Monreal del Campo: un municipio fan del azafrán

Monreal del Campo tiene un museo dedicado a la preciada flor violácea desde hace más de treinta años, y vive un repuente en este cultivo tan apreciado en gastronomía y salud.

Dos flores del azafrán recién florecidas, en un terreno situado en las afueras de Monreal del Campo.
Dos flores del azafrán recién florecidas, en un terreno situado en las afueras de Monreal del Campo.
Laura Uranga

Monreal del Campo tuvo durante muchos años un tono violáceo en cada rincón de sus campos. Tierra de azafrán por antonomasia, vio como la tonalidad del pueblo cambiaba por completo allá por los ochenta. El cultivo de esta flor única empezó a repuntar a mediados de los noventa y hoy en día, con cifras todavía modestas en comparación a las de tiempos remotos, vuelve a ser referencia nacional del sector. La preciada planta es, sin duda, uno de los elementos identificadores de la zona, que junto con La Mancha y Valencia copa la producción de azafrán en España.

Monreal sufrió mucho en décadas pasadas por el cierre del matadero y el cebadero, importantes focos de empleo; el hecho golpeó duramente las aspiraciones de fijar población joven. Desde 1990 se cuenta con Piezas y Rodajes S. A. (Pyrsa), considerada la mayor fundición de acero de España, con 300 personas en plantilla y muchos monrealeros en ella: han sorteado bien la crisis, expandiéndose a nuevos mercados. Ahora bien, faltan más alternativas de empleo para personal con otras cualificaciones; dicen en el pueblo que muchos emigrados se hubieran quedado con gusto de existir esas otras opciones: en Monreal están cubiertos los servicios básicos, hay un buen nivel de actividades culturales, excelentes instalaciones deportivas... además, el área de servicio de las afueras es una parada fija para los autobuses de varias líneas.

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Mari Carmen Fuertes es la directora del Museo del Azafrán de Teruel, responsable de la Biblioteca Municipal y galvanizadora de multitud de iniciativas culturales en el municipio. Explica que la tradicional celebración de las Jornadas de Azafrán tuvo este año una deriva atípica, debido a la inusual climatología vivida en este curso. "Hemos tenido mucho calor y poca lluvia, lo que se ha traducido en una floración irregular del azafrán; empezó muy pronto, luego se paró… en fin. Los visitantes de este año no han visto el fenómeno en todo su esplendor; es como la de los cerezos, mundialmente famosa, hay un factor de riesgo que te puede fastidiar la experiencia".

La batalla del precio

Las producciones actuales en Aragón son más limitadas que antes, pero el Jiloca, Gallocanta, el campo de Visiedo y Muniesa (otrora gran exponente) siguen liderando el sector, con importantes reducciones en cantidad desde los ochenta y un leve repunte actual. Para hacer un kilo de azafrán (unos 2.300 euros en el mercado actual) se necesitan 200.000 flores, y se trabajan de una en una. Dejando aparte el periodo de recogida y ciñéndose a la tarea desempeñada el resto del año, mantener el campo es otro reto capital, desde evitar los herbicidas de campos cercanos a sacar las malas hierbas y cuidar el suelo. El uso culinario es el principal, sobre todo para arroces y patata, guisos... también pega con pasta y en repostería. Además, tiene muchas propiedades medicinales, cada vez tiene más salida en infusiones relajantes.

Trabajo artesano

Desde el espacio expositivo fundado en 1983 por Julio Alvar, Mari Carmen echa la vista atrás para poner en imágenes el análisis. "Hace cuarenta años, en mañanas como la de hoy no verías a nadie por la calle. Estaría todo el mundo en faena, tanto en el campo como en la casa, recogiendo y esbrinando; esta palabra quiere decir sacar los estigmas a la flor del azafrán. Ahora hay mucha gente con campitos pequeños que trabaja un poco para casa, regalar a allegados y vender a pequeña escala, un apoyo a la economía familiar, y dos o tres productores más grandes que sí comercializan a mayor escala".

El azafrán de la zona posee una calidad excepcional; el frío extremo tiene buena parte de la culpa. "Sí, le va muy bien, pero también tiene que ver con los cuidados especiales a los campos, la forma en que se trata la flor, cómo se seca, lo que llamamos tostar. La flor brota normalmente a mediados de octubre, con los primeros fríos, y la floración dura entre veinte días y un mes. En ese intervalo, cada mañana sale una flor cerrada en forma de capullo a ras de suelo, y en cuanto le da el aire y el sol se abre. Aquí se recoge al amanecer, cuando la flor sigue cerrada, por varios motivos: es más rápida la recogida, no se mezclan con las hojas y no hay polinización indeseada, y además así se conservan todas sus mejores cualidades.

El 80% del azafrán de Monreal no llega a ver la luz del sol nunca; una vez en casa se esbrinan los tres estigmas y se deshidrata en el tostado sobre cedazos de madera, parecidos a los que se usaban antes para cerner la harina, quedando ya listo para su comercialización. Este tostado es rápido, de veinticinco a treinta minutos, sobre una fuente de calor constante; es delicado, porque si se quedan cortos hay humedad y aparecen los hongos, y si se tuesta demasiado se estropea. Hay que estar muy atento. Cada cual tiene su secreto en el proceso completo o alguna de sus partes, es como una receta familiar, o un sitio privilegiado para coger setas; no se cuenta. En otras zonas o países hacen secado al aire, y recogen más elementos ‘contaminantes’ como insectos o polvo.

En 2005 se creó la Asociación de Productores del Azafrán del Jiloca (Azaji) para consolidar la recuperación del cultivo; a esta meta hizo un gran aporte a mediados de los noventa José José María Plumed desde Azafranes Jiloca, principal referencia en volumen de la zona, siempre ciñéndose a la operatividad artesanal. Mari Carmen califica de esperanzador el momento actual en cuanto al cultivo y comercialización. "Hay exportación y también mucho movimiento en ferias de productos ecológicos, donde ha ido recuperando calado y también precio, aunque aún está lejos del que debería ser. Irán es el mayor productor del mundo, con cantidades imposibles de igualar aquí; sí podemos competir con cualquiera en calidad".

Blanca Catalán de Ocón y Paco Villuendas

Aunque nació circunstancialmente en Calatayud en 1860, la aristócrata Blanca Catalán de Ocón se consideraba de Monreal, donde pasó buena parte de su infancia y primera juventud. Blanca se interesó desde muy pronto por el estudio directo de la flora, ayudada en primer lugar por su madre y posteriormente por el canónigo de Albarracín Bernardo Zapater; la joven recopiló, estudió y clasificó de manera autodidacta una importante colección de plantas del valle del Cabriel. Se la puede considerar la primera mujer española con rango de publicista de asuntos botánicos. Por desgracia, cesó en sus investigaciones tras casarse en 1888. Falleció a los 43 años en Vitoria, víctima de una afección pulmonar. En cuanto al físico, docente universitario e inventor Paco Villuendas, también fallecido a destiempo (en 2013 con apenas 52 años de edad) hay que destacar sus trabajos revolucionarios en campos como la fibra óptica, el uso arquitectónico del vidrio o las cocinas de inducción.

Las voces de jota: Joaquín Peribáñez y Marcelino Plumed

Joaquín Peribáñez ‘Naneso’, nacido en Monreal del Campo en 1898, es el primero del linaje jotero más conocido y respetado de la localidad. Empezó desde muy niño, y recibió clases de Miguel Asso. Durante muchos años compatibilizó su oficio de ferroviario con intervenciones en las principales compañías y rondallas joteras, ganando numerosos premios en los certámenes oficiales y actuando en los mejores escenarios. Intervino con su voz en las películas ‘La Dolorosa’ (de Jean Gremillon, 1934) y ‘Los mayos de Albarracín’ (de Santos Núñez, 1950); ambas cintas, junto a grabaciones recuperadas por Alan Lomax, son los únicos testimonios grabados de su talento. De sus cinco hijos fueron Carmen y Jorge los que continuaron la saga en la jota. Por su parte, el cantador Marcelino Plumed, nacido en 1931, es el sucesor vivo más reconocido de Peribáñez entre los monrealenses. Acompañó mucho tiempo al Pastor de Andorra; además, su hija Felisa y Teresa Pomar también se han destacado en el empeño.

LOS IMPRESCINDIBLES

El Molino Bajo

Este restaurante y hotel situado a las afueras del pueblo tiene varios atractivos; su localización, contigua a campos de azafrán, un menú exquisito y unos inquilinos muy especiales en la entrada, que enamoran a los peques: sus patos.

Veintidós años de Artemón

Recogiendo una distinción hecha por Felipe V a la villa en 1709, Monreal celebra desde hace veintidós años su Feria de Artesanía y Alimentación (Artemón), mismo intervalo que presenta el Festival de Música Tradicional.

Miradas al mapamundi

En los últimos inviernos se viene desarrollando una actividad llamada ‘Monrealeros por el mundo’, con charlas semanales de viajeros nacidos en el municipio que comparten sus hallazgos vitales en diversos puntos del planeta.

-Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'.

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