Una empresa fuerte necesita de muchos factores para prosperar: la idea, el producto, la ética de trabajo, la visión del fundador, el don de la oportunidad, las contingencias geográficas y socioeconómicas, la perseverancia, la previsión de riesgos y, sobre todo, el capital humano. Cuando el emprendedor Armando Simón fundó la empresa de estanterías que lleva su nombre en 1964, lo hizo con su padre a la vera; un impulso familiar que les llevó poco a poco a la primera línea del mercado, a superar etapas duras y saber reinventarse para, a día de hoy, convertirse en la empresa de referencia en Alfamén y ponerse el mundo por montera.

Lo del mundo es literal; la vocación exportadora define a la empresa. América del Norte y Europa son los principales mercados en la actualidad para la marca creada por la empresa en 2002, Simonrack, que también llega a diversos puntos de África y el Oriente Medio, con casi 30 países en su cartera de clientes. Actualmente cuentan con uno de los catálogos de productos más completos del mercado, en el que los diversos kits de estanterías para uso doméstico o industrial, además de bancos de trabajo.

Amor Simón, hija del fundador, lleva la empresa desde hace casi dos décadas; se cuenta a día de hoy con una factoría en Rochester (Nueva York) y diversos puntos logísticos en Estados Unidos, además de un almacén en las inmediaciones de la ciudad alemana de Stuttgart. La idea ha llegado mucho más lejos de lo que imaginaba Armando Simón cuando una circunstancia inesperada (el impago de un cliente en la empresa familiar de pintura de maquinaria, Talleres Simón, de Zaragoza) le dejó una prensa como rédito, hecho que le llevó a cambiar de perspectiva de negocio y comenzar con las estanterías.

Para Alfamén, la llegada de Estanterías Simón fue una gran noticia; había una nueva posibilidad de eludir el éxodo para los jóvenes del pueblo, y una alternativa de los más veteranos a los oficios tradicionales del campo, especialmente afectados desde 2008 por los efectos de la crisis económica.

La gente, por encima de todo

Desde la dirección de la empresa se valora sobremanera el papel de los trabajadores en el actual éxito de la empresa; han estado, dicen, al pie del cañón en los buenos y malos momentos.

Dos de ellos ponen la cara y las palabras a pie de fábrica. Josune Torrealba, asistente de ingeniería y logística, y Jesús Marco, recién jubilado tras una década en la empresa. "Yo trabajo en el departamento de ingeniería ?apunta Josune? y me encargo de asistir al ingeniero en las salidas a fábrica, organizar las tareas de almacenaje y recepción de productos. Llevo en la empresa desde 2008, cuando se ubicaron en Alfamén; antes trabajaba de cartera, pero eché el currículum, me cogieron y he ido aprendiendo desde entonces".

"Yo me acabo de jubilar ?cuenta Jesús, también alfamenense? y vengo ya del anterior destino en La Puebla de Alfindén. Han sido once años en la empresa, nueve aquí en la cadena de pintura, y todos muy felices. Imagínate, con más cincuenta años se me abrió aquí una puerta para acabar mi vida laboral dignamente. Nunca había trabajado con hierros;_me dediqué a la granja toda la vida".

Josune, natural de Alfamén, tiene tres hijos pequeños y cumple turno de mañana; considera un lujo la posibilidad de conciliar su vida laboral con la familiar. "Es una maravilla; tienes el colegio a cinco minutos, la casa a otros cinco, conoces a todo el mundo... con Jesús, de hecho, somos vecinos ?revela, señalando a su compañero de trabajo? y ahora que se jubila, nos seguiremos viendo mucho".

De toda su estancia en la empresa, y a la hora de elegir el mayor valor de lo vivido, Jesús se queda con la gente por encima de todo. "Siempre hubo buen ambiente, desde los más jóvenes a los veteranos, treinta y tres personas que se convirtieron en una familia más. Ahora me toca descansar, pero seguiré pendiente de ellos".

Diferente opciones

La vida laboral de Alfamén tiene en Simón a un referente primordial desde hace una década, realidad que comparte con otra empresa decana del municipio, Magdalenas Lázaro. El otro gran foco de trabajo en Alfamén es la Finca San Miguel, explotación agroalimentaria considerada como una de las mejores fincas frutícolas de Aragón. Por el clima y las especiales condiciones del terreno, permite el desarrollo de fruta de hueso y de pepita. Además, también cuenta con una notable producción de hortalizas. Otro punto destacado de esta empresa es el cuidado en las condiciones de trabajo de los temporeros, hecho por el que se trata de uno de los destinos más buscados por los trabajadores ocasionales del sector.

El Festival Asalto gozó este verano en Alfamén de una productiva salida a la provincia

El festival de arte urbano Asalto celebró hace apenas un mes en Zaragoza su duodécima edición, con el barrio de Valdefierro como epicentro. Dos meses antes, del 21 al 30 de julio, Asalto asentó sus reales en Alfamén; esta salida del festival a la provincia de Zaragoza resultó ser una productiva semana de convivencia e interacción entre ocho artistas nacionales e internacionales y sus anfitriones alfamenenses. El gentilicio popular del pueblo, por cierto, es mucho más directo:_vena. Cada artista eligió rincones del pueblo para realizar sus murales e intervenciones. En la penúltima jornada se contó además con un invitado musical, el grupo independiente madrileño Rufus T. Firefly, que ofreció su actuación a todos los asistentes (entrada libre) como colofón de una jornada que incluía chocolatada, área de murales participativos, amén de visita guiada por Alfamén de la mano de los artistas y acceso a piscina (estas dos últimas actividades, por el precio de 5 euros). Los artistas plásticos invitados fueron Animalitoland, Colectivo Licuado, Doa, Isaac Mahow, Flo, Koctel, Muere Despacio, Nicolás Alfalfa y Reskate.

Mateo Valero, hijo del pueblo, es todo un número uno mundial en supercomputación

Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center y catedrático durante muchos años en la Universidad Politécnica de Catalunya, nació en Alfamén en 1952, y su carrera profesional ha sido un camino de éxito sin parangón en el sector. Hace dos años se convirtió en el primer investigador europeo en recibir (la entrega se realizó en Austin, Texas) el premio de supercomputación Seymour Cray; se trata del mayor reconocimiento internacional en computación de alto rendimiento, otorgado por la IEEE Computer Society. Valero ha centrado su investigación en arquitectura de computadores, y además de este galardón atesora dos premios nacionales de Investigación y el European Research Council Advanced Grant. También es doctor honoris causa por las universidades de Las Palmas de Gran Canaria, Zaragoza, Complutense de Madrid y Cantabria, además de las de Chalmers (Suecia), Belgrado (Serbia) y Veracruz (México). Valero es igualmente miembro fundador de la Real Academia de Ingeniería, de la Real Academia de Doctores y de la Academia Europea. Desde 1998 es hijo predilecto de Alfamén, y la escuela municipal del pueblo lleva su nombre.

LOS IMPRESCINDIBLES

Iglesia de la Concepción

Es un edificio de nueva construcción, levantado en la segunda mitad del siglo XX, de carácter modernista. El edificio de la antigua iglesia, de 1878, es propiedad del Ayuntamiento y está destinado a actividades culturales.

Cabezo de Altomira

Al noreste del núcleo urbano se asienta este elevado en el que se han hallado vestigios de la Edad de los Metales. Desde allí hay unas espectaculares vistas de Cariñena, la sierra de Algairén y el Parque Eólico de La Muela.

Magdalenas Lázaro

La panadería fundada en 1948 por Pedro Lázaro y Pilar Pérez se convirtió en fábrica de magdalenas en 1976 con la llegada de la segunda generación familiar. Hoy exportan a países de toda Europa, América, Asia y África.

- Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'.