¿Son inocuas las pruebas diagnósticas?

Los escáneres y las radiografías emiten radiación, mientras que las ecografías y las resonancias no.

Las cifras hablan por sí solas. En Aragón se hacen unas 350.000 pruebas diagnósticas al año, lo que supone la friolera de unos 9.000 Tomografías Axiales Computarizadas (TAC), 14.000 ecografías o 3.000 resonancias al mes. Pero, ¿se hacen demasiados exámenes de este tipo?, ¿qué consecuencias puede tener para la salud la exposición a la radiación?

Los expertos insisten en la revolución que han acarreado estas técnicas de imagen, su necesidad y utilidad, pero también aseguran que hay que valorar los beneficios respecto los "posibles riesgo que entrañan para la salud", bien por la radiación que irradian o por las afecciones o alergias que incluso pueden causar los contrastes utilizados para "potenciar la señal".

No obstante, no todas las pruebas dejan las mismas secuelas en el organismo. Mientras  las ecografías y las resonancias magnéticas no irradian, las radiografías convencionales y la Tomografía Axial Computarizada (TAC), más conocido como escáner, sí que generan radiación (en diferente medida según el tipo). Normalmente, una persona está sujeta a una radiación natural de entre 2,5 y 3 mSv (millisievert), dependiendo donde vive, ya que a más altura más radiación. Una radiografía de una extremidad tan solo genera una radiación de 0,001 mSv (millisievert), lo que supone 3 horas de radiación natural. Pero un escáner convencional de abdomen y pelvis alcanza una radiación de 10mSv (milllisievert), lo que equivale a una radiación natural de 3 años.

 

"Los escáneres son una herramienta excepcional, pero lo fundamental es contar con equipos que puedan generar bajas dosis de radiación. Hay máquinas que permiten una reducción en la dosis de entre 50% y 80% en relación con los tradicionales. En eso se está trabajando", asegura el jefe de sección de Radiología de Urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza, José María Artigas.

Este profesional recuerda que estas técnicas han revolucionado la medicina, pero también tienen unos efectos que hay que poner sobre la mesa. Por ello, insiste en la responsabilidad tanto del médico que la prescribe como del radiólogo que hace la prueba para considerar su idoneidad o no. Explica que son los organismos jóvenes los "más sensibles" a la radiación y que hay estudios que revelan que entre un 1% y un 2% de los nuevos tumores se deben a radiaciones recibidas con fines diagnósticos. "Esto no quiere decir que no se hagan, pero siempre las adecuadas y necesarias", manifiesta.

Pero, además, Artigas destaca que en la balanza también hay que tener en cuenta otras cuestiones, como el coste que generan a la sanidad y el incremento de la lista de espera. "A casi un 40% de los pacientes a los que se les hace un escáner se les localiza una lesión incidental, la mayoría sin relevancia clínica, pero esto supone nuevas pruebas o estudios", explica el jefe de sección de Radiología de Urgencias del Miguel Servet. Solo en Urgencias se hacen al año casi 100.000 radiografías, 15.000 TACS y 10.000 ecografías.

A pesar del volumen de pruebas prescritas, unas 350.000 sin contar las radiografías convencionales, algunos expertos consultados aseguran que Aragón se encuentra en la media de comunidades españolas y no destaca por una "sobre prescripción" o "abuso" de las mismas. Sí que muchos profesionales insisten en la "educación poblacional", ya que muchas veces son las personas las que requieren pruebas diagnósticas.

En ese sentido, el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, también matizó el lunes que el objetivo de los responsables sanitarios es conseguir que las solicitudes de estas pruebas sean las "adecuadas", ya que insistió en que "no son inocuas".

El anillo radiológico puesto en marcha hace un año supone un cambio en la manera de trabajar, ya que la lectura de cualquier prueba de imagen puede hacerse por un radiólogo ubicado en cualquier centro de la Comunidad aragonesa.

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