El tráfico pesado crece mientras sigue en el aire la obligación de que los camiones circulen por autopistas

DGA y Fomento no han avanzado en su plan para dirigir el tráfico hacia las vías de peaje. Mientras, el tráfico de mercancías y camiones sigue creciendo desde 2014.

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Camiones circulando por la N-II
J.M. Marco

Desde el pasado 2 de diciembre todos los transportistas que parten desde Zaragoza con destino al País Vasco tienen la obligación de, al menos en La Rioja, abandonar la carretera N-232 para transitar exclusivamente por la AP-68. En total, 155 kilómetros entre Zambrana (Álava) y Tudela (Navarra), que están siendo bonificados con un 75% del peaje, pero en los que los camiones se exponen a multas de más de 500 euros si se les ve circulando por la carretera nacional.

Esta drástica medida, impulsada por el Gobierno riojano y Fomento, es similar a la que el Ministerio central evaluó con la DGA el pasado invierno, donde también se puso sobre la mesa la necesidad de desviar el tráfico pesado para reducir la alta siniestralidad que tienen en Aragón la N-II y la N-232, dos de las vías más negras de la Comunidad y cuyo desdoblamiento en autopista no acaba de seducir a muchos viajeros y transportistas por su coste.

Por el momento, según explican fuentes del Departamento de Vertebración y Territorio, la aplicación de esta obligación a los camiones en Aragón sigue en estado de espera. La DGA solicita que se haga un esfuerzo por sufragar completamente el coste del peaje a los transportistas, algo en lo que Fomento no está dispuesto a ceder hasta la fecha. Y ello a pesar de que esta posibilidad lleva barajándose ya un par de años, en concreto desde 2015, cuando el Ministerio incluyó las dos autopistas aragonesas (AP-68 y AP-2) para un proyecto piloto que obligaba al desvío obligatorio, aunque finalmente los tramos aragoneses que iban a ser los de mayor distancia con esta obligación de toda España, acabaron siendo retirados.

Sin embargo, el desvío forzoso por el peaje en La Rioja ha vuelto a abrir la incertidumbre entre transportistas y también el debate sobre cómo abordar un asunto que, con un tráfico pesado al alza, parece ineludible para reducir el número de siniestros.

“La seguridad vial es lo primero para el transportista, y sabemos que el camino va hacia desviar el tráfico pesado a las autopistas y autovías, pero esto no se puede hacer repercutiendo el coste al trabajador. En el transporte se manejan costes muy altos y cualquier diferencia en el beneficio puede hacer que una operación deje de ser rentable”, explica María José Pardo, gerente de la Asociación Empresarial de Transportes Discrecionales de Mercancías de Aragón (Tradime).

A las quejas de los transportistas se suma además que las autopistas de gestión privada suelen tener carencias a la hora de habilitar puntos de descanso, servicios y gasolineras, añadiendo también que casos como el desvío de La Rioja, se ha realizado por parte de Fomento dando muy poca información al sector y sin contar con su opinión.

11.000 camiones en la N-232 y la N-2 por solo 3.200 en las autopistas

En Aragón hasta la fecha se ha optado por bonificar e incluso eximir del pago de los peajes en algunos tramos concretos a los camiones para invitar a que tomen las opciones de peaje. Un práctica que va camino de cumplir la década, con estas bonificaciones sufragadas entre DGA y Gobierno central, pero que parece que no acaban de funcionar.

En total según los últimos datos de Fomento correspondientes a 2016, los tramos más conflictivos de la N-232 soportan un tráfico pesado diario de 6.300 camiones, lo que representa casi el 54% de todo el tráfico de esta carretera. Por su parte, la N-II hacia Barcelona suma los 5.150 camiones diarios de media. En ambas vías, pendientes aún de obras para su desdoblamiento y de las más críticas de Aragón, el tráfico pesado ha repuntado en casi 700 camiones más en la primera y 150 en la que dirige a Cataluña desde el año 2012, momento en el que la crisis económica azotó al transporte al igual que a otros sectores.

Los datos redundan también en las operaciones de transporte por carretera, que tras tocar suelo en 2014 han pasado de 4,6 a 5,7 millones este año, teniendo solo en cuenta las que tienen como origen Aragón.

En las autopistas aragonesas, el tráfico pesado también crece a pesar de las dudas sobre las bonificaciones. En total, según los datos de Fomento, una media de 1.850 camiones circulan cada día por tramos de la AP-2, aunque llegando a 2.500 en su tramo que está totalmente bonificado entre Alfajarín y Pina. Por su parte, el tráfico de camiones en la AP-68 es superior a los 1.350 vehículos. En ambas vías el tráfico sube entre un 5 y un 10% en función de los tramos con respecto a los últimos años, pero sigue siendo hasta cinco veces inferior que en sus paralelas gratuitas.

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