"Cuando llamamos a casa se echan a llorar. Temen que pueda pasarnos algo"

Los policías aragoneses desplegados en Cataluña soportan jornadas de 16 horas de trabajo desde mediados de septiembre sin saber cuándo podrán volver a ver a sus familias.

Al grito de «no estáis solos» y entonando vivas a la Constitución, la Policía Nacional y la Guardia Civil, más de 300 agentes se plantaron ayer ante la Jefatura Superior de Aragón para avalar el trabajo de los compañeros desplazados en Cataluña y exigir al Gobierno que no los deje solos. Como recordaron los portavoces de las principales organizaciones sindicales, son casi medio millar de agentes aragoneses los que desde mediados de septiembre refuerzan el operativo especial en la comunidad vecina. «Soportan jornadas de trabajo de hasta 16 horas, acosados e insultados, y sin saber siquiera cuándo podrán volver a ver a sus familias porque nadie se lo ha dicho», explicaba este martes César Lambea, representante de CEP.

El grueso del despliegue aragonés presta servicio en Lérida, Tarragona y Gerona, provincias en las que los enfrentamientos no han alcanzado el nivel de violencia de Barcelona. «Pero nos consta que entre los compañeros hay también heridos y que el ambiente es irrespirable. Nos cuentan que los niños les tiran piedras por la calle, que en los restaurantes no les dan de comer y que les han llegado a echar de algún gimnasio», relataba ayer el delegado de SUP, Gonzalo de Miguel. «A ello hay que sumar el hecho de que están viviendo hacinados en camarotes –añadía–, sin saber cuándo los van a movilizar ni en qué momento se producirá el relevo».

De esta precaria situación daba cuenta ayer a HERALDO desde el barco anclado en el puerto de Tarragona uno de los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de Zaragoza. «Estamos hablando de camarotes más pequeños que una celda, sin luz natural ni ventilación», explicaba. «Llevamos semanas comiendo y cenando arroz o pasta –añadía–. No hay otra opción». Pero no son ni la falta de comodidades ni la escasa variedad del menú lo que realmente preocupa a los policías aragoneses en Cataluña. «Nos angustia mucho más llamar a casa y ver cómo nuestras mujeres, madres o hijos se echan a llorar. Tienen miedo de que pueda pasarnos algo», reconoce.

Respecto a las críticas recibidas por un supuesto uso excesivo de la fuerza durante el referéndum ilegal del domingo, los policías desplazados quieren dejarlo claro: «La consigna que recibimos era rotunda. No hacer ningún uso de la fuerza salvo en casos de fuerte agresión. Y así se hizo. Nuestra unidad actuó en Tarragona y no se dio ni un porrazo. Bastó con coger a la gente del brazo y apartarla». A ello ayudó el hecho de que el responsable del operativo se dirigiera a los manifestantes en un «perfecto catalán».

Los agentes desplegados sobre el terreno están recopilando fotografías y vídeos de los ataques sufridos para armar la denuncia que de forma conjunta tienen previsto presentar todos los sindicatos policiales (CEP, SUP, UFP, SPP y ASP). «Pero mientras tanto y ante una situación extraordinaria, el Gobierno tiene que adoptar medidas extraordinarias», decía durante la concentración de Zaragoza el portavoz de UFP, Rubén Tierra.

Una de las principales preocupaciones de los sindicatos es que el cansancio de tantos días de trabajo en condiciones tan difíciles termine por hacer mella entre los compañeros y se produzcan situaciones en las que peligre su seguridad. De ahí que exijan una «respuesta activa» del Gobierno al problema.

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