La historia negra de Aragón acumula triples crímenes

Los asesinatos de Andorra han conmocionado a los aragoneses como antes, desgraciadamente, lo hicieron otros criminales que engrosan la lista de homicidas múltiples.

El detenidos tenía varias armas en su casa
Detienen a un atracador en Zaragoza que intimidaba a sus vícitimas a punta de pistola
Policía Nacional

El paso por Aragón de Norbert Feher, conocido también como Igor Vaclavic o Igor el Ruso, se recordará siempre con la más absoluta de las indignaciones y una enorme tristeza. Indignación por que las Fuerzas de Seguridad del Estado no supieron detectar a tiempo la presencia en Teruel de este criminal serbio, con un amplio historial delictivo en Italia, Alemania y Serbia. Tristeza por que nada consolará jamás a las familias de las víctimas.

Asesinatos, atracos, tenencia ilícita de armas, agresiones sexuales... Su lista de delitos violentos puso en alerta en su día a las policías de esos países, que luego emitieron órdenes internacionales de búsqueda que, a la vista está, no tuvieron éxito.

Desgraciadamente sus tropelías en Aragón tienen espejos en los que reflejarse. Su forma de actuar recuerda a la que tenían los miembros de la que fue bautizada como ‘banda de las carreteras’ o de las ‘gasolineras’, y que estaba integrada por los Flores, uno de los clanes familiares de delincuentes más violentos y sanguinarios que pisaron estas tierras. Entre 1989 y 1991 cometieron asesinatos, violaciones y robos en Aragón, por los que fueron condenados a más de 200 años de cárcel.

Un enfrentamiento a tiros con policías locales de Zaragoza en el barrio de Montañana, en diciembre de 1991, permitió desarticular la banda. En el tiroteo resultó gravemente herido un agente y murió uno de los hermanos. Los otros fueron juzgados primero en la Audiencia de Huesca, donde les cayó una condena de 117 años de prisión por el secuestro en 1991 de una joven de Alcarrás (Lérida) y una pareja de novios de Fraga y las repetidas violaciones a las que sometieron durante cuatro horas a las dos mujeres. Luego fueron condenados por la de Zaragoza a 39 años de cárcel por intentar matar al agente.

Disparos a la menor resistencia

En su historial figura, por ejemplo, el asesinato en 1990 de un joven francés al que asaltaron cuando descansaba con su novia en una furgoneta en Zuera; o el atraco a un matrimonio alemán al que dispararon siete veces cuando pernoctaba en un área de descanso cerca de Alfajarín. En esos años también mataron a dos camioneros, uno en Burgos y otro en Valladolid, y a un turista francés en un área de descanso de Tarragona. Su modus operandi era siempre el mismo: asaltos con violencia y, a la menor resistencia, disparos sin contemplaciones sobre sus víctimas.

Los Flores eran delincuentes desde la cuna. Cuando llegaban al mundo, el patriarca del clan, Cristóbal Flores Valverde, les inscribía en distintos registros parroquiales, tanto de Navarra como de Huelva, y les proporcionaba diferentes partidas de nacimiento para que pudieran usar distintas identidades.

Otro triple crimen fue cometido en el verano de 1993 por el ciudadano alemán y vecino de Mequinenza Werner Mittermeier. Este hombre, que luego fue condenado a 88 años de cárcel, mató a tiros a sus tres socios en Fayón, Pobla de Massaluca y Deltebre. Mittermeier y sus tres víctimas tenían en común su afición por la pesca del siluro y se dedicaban a traer turistas centroeuropeos a los pantanos aragoneses. En su defensa alegó que sufría una depresión al haber muerto su perro, único ser con el que tenía una relación afectiva, pero detrás había desavenencias con sus socios por la compra de unos terrenos.

En esta historia negra tiene su lugar también el zaragozano Fernando Domínguez, quien junto a su amigo Antonio Navarro, emprendió en marzo de 1997 un viaje a Soria con el objetivo de asaltar un furgón en un supermercado. Domínguez había convencido a su amigo de que este dinero serviría para emanciparse de la familia. El plan no salió como habían previsto y, en la noche del 1 de marzo, Navarro y el teniente de la guardia civil Alejandro García morían tras un tiroteo en Matalebreras. Dos días más tarde, Domínguez mató a Borja Guisande, de 21 años, para robarle la moto y seguir una huida a la que puso fin un centenar de guardias civiles que iban tras él.

Otro caso que conmovió a los aragoneses fue el del parricida de Jaca. Francisco Javier Alegre, de 22 años, apuñaló hasta la muerte a sus abuelos paternos y a su tío, tetrapléjico. Después, confesó el crimen a su madre y se entregó. Aunque nunca quedaron claros sus motivos, no hubo dudas sobre la autoría. En 1992, Francisco fue condenado a 57 años de prisión.

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