Gelsa: doce miradas al arte mayúsculo

El escritor Pedro Miguel Híjar presume del parnaso cultural de Gelsa, que cuenta entre sus vecinos con el fotógrafo Pedro Avellaned y forma parte de la nómina de sedes del ‘Aragón Negro’.

Pedro Híjar, en uno de los cubiertos del barrio morisco de Gelsa.
Pedro Híjar, en uno de los cubiertos del barrio morisco de Gelsa.
Laura Uranga

Pedro Miguel Híjar es un gelsano algo suizo, por lo de multiusos y acucioso. Está a todas en su querido pueblo, con cariño extensible a las actividades culturales de toda la comarca. Administrativo de profesión, la lectura ha sido siempre su ejercicio favorito; desde hace una década, además, se ha pasado al otro lado del negocio para generar obra propia, con excelente resultados en el relato y la novela corta. Además de llevarse en dos ocasiones el primer premio en el concurso comarcal de escritura Jardiel Poncela y de participar en volúmenes colectivos, hace cuatro años sacó su primera novela en solitario, ‘O te alcanzará la noche’, editada por Mira.

Pedro se explaya a gusto sobre la oferta cultural de su pueblo. "Tenemos de todo aquí: cine, teatro, música, banda, coral, jota, cuentacuentos... Gelsa bulle de actividad. El año pasado, además, se organizó desde el Consejo de Cultura del Ayuntamiento la iniciativa ‘Doce miradas desde Gelsa’, con la idea de dar visibilidad a la cantidad de artistas que hay en el municipio. Una realidad que sorprendió incluso a los vecinos. Me encargué de buscar las doce miradas, diversificando la aproximación a las artes".

Gelsa: doce miradas al arte mayúsculo

Pedro recuerda que tiene un tocayo ilustre como compueblano de adopción, que es premio Aragón Goya de 2016; el fotógrafo Pedro Avellaned. "Tenemos la suerte de que viva aquí; de un taller de fotografía que impartió ya ha salido una hornada de buenos fotógrafos, aquí y en los alrededores. Su familia es de aquí, tenían casa y se vino porque quería vivir en un pueblo; teniendo aquí acomodo, la pareció la opción ideal. Siempre está dispuesto a ayudar en cualquier iniciativa. Será una de las próximas ‘miradas’, sin duda. Ahora llevaremos un ritmo más calmado; las primeras doce fueron fáciles, pero luego ya sería complicado no bajar el nivel sin espaciar más la idea".

Alfonso Crespo en el recuerdo

Pedro hace énfasis en la coherencia artística y afectiva de la primera ‘mirada’ del año pasado. "Fue mi amigo, el gran pintor Alfonso Crespo, ya fallecido; lo que hicimos fue un homenaje a su figura. Era un autodidacta genial; su serie de ‘Los siete pecados capitales’, que también lleva textos suyos, es una maravilla. La segunda se centró en el kárate; aquí hay escuela, el profesor es de Quinto. Hicimos una exhibición, pero el meollo de la jornada fue un repaso histórico al origen de las artes marciales y su expansión fuera de Asia".

Las siguientes paradas del proyecto fueron pasando por la dramatización (un grupo de Monegrillo que hizo ‘La casa de Bernarda Alba’ en teatro leído, con gran respuesta del público) y jornada de San Jorge en abril con el recuerdo de la clase magistral que diera en su día García Nogueras ‘Garno’. En el terreno artesano brilló el ‘collage’ de la gelsana Pilar Montesinos, los trabajos en alabastro de Santiago Crespo (hermano de Ángel) y el trabajo de Luis Muñoz, que hace mangos artesanales de cuchillo, amén de la tradición bolillera del encaje.

La próxima estación llega en diciembre con Félix Bolea, especialista en pirograbados, y casado con una gelsana. "La idea –explica Pedro– es que la relación con el pueblo sea fuerte, directa o indirectamente".

Premios para el caballero

Pedro empezó a escribir sus relatos en una cafetería de Fuentes de Ebro, mientras su hija cursaba unas extraescolares. Escribir, encerar y pulir; poco a poco, definió su estilo y aprendió a huir de barroquismos en el taller literario de Pina, con lecciones magistrales de gente como Manuel Vilas y el padrinazgo de Juan Bolea. Luego llegaron los referidos galardones y un premio aún más importante: el respeto y admiración de sus pares. "Juan nos retó a perseguir metas más altas; de ahí salió el primer volumen de ‘Aragón negro’, que llevamos hace cuatro años a la Semana Negra de Gijón gracias a sus contactos, y tuvo buena salida en ventas. El taller ha ido asumiendo nuevos retos conjuntos en los volúmenes ‘Historias del Ebro’ e ‘Historias del agua’, y este año van a por el más difícil todavía: una novela coral en la que los diez participantes desarrollan un personaje cada uno".

Con el concepto de aquél ‘Aragón Negro’, coordinado por Bolea, se armó un festival homónimo desde Zaragoza que este año cumplirá cinco ediciones. La actividad ha tenido diversas sedes, y el año pasado Gelsa entró en nómina. "Era una ilusión personal –concluye Pedro– y se hizo realidad. Vinieron Isabel Abenia, Javier Maeso y el propio Juan, hubo teatro y proyectamos dos películas con cinefórum posterior, catalogables en el cine negro, con la ayuda de Roberto Sánchez. Optamos por el ‘Atraco perfecto’ de Kubrick, y ‘Shine’, protagonizada por Ryan Gosling. Ahora andamos en plena preparación de la quinta cita, que tendrá reflejo por segunda vez en Gelsa: será la segunda quincena de enero".

Los cubiertos del barrio morisco, un paseo mágico y lleno de historia en el centro del pueblo

En 2009, el Ayuntamiento de Gelsa (con el auspicio de la Diputación Provincial de Zaragoza) acometió la remodelación del barrio morisco de la localidad, un entramado de calles y plazas en herradura, que constituye una visita obligada para quienes se acerquen a conocer Gelsa. Las operaciones de saneamiento y pavimentación se unieron a la construcción de una nueva biblioteca en una antigua posada de dos pisos con ascensor, cuando antes estaba ubicada en un cuarto sin elevador. La zona es además escenario de diversas iniciativas socioculturales, como la feria Gelsarte, que celebró su tercera edición hace menos de un mes. El proyecto Destino Praga, en el que está involucrado un grupo de jóvenes gelsanos, fue una vez más el impulsor de esta fiesta centrada en el comercio artesano, que también incluyó música en directo, teatro, animación e hinchables para los más pequeños, amén de una comida popular. La meta de este colectivo, como su nombre indica, es visitar la capital checa a final de año, objetivo para el que también han recaudado fondos en otros foros.

Víctor Tejel, pieza fundamental del Ríos Renovables en la máxima categoría del fútbol sala

El ala de raíces gelsanas (36 años) lleva una década larga defendiendo los colores del primer equipo zaragozano de fútbol sala, que milita en la máxima categoría nacional de este apasionante deporte. Víctor Tejel, nacido en Zaragoza pero criado en Gelsa, solamente ha vestido dos camisetas en su larga trayectoria deportiva, que comenzó en 1999: la de su actual club y la del Bajo Aragón Caspe. Tejel es un jugador rápido en los movimientos, buen definidor y excelente lector del juego. Su veteranía hace que el equipo le busque a la hora de los momentos decisivos, responsabilidad que comparte en buena medida con otro de los clásicos de la escuadra zaragozana, Retamar. Hace seis años, ‘Pocho’ –apelativo de origen familiar– tuvo que superar su reticencia a hablar en público por una bonita razón; fue nombrado pregonero de las fiestas de Gelsa. Este año ya ha sido decisivo en varios encuentros con su equipo, como en el duelo con O Parrulo Ferrol del pasado 22 de septiembre; abrió el marcador con un golazo por la escuadra (el cuarto mejor de la jornada para la Liga Nacional de Fútbol Sala) y definió la victoria en el último minuto tras el atisbo de remontada de los gallegos.

LOS IMPRESCINDIBLES

La Coral de Gelsa

Nació en septiembre de 1988, por iniciativa de un grupo de amigos cuya afición a la música venía de lejos. El primer director fue el recordado artista Alfonso Crespo. Rubén Larrea desempeña el cargo desde enero de 2014.

Regaliz del bueno

En Gelsa se cavó regaliz desde tiempo inmemorial. De la siembra hasta la recolección pasaban unos cuatro años, durante los cuales el mismo campo solía criar otras cosechas. A mediados del sigloXX se suplió por el arroz.

San Pedro Mártir

La Iglesia de San Pedro Mártir de Verona de Gelsa fue construida en el último tercio del siglo XVII y fue reformada en el año 1863; presenta fábrica de ladrillo, tapial y zócalo de sillar. El reloj con campanas fue instalado en 1899.

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