Encontrar a estas alturas una casa rural de diez o doce plazas en el Pirineo oscense, próxima a las pistas de esquí, o en zonas como Albarracín, Gúdar-Javalambre o Matarraña para despedir el año en familia o con amigos es misión imposible. "Los alojamientos de máxima capacidad han colgado el cartel de completo para los últimos tres días del año. Y ese 10% que queda libre son viviendas para entre cuatro y seis personas y pequeños apartamentos que se alquilan por separado", resumió ayer el presidente de la Asociación de Turismo Rural de Aragón (Faratur), Jesús Marco.

La tendencia de los últimos años se mantiene y los clientes reservan con bastante antelación. "Hay gente que lo hace de un año para otro y si en verano han encontrado un sitio que les gusta no se lo dejan escapar", ratificó Marco. Una gran parte de las estancias, puntualizó, se limitarán a las dos o tres noches centrales entre el viernes y el lunes. "Aunque se diga que la crisis ha quedado atrás y hay un repunte del consumo, el nivel de gasto todavía no es comparable al de antes de 2008", dijo Marco.

Este buen nivel lo constata también el responsable de la Asociación Turismo Verde Huesca, Francisco Parra, aunque en su caso habla de una permanencia media de los clientes de cuatro días. No obstante, se muestra prudente y advierte de que la "realidad meteorológica" determinará la afluencia final y que se puedan producir "tanto más incorporaciones como anulaciones".

Las previsiones también eran positivas desde hace días para los valles pirenaicos próximos a las estaciones de esquí tras el buen inicio de la temporada el pasado puente de la Constitución. De momento, los mejores pronósticos se están cumpliendo y ayer ya se dejó sentir con fuerza la entrada de clientes. Las nevadas que empezó a dejar la borrasca Bruno pueden convertirse en el perfecto reclamo.

La gerente de la Asociación Turística Valle de Tena, Sandra Lecina, cifra la ocupación de esta semana en un 80%, aunque se espera llegar al 90% con las contrataciones de última hora. Los mismos datos maneja su homólogo de la Jacetania, Juan Carlos Artero. Desde el Valle de Benasque, el responsable de la agrupación turística, José María Ciria, espera que finalmente "se ronden" estos porcentajes, aunque también advierte de que la facturación definitiva "depende en buena parte del tiempo".

Más allá del esquí

La ocupación resulta también alentadora en localidades y comarcas que no dependen de los complejos invernales. La situación de las capitales aragonesas es desigual. Mientras en Teruel y Huesca ronda el 90%, en Zaragoza se sitúa en el 40%.

"Los hoteles que ofrecen paquetes especiales con cena, cotillón, habitación y desayuno para Nochevieja van a rozar el lleno, sobre todo con gente procedente de Valencia y Castellón", cuenta el presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Teruel, Juan Ciércoles. En la capital oscense, los establecimientos acogen a partir de hoy a buena parte de los participantes del torneo de fútbol de categorías inferiores Aragón Cup que se disputa entre mañana y el sábado. " Hay un bajón el día 30, pero para Nochevieja y Año Nuevo esperamos volver a estar como mínimo en el 90%", aseguró Roberto Pac, presidente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca.

Nada que ver con los hoteles urbanos de Zaragoza . "Aunque la gente se mueve cada vez más en Nochevieja, aquí la actividad se ralentiza, ya que como destino urbano estamos en temporada baja y el cliente de empresa tampoco celebra eventos", subrayó el secretario general de la Federación de Empresarios de Hostelería de Zaragoza, Jesús Boillos.

Y aunque la nieve también tiene su repercusión en la comarca de Gúdar-Javalambre, el presidente de su colectivo turístico, David Blanco, espera colgar el cartel de completo gracias a las posibilidades que ofrecen la naturaleza, la gastronomía y el patrimonio. Una impresión que comparte Begoña Sierra, gerente de los empresarios de Albarracín. "Ahora hay que esperar que la meteorología nos acompañe", concluyó.