Kilos y lecciones de solidaridad

Aceite, legumbres, leche, potitos, latas y más productos donados por ciudadanos han hecho que la 5ª Gran Recogida haya superado las expectativas.

Araceli Giral, Isabel Gargallo y Merche García, jubiladas voluntarias, clasifican los productos.
Araceli Giral, Isabel Gargallo y Merche García, jubiladas voluntarias, clasifican los productos.
Oliver Duch

El frío con el que amaneció ayer Zaragoza no echó para atrás a los miles de personas solidarias que quisieron aportar su granito de arena en la 5ª edición de la Gran Recogida del Banco de Alimentos. Una cita nacional que se celebra cada año y que en Aragón involucra a más de 320 establecimientos. Durante las jornadas del viernes y el sábado estos locales tuvieron a voluntarios en sus puertas informando de la posibilidad de donar a todos los ciudadanos.

El sábado por la mañana es un momento clave para hacer las compras de la semana. Sin embargo, ayer no era un sábado cualquiera, ya que era el último día de la Gran Recogida del Banco de Alimentos. Araceli Giral, Merche García e Isabel Gargallo son tres jubiladas voluntarias de alma altruista que siempre aportan su granito de arena en este proyecto solidario. Ellas fueron las encargadas de repartir bolsas y de informar a aquellos zaragozanos que entraban en el supermercado de El Árbol de la calle de Cinco de Marzo, uno de los casi 240 puntos de recogida de la capital aragonesa, de la posibilidad de donar una parte de sus compras a los más necesitados. Eso sí, la mayoría de personas ya conocen la iniciativa y participan todos los años. «Se están viendo muchas lecciones de generosidad», señaló Araceli mientras cargaba con las bolsas de un ciudadano. Este generoso comprador se acercó al local únicamente para donar alimentos, ya que después de llenar ocho bolsas y pagar cerca de 80 euros se fue con las manos vacías. «Me parece una solución buena dado que no hay otras mejores, porque creo que esto no tendría que darse», lamentó este vecino. «Me produce congoja que tenga que hacerse esto», añadió.

Aunque la mañana amaneció fría, sobre las 12 del mediodía el ir y venir de los compradores aumentó los donativos. Con carros, cestas o bolsas, la mayoría de los ciudadanos aportó alimentos que las voluntarias se afanaban en clasificar. Desde la Fundación especificaron como productos prioritarios las conservas de pescado, los alimentos infantiles, la leche, el cacao, el aceite, las galletas, las conservas vegetales, el azúcar, la harina o el tomate frito. No obstante, cualquier alimento no perecedero fue bien recibido. «Es para que los que no tienen lo pasen lo mejor que puedan estos días», afirmó Elena Salas, una vecina que llenó su carro para donarlo, con cerca de 50 euros en productos. «Siempre colaboro, he sido voluntaria muchos años, pero ahora con la cadera medio rota no puedo», concretó.

Generosidad humana

«Una señora me ha dicho que era jubilada, con una paga muy pequeña y ha traído un carro lleno», relató Giral, una de las más de 3.200 voluntarios que ayudaron en Zaragoza y provincia. «Hacen un trabajo fenomenal, nunca fallan», subrayó Aurelio Forcano, coordinador de los voluntarios del establecimiento. Estas personas hacían turnos de tres horas. «A nosotras se nos pasa muy rápido porque estamos muy entretenidas», comentaron las jubiladas, aunque ellas también señalaron que en cuanto acabaran su turno entrarían a comprar productos para donarlos.

El presidente del Banco de Alimentos de Zaragoza, José Ignacio Alfaro, hizo una valoración «positiva» de esta campaña. «El tiempo no nos ha acompañado, el viernes llovió y el sábado ha hecho mucho frío, pero ha habido mucha participación», indicó Alfaro, quien también espera «superar la expectativa de 500.000 kilos». Gracias a esta Gran Recogida la Fundación intenta vivir casi todo el año. No obstante, hacen más campañas de menor tamaño en empresas, centros escolares y otros lugares.

Tras estos dos días intensos comienza el siguiente paso: la clasificación. Durante todo el mes de diciembre, en la Feria de Muestras de Zaragoza dividirán los alimentos. «Lo primero es identificar la leche que se caduca antes,  lo hacemos por quincenas», manifestó el presidente. Ayer por la tarde a este lugar ya llegaron seis camiones cargados.

En la provincia de Huesca el reto era sobrepasar los 100.000 kilos recogidos en 63 establecimientos y con la ayuda de más de 1.500 voluntarios. Mientras que en Teruel esperan superar los 69.000 kilos que lograron el año pasado. El Banco en esta zona está controlado por la Fundación Térvalis y beneficia a más de 4.100 personas a través de 26 entidades. Los kilos exactos se sabrán en unos días, tras contar los palés de los cerca de 320 establecimientos de la Comunidad.

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