Aísa: las memorias de la madera

Aísa vivió mucho tiempo del negocio maderero; sus habitantes están orgullosos de haber mantenido su esencia urbana.

Guillermo Plasencia y Ramón Osanz, en una calle de Aísa.
Guillermo Plasencia y Ramón Osanz, en una calle de Aísa.
Laura Uranga

Ramón Osanz se define como un superviviente. A sus ochenta años, después de haber sido niño de la posguerra, el calificativo es literal. Además de peonadas en agricultura y ganadería, recuerda como oro en paño los primeros jornales con el corte y arrastre de la madera de pino. Es hijo de Aísa, pueblo duro, recio, epicentro de una belleza distinta dentro de la Jacetania más septentrional. Ramón nunca se quiso marchar a la aventura. Sus razones tiene.

"La orientación del valle es lo mejor que tenemos ?aclara? porque no está nada explotado para el turismo, aquí no hay filas de apartamentos, se han respetado las alturas y la arquitectura. No estamos adulterados. Los jóvenes que se han quedado están a gusto, piensan igual. Este pueblo promete, pero no porque venga un desarrollo moderno, sino porque se mantiene como es".

Aísa: Las memorias de la madera

Ramón fue cazador. En los años sesenta, en mitad de una nevada tremenda, con los perros detrás de los jabalíes, hubo que regresar rápido y la nevada continuó por la noche. Los canes se quedaron aislados bajo un metro de nieve. "No los íbamos a dejar ahí, claro. Nos costó un día entero, fuimos tres abriendo huella en la nieve, rodilla primero y pie después, paso a paso, pero nos orientamos y lo conseguimos".

Otra generación, mismo sentir

Guillermo Plasencia lleva la mitad del recorrido vital de su vecino Ramón. Trabaja en el Ayuntamiento y se ha quedado en Aísa por el arraigo a su tierra. "Nací en Jaca y llegué aquí a la semana. Esto es lo que me gusta, he podido ganarme la vida, trabajo al lado de mi casa... excepto algunos días de invierno en los que sales a la calle y no ves a nadie, siempre pienso que es el mejor sitio para vivir. Si necesitas cosas, Jaca está a tiro de piedra, y tengo bastante familia en Zaragoza... pero mi raíz, aquí".

El municipio abarca las localidades de Aísa, Esposa, Sinués y la urbanización de Candanchú. En su día había bonanza económica gracias al negocio de la madera y los aprovechamientos forestales, que beneficiaban a los tres pueblos mentados; un botón de muestra anecdótico (pero significativo) eran las figuras que venían a las fiestas, con el recordado Miguel Gila como referencia principal. La estación de esquí queda cerca y lejos a la vez. "Dan trabajo en pistas ?comenta Guillermo? a la gente de nuestro pueblo, pero hay que dar mucha vuelta por carretera". "En tiempos lejanos ?aclara Ramón? se llegó a plantear que cada vecino de Aísa tuviera su apartamento en la urbanización de Candanchú. Al final, la inversión era demasiado grande y no había para todos, así que no se hizo, porque no era plan de elegir a unos y que otras se quedaran sin nada". El acceso a Candanchú fue un proyecto largamente acariciado por Aísa, Jasa, Aragüés y Borau, pero las regulaciones llegadas con el Parque Natural de los Valles Occidentales hace una década han hecho inviable la idea.

Una curiosidad: en Aísa ha vivido mucho tiempo la filóloga Aurora Egido, una de las mayores expertas en la figura de Baltasar Gracián. A principios de esta misma semana se presentó en Zaragoza ‘La razón es Aurora’ (editado por la Institución Fernando el Católico) como reconocimiento a su trayectoria docente e investigadora; ahora pasa a ser catedrática emérita de la Universidad de Zaragoza.

LOS IMPRESCINDIBLES

Queso ‘La flor del Aspe’

Elaborado en Esposa (pedanía del municipio), ha conseguido numerosos premios, entre ellos mejor queso de oveja de leche cruda de Aragón y mejor queso de España sin Denominación de Origen.

La saga de los Galindo

Las hermanas Paloma y Ana Galindo fueron estrellas del esquí alpino en los ochenta y noventa, y su primo Miguel, guía del paralímpico Jon Santacana. El padre de las esquiadoras, Emiliano, es de Aísa.

Candanchú

La veterana estación de esquí está enclavada en el término municipal de Aísa, aunque no haya acceso directo por carretera desde el pueblo a las instalaciones. Se fundó en 1928.

- Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'.

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