Falsedades históricas sobre la Corona de Aragón se cuelan en los institutos valencianos

La denominación de los monarcas y de la propia Corona son los errores más frecuentes en los manuales educativos.

Manual de 3º de ESO de la editorial Ecir-Tabarca-Marfil.
Manual de 3º de ESO de la editorial Ecir-Tabarca-Marfil.

La supuesta "Corona catalanoaragonesa", invención del independentismo sobre la que pivota buena parte de su argumentario pseudohistórico, ha traspasado los límites administrativos de la región catalana para entrar en algunos de los libros de texto que se emplean en los centros educativos de la Comunidad Valenciana. Esta denominación es solo la punta de lanza de una revisión interesada de la trayectoria de la Corona de Aragón y de los territorios que la integraban, cuyos monarcas tampoco escapan al falseo. El Síndic de Greuges (equivalente al Justicia aragonés) ha recibido decenas de quejas en este sentido, buena parte de ellas recopiladas por la Plataforma Valencianista, una asociación registrada en la Generalitat que pretende poner el foco sobre los ataques a la historia de la Comunidad Valenciana y, por extensión, de la Corona aragonesa.

Esta organización sin ánimo de lucro cuenta con una base de datos de todas las falsedades y medias verdades, tanto en publicaciones y documentos oficiales como en materiales didácticos. Estos últimos soportes son, debido al público al que se dirigen, los que más preocupan. Hay libros de texto, como el manual de Lengua y Literatura de 3º de la ESO de la editorial Teide, que hablan de Pedro el Ceremonioso como "Rey de Cataluña" en el mismo temario en el que se abunda sobre la "Corona catalanoaragonesa". Jaime I no se libra de la reinterpretación y en el libro de Ecir-Tabarca-Marfil del mismo curso (alumnos de 14 a 15 años) se refiere a éste como "rei cristià de Catalunya i d’Aragó". Este título aparece en un cuadro en el que se explica a los jóvenes los orígenes del pueblo valenciano.

La realidad es que ni ellos ni sus antecesores y predecesores emplearon para sí mismos la citada denominación. "Es a todas luces incorrecto. Jaime I era Rey de Aragón y conde de Barcelona y no cabe otra lectura. Desde 1164, el conde de Barcelona fue siempre el rey aragonés. En esa fecha, Alfonso II, hijo de la reina Petronila y del conde Ramón Berenguer IV, fue al tiempo rey de Aragón y conde de Barcelona, por este orden de precedencia. Hasta hoy. Hay nacionalistas que se atormentan por el hecho de que el principal de los nobles catalanes, antes de tener un hijo con la reina de Aragón, no fuera rey, ni Cataluña reino, sino un conjunto de condados que fueron aunándose por los soberanos comunes, herederos de los linajes de Aragón y Barcelona", recuerda Guillermo Fatás, catedrático emérito de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza.

No sólo los institutos de Secundaria son el objetivo de las denuncias, que acaban siendo derivadas a la consejería de Educación. También las reciben centros de formación de adultos como el de San Carlos de Ontinyent, que en su revista también catalaniza el título de rey de Jaime I ("el rey catalán que cambió la historia") y habría jalonado su fachada con una bandera valenciana alternativa, distinta de la oficial.

Convertir a Jaime I en rey de un reino inexistente es un recurso común dentro del movimiento independentista. Una editorial catalana publicó el año pasado una biografía ilustrada del monarca enfocada al público infantil que arranca de la siguiente manera: “Jaime I es hijo de Pedro I el Católico y de María de Montpellier. Tendrá el honor de ser rey de Cataluña, pero su infancia no será fácil”.

Corona “catalanoaragonesa”

En los manuales educativos sesgados y en el conjunto de materiales secesionistas con un supuesto trasfondo histórico, la Corona de Aragón se convierte en “catalanoaragonesa”. Un término moderno y que falta a la verdad que también salpica al sistema educativo valenciano. “No existió una ‘confederación catalano-aragonesa’”, arguye Fatás, quien recuerda que “el pacto entre el rey y el conde va de arriba abajo. La boda de Petronila y Ramón Berenguer IV no tiene nada de confederal, es un pacto entre príncipes que unen dos familias en una sola que ejercerá la soberanía. El conde aceptó literalmente al rey como ‘rey, señor y padre’. Se convirtió, pues, en súbdito, vasallo e hijo del rey de Aragón y por eso murió sin titularse rey”.

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