Báguena: de la be a la uve con mucho salero

Báguena, en un gesto más emparentado con la tradición que con las ganas de soliviantar puristas, cambia ‘b’ por ‘v’ a la hora de identificar su gran referente organizativo en materia de cultura.

Marimar Peribáñez, vocal de la Asociación Cultural Váguena (con V).
Marimar Peribáñez, vocal de la Asociación Cultural Váguena (con V).
Laura Uranga

Báguena se escribe con ‘be’, pero en su día el asunto fue con ‘uve’. El guiño a la tradición, que se difuminó en el plano ortográfico, encontró en la Asociación Cultural y Deportiva Váguena (con V) un asidero para la memoria. Con Pili Pardillos al frente, suma actualmente 270 miembros, lo que equivaldría a casi todo el pueblo si se hablara en términos circunscritos al censo, que no es el caso: hay muchos miembros con lazos afectivos en Báguena que viven fuera, y también algunos residentes en la vecina localidad de San Martín del Río adheridos al principal motor del ocio y la cultura en el pueblo. De la junta administrativa, solamente la vocal Marimar Peribáñez reside en Báguena todo el año. Ella se encarga de articular las actividades con el Ayuntamiento y otras asociaciones amigas, pues el grueso de la junta se reúna en Zaragoza. Junto a las tablas, aporta ánimo; el mismo que brinda en su jornada laboral, desarrollada en las cocinas de una residencia de ancianos de Daroca.

A Marimar le llaman ‘Veleta’ por su padre y ‘Ojicos’ por su madre, pero responde por más nombres. La cosa tiene su miga. "Aquí somos muy de apodos y nos identificamos así allá donde estemos, incluso en Zaragoza, donde vive mi hermana. Por ejemplo, mi madre es la única Matilde del pueblo y si nos llaman así por la calle a cualquiera de las dos hermanas, ya sabemos que es alguien de Báguena y respondemos".

Báguena: de la be a la uve con mucho salero

"Durante el año –apunta Marimar– estoy algo más sola con las actividades de la asociación, pero en verano la cosa cambia. A principios de agosto organizamos la semana cultural del pueblo, este año fue la décima edición, y nos repartimos las cargas entre todos. El resto del año vamos planteando iniciativas, desde unas jornadas micológicas a excursiones culturales, como la que haremos a finales de noviembre al Museo del Jamón de Calamocha. En Navidades hay teatro con los chavales de la escuela: como estamos en un CRA con El Poyo del Cid y Barrachina, se van alternando las sedes de las funciones y rematamos las jornadas con chocolatada. También hay día del árbol en Semana Santa: es una gozada ver a abuelos y nietos con la azada al hombro para plantar pinos y sabinas. En San Juan se hace una romería a la ermita de Santa Bárbara, y ahora en octubre acudimos a ponerle flores a nuestra Virgen del Pilar, que está aquí mismo, muy cerca de mi casa".

Historia y matices

En Báguena está muy presente la huella de los trabajos desarrollados por el historiador y maestro local Isaac Bureta, que ha repasado las costumbres y vivencias del pueblo en diversos volúmenes y publicaciones periódicas. Hay otro estudioso local, David Pardillos, antiguo presidente de la Asociación Váguena, que da clases de historia en un instituto de Zaragoza después de haber realizado esta actividad en Cariñena; junto a otra docente local, Hortensia Julve, preparó un estudio sobre los efectos de la guerra civil en el pueblo, que pese a las reticencias previas de algunos miembros de la junta (miedo a desenterrar rencillas) registró mucho eco y aplauso. Es notorio señalar que varios de los personajes más conocidos de la historia pública de Báguena han pertenecido al gremio militar.

Certamen de pintura

La asociación organiza desde hace una década el Certamen de Pintura Pedro Aibar Jiménez, en honor al artista del barroco aragonés que en el año 1681 pintó los cuadros del retablo de Santa Ana de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Báguena. Uno de sus últimos ganadores fue el navarro (nacido circunstancialmente en París) Albert Sesma. La dotación económica del certamen es de 1.500 euros y las únicas exigencias para participar es que la obras realizadas sean recientes y centradas en cuanto a temática en Báguena o la comarca del Jiloca. Es la actividad cultural más destacada del año en el municipio, y tiene a un buen número de talentos de altura en su nómina de ganadores.

Otro de los grandes tesoros de Báguena es el humor. Marimar brinda una de la historias populares del pueblo con más impacto. "Aquí nos encantan las anécdotas con un poco de chiste. Hay una verídica que tiene que ver con cierto vecino de Báguena, que vivió mucho tiempo atrás; salió del pueblo en burro, se supone que a conocer mundo, y el destino le puso en el camino de Gallocanta. Parece que se quedó traspuesto a lomos del animal: cuando llegó a la laguna y espabiló, vio tanta agua que no sabía donde estaba, y preguntó al primero que andaba por allá dónde había llegado. Oyó ‘Marruecos’ cuando le decían ‘Berrueco’, y él respondió. ‘Yo soy de Báguena de España’. Por eso mucha gente dice aquí esas palabras cuando les preguntan de dónde son. Y no nos avergüenza ni un poco, por cierto. Al revés".

La historia de Mariano García, militar laureado que combatió en Tizzi Azza

El sargento de carros Mariano García Esteban, que alcanzó el rango de general de brigada en el retiro, tiene un busto en el centro de su localidad natal, junto a la iglesia de la Asunción. El reconocimiento se debe al carácter heroico de su figura para el ejército español. García Esteban protegía un convoy en el enclave marroquí de Tizzi Azza el 5 de junio de 1923 cuando un proyectil enemigo lanzado a corta distancia penetró en la mirilla de la torre de observación en la que se encontraba, dejándole ciego. El militar turolense no abandonó su puesto:_sobreponiéndose al dolor, y recordando la imagen y situación del enemigo, continuó disparando por ráfagas para evitar el efecto moral que hubiera proporcionado a los combatientes marroquíes si su carro hubiese cesado en el fuego. Después de cumplir su misión, regresó a la segunda línea, desde la que fue evacuado a España. Pasó al Cuerpo de Inválidos al año siguiente, y en 1928 recibió la Medalla Militar y la Cruz Laureada de San Fernando. En 1960 llegó a general de brigada. Fallecería en Báguena en 1971; había nacido en 1894.

Jesús Sanz, su Museo de la Miel y los intercambios pictóricos con pueblos cercanos

Jesús Sanz es albañil de profesión, y apicultor de vocación. Hace una década abrió en Báguena su propio museo dedicado a la miel, en el que aúna la exhibición de herramientas y útiles de esta actividad con una muestra de flores y plantas de la zona, cuyos matices sirven luego para dar lugar a diversos tipos de miel. Algunas de las especies detalladas son cantueso, tomillo, hierbabuena o manzanilla. El museo no tiene un horario fijo, debido a que su fundador y mantenedor tiene que compaginar las jornadas laborales con esta devoción personal. Su museo es parte de una iniciativa que comparte Báguena con San Martín del Río y, este último año, también con Villanueva de Jiloca, tres pueblos vecinos que se ponen de acuerdo para repartir sus atractivos socioculturales a tres bandas. Los destinos se reparten visitas y comidas de confraternización. También se concibe como Ruta Senderista, con dieciséis ediciones a cuestas entre Báguena y San Martín, y diferentes distancias para facilitar la actividad a todos. La Asociación de Amas de Casa Santa Lucía de Báguena se suma a los esfuerzos organizativos de la Asociación Váguena, la de San Martín Mudéjar y los ayuntamientos.

LOS IMPRESCINDIBLES

Casa Calvo

Es un edificio del siglo XVII, de tres alturas, construido íntegramente en ladrillo y situado en el centro del pueblo. La portada de acceso está enmarcada por un arco de medio punto de sillería con dovelas de casetones.

El barranco del Arguilay

Es un hermoso valle de laderas muy inclinadas, que finaliza en un paredón rocoso donde el agua baja desde la terraza superior, deslizándose por raíces y rocas. El municipio quiere convertirlo en un nuevo imán para el turismo.

Las clarisas en el pueblo

Las diez religiosas de esta orden que residieron en el Convento de clausura de San Valentín hasta 2003 se trasladaron a Zaragoza ese año, dejando atrás cuatro siglos de presencia de esta orden en Báguena.

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