El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón ha detenido por un presunto homicidio imprudente a la madre del niño discapacitado que murió el pasado 29 de julio en el incendio de su casa en el barrio Oliver de Zaragoza. Cuando se produjeron las llamas, el pequeño Andrei, de 9 años y con una incapacidad del 97%, se encontraba solo en la vivienda. Su madre Irina D., de 32 años y que se encargaba en solitario de su cuidado, había bajado a comprar.

Los investigadores localizaron el origen del fuego en la vitrocerámica de la cocina, ubicada en el número 92 de la calle de Antonio Leyva. Sin embargo, la madre del menor dijo desde el principio que ella no había utilizado la placa desde el día anterior. La Policía le creyó, pero inició una serie de pesquisas que hace unos días llevaron a su arresto. La decisión de llamarla a declarar como investigada -ya lo había hecho antes, pero solo como testigo- se adoptó tras recibir un informe pericial de Teka, la marca fabricante de la vitrocerámica, que concluía que alguien había accionado el mando de la cocinilla, puesto que esta se encontraba en posición 2.

Los técnicos hacen también otras observaciones en su informe, como el hecho de que la placa no puede generar llama por sí sola y es necesario un combustible que al recibir calor provoque fuego. Descartan también la combustión instantánea, puesto que la vitrocerámica no presentaba ningún fallo técnico. Al parecer, al retirar y analizar la vitrocerámica siniestrada, se descubrió que en el interior había aceite, lo que requiere de un derrame prolongado.

Informada de todas estas circunstancias, según informa El Periódico, Irina D. volvió a insistir en comisaría que ella no había usado aquel día la placa. En cualquier caso, hay otros elementos que hacen sospechar a los investigadores que la madre del niño pudo provocar el incendio, no de forma voluntaria sino por una negligencia. Después de que ocurrieran los hechos, la joven señaló que había bajado apenas diez minutos al supermercado. Pero parece que estuvo al menos una hora fuera: esa es la conclusión a la que ha llegado la Policía tras analizar su tarjeta del autobús y ver el tiempo que invirtió en cada desplazamiento.

Tras contestar a las preguntas de los investigadores, la madre del pequeño volvió a quedar en libertad, a la espera de que el titular del Juzgado de Instrucción número 12, que se encarga de las pesquisas, la vuelva a citar.

Los vecinos han destacado siempre el mimo y cariño con el que esta mujer trataba a su niño , que nació con una parálisis cerebral que condicionó la vida de ambos. «Nunca dejaba a Andrei solo. A diario lo llevaba a un centro especializado, y si cuando estaba en casa necesitaba ir a cualquier sitio, o se lo pasaba a mi vecina María o a mí», relataba tras el suceso Feliciana Puerto, que vive en el mismo rellano que Irina D. «Lo traía con la silla, lo sentaba en mi sofá y yo lo cuidaba como si fuera mío. Bromeaba con él y le decía “aquí viene mi novio”, y parecía que me entendía y se reía», añadía emocionada esta mujer ya jubilada.