Inquinosa: la empresa que contaminó Sabiñánigo de lindano

Los residuos de la fábrica de insecticidas se vertieron sin ningún control en Sabiñánigo y otras localidades cercanas.

Exterior de la antigua fábrica de Inquinosa (2014)
Exterior de la antigua fábrica de Inquinosa (2014)
Soledad Campo

Industrias Químicas del Noroeste S.A. (nombre completo de Inquinosa) comenzó su actividad en Sabiñánigo en 1975. Los propietarios de la empresa levantaron la planta para la producción de un plaguicida de uso agrario y ganadero compuesto por lindano (pesticida altamente tóxico, cancerígeno y prohibido en la actualidad en casi la totalidad de los países del mundo).

Ya desde el principio los residuos de la factoría se arrojaban sin control en los vertederos de Bailín y Sardas, así como en un barranco cerca de Jaca, contaminando tanto el suelo como el agua del río Gállego.

No fue hasta 1986 cuando los ecologistas de la Asociación de Defensa del Pirineo Aragonés (Adepa) pusieron las primeras denuncias por contaminación, siendo todas ellas archivadas.

Primer artículo publicado en HERALDO DE ARAGÓN (26 de mayo de 1987) sobre la contaminación por lindano en Sabiñánigo.

En 1987 los medios de comunicación se hicieron eco del problema, y poco después, el Gobierno de Aragón solicitó a Inquinosa la redacción de un nuevo plan para la transformación de los residuos sin que afectara al medio ambiente. El cierre temporal de la empresa en 1989 se convirtió en permanente al no aprobar la DGA los informes planteados hasta entonces.

Exterior de la fábrica Inquinosa
Exterior de la fábrica Inquinosa
HA

El propio Gobierno autonómico se querelló contra los máximos responsables de la empresa por un delito ecológico. La Audiencia Provincial de Huesca dictó sentencia en diciembre de 1994, absolviendo por falta de pruebas a José Manuel Cuartero (director de la factoría en Sabiñánigo), y condenando a 2 meses de cárcel y multa de 1 millón de pesetas (6.000 euros) a Jesús Herboso Pajarrón (director general de Inquinosa). El encausado no entró en prisión ya que su condena no superaba los dos años.

En 2003, una nueva sentencia (ratificada en 2009 por el Tribunal Supremo) obligaba a la propia empresa y a Herboso, como representante legal de la misma, al pago de 6,4 millones de euros, que en la actualidad ascenderían a algo más de 20 millones sumando los intereses. El pago aún no se ha hecho efectivo.

El daño causado por el lindano al ecosistema de las zonas afectadas en Sabiñánigo, así como de los pueblos aguas abajo, es imposible de cuantificar económicamente, aunque desde la DGA aseguran que harán falta un mínimo de 500 millones de euros para atajar el problema.

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