alcanzan los ocho metros.

LOS IMPRESCINDIBLES

Iglesia de San Pedro

Incendiada en 1927 y devastada en la contienda civil, su construcción original data de finales del siglo XVI. De estilo gótico, hace un lustro restauró sus fachadas; anteriormente se habían ejecutado obras en la torre y los tejados.

Los meandros encajados

Para disfrutar del sinuoso paso del Ebro por la zona se puede seguir la ruta de los meandros encajados, que nace en Alforque y continúa por el azud de Cinco Olivas, Alborge y Sástago hasta llegar a Escatrón.

El tercer JaJa Rock

En enero de 2016, el proyecto ‘Cuidadanía’ –sic– de la comarca llevó a Alforque la tercera edición del Jaja Rock, con tres bandas como protagonistas: Moon Teenagers (Pina y Quinto), IO2 (Pina) y The Bronson (Zaragoza).

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