Las lluvias previstas a corto y medio plazo no serán suficientes para paliar la sequía

Los embalses comienzan el año hidrológico en niveles más bajos que otros ejercicios. El déficit acumulado podría lastrar la próxima campaña de riego.

Embalse de La Loteta, foto de archivo.
Embalse de La Loteta. El viernes, último día con datos disponibles, no superaba los 6,1 hectómetros cúbicos de agua embalsada, lo que representa en torno al 6% de su capacidad. Otros embalses, como el de La Tranquera, sí llegan a los dos dígitos, aunque n
Francisco Jiménez

Las lluvias registradas la pasada semana, que descargaron hasta 100 litros por metro cuadrado en el Pirineo, apenas han alterado el volumen de agua embalsada. Aunque sí han preparado el suelo para que los próximos episodios generen pequeñas crecidas y llenen los embalses, que hace justo una semana estaban al 42,6% de su capacidad, a corto y medio plazo no se prevén lluvias suficientes para paliar la sequía, que ha hecho que el Congreso incluya a la cuenca del Ebro en el decreto de ayudas que aprobó en junio.

Fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) confirman que no prevén episodios relevantes para los próximos días, así como que las próximas tres semanas "tampoco serán especialmente húmedas". Esto, según dicen, no entra dentro de lo habitual, ya que octubre tiende a ser uno de los meses más húmedos.

El mayor problema, no obstante, está en que las simulaciones para los meses de noviembre y diciembre vaticinan un final de año "normal", circunstancia que complicaría el fin de la sequía.

Marisa Moreno, jefa de Hidrología y Cauces de la Confederación Hidrográfica del Ebro(CHE), asegura que las últimas lluvias "han contribuido a frenar el decrecimiento del agua embalsada", aunque "no han supuesto un crecimiento". Esto hace que el año hidrológico haya comenzado "en niveles mínimos". "Ocurre año tras año, pero esta vez, los niveles son aún más bajos", dice.

La CHE espera que la tendencia "vaya cambiando", ya que "los grandes consumos ya se han producido", circunstancia que estabilizará el nivel de los embalses. Moreno admite que las previsiones a corto plazo "no son optimistas", aunque recuerda que, a veces, la cuenca del Ebro registra crecidas con tan solo encadenar dos días de fuertes lluvias.

Octubre y noviembre deberían ser "un punto de inflexión". De no ser así, la Confederación empezaría a adoptar medidas "en febrero o marzo" en función de las necesidades de la cuenca.

Miguel Ángel Saz, profesor del departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza, recuerda que el problema viene prolongándose "desde hace aproximadamente cuatro años". "Llevamos un déficit acumulado de precipitaciones que podría afectar incluso a los freáticos. Si no llueve lo suficiente entre noviembre y diciembre podríamos tener problemas", asevera.

La incidencia también está siendo significativa en los embalses del Pirineo. Pequeñas presas como Lanuza o Búbal están bajo mínimos, a un 7% en el caso de esta última. Yesa apenas supera el 20%, Mediano el 36% y Barasona, el 29%. Algo mejor es la situación en El Grado o en los embalses del Noguera-Ribagorzana. Las lluvias de los últimos días apenas han permitido la entrada de unos pocos hectómetros cúbicos. Aunque no se encuentran peor que hace un año, sí es cierto que no alcanzan la media de los últimos cinco.

"La sequía es un fenómeno generalizado en toda España, pero a la parte noreste nos ha respetado bastante", afirma el presidente del Canal de Aragón y Cataluña, José Luis Pérez. El otoño se inició como una continuación del verano, con temperaturas anómalas y sin lluvia en octubre, cuando arranca el año hidrológico. En su opinión, es fundamental esperar dos o tres semanas, "para ver qué nos espera".

El otro gran sistema regable, Riegos del Alto Aragón, cuenta con una dotación de agua un 5% por encima de la de hace un año, pero un 7% por debajo del promedio del lustro. César Trillo no prevé problemas de abastecimientos urbanos o a industrias con los actuales recursos, pero en el caso de la agricultura inquieta lo que pueda pasar en los próximos meses. "A ver cómo se comportan noviembre y diciembre, porque se tendrían que volver a llenar antes de Navidad", comenta. De lo contrario, advierte de que "habría que empezar a pensar en posibles restricciones para el regadío".

En Teruel, la escasa reserva de agua del pantano del Arquillo, que abastece a la ciudad, llevó a la última comisión de desembalse a reducir su aportación al suministro de la ciudad del 80% al 70% del caudal total consumido. La presa solo almacena 3,9 hectómetros cúbicos, un 18,% de su capacidad y menos de un tercio que hace un año en estas fechas. La comisión, reunida el pasado viernes en la sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar en Valencia, acordó verse en un mes para evaluar la situación de sequía y su impacto en la principal fuente de abastecimiento de la capital turolense. El recorte en la extracción del pantano se compensará con un incremento del bombeo de pozos, principalmente los situados en San Blas, construidos en 1995 por la CHJ para casos de emergencia.

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