Puente la Reina: cruce de caminos, refugio de peregrinos

El Mesón de la Reina combina varios servicios en la localidad de Puente la Reina, cruce de caminos por excelencia enclavado en la Jacetania y referente básico del Camino de Santiago.

Francisco Javier Naval, dueño del Mesón la Reina.
Puente la Reina: cruce de caminos, refugio de peregrinos
Laura Uranga

Francisco Javier Naval, Javi para los suyos, lleva casi toda su vida en el Mesón de la Reina. Concretamente, desde 1980. Su abuelo Eugenio Aguilar lo abrió en 1962, pero ha sido el nieto el encargado de seguir al timón todos estos años. De sus tres hermanos, solamente la pequeña (María) está involucrada en el negocio familiar. Eso sí, Javi tiene en su esposa Eva y su hijo Fran a dos apoyos fundamentales para que el día a día del Mesón (que ha diversificado su oferta con los años, y lidia con una exigencia alta debido a su localización) sea exitoso.

Eva detalla un poco de historia remota y reciente. "Cuando el abuelo de Javi abrió en los años sesenta ?apunta? también puso la gasolinera, que se vendió hace ya unos cuantos años; por la situación estratégica del lugar, el hombre vio una oportunidad para ganarse bien la vida. Antes era posada y casa de comidas en el cruce de caminos, perteneciente a la familia Gavín, que vivía aquí y tenía su ganado, además de huertas. Lo que hacían básicamente era dar avituallamiento a la gente, y techo si era necesario".

Puente la Reina: cruce de caminos, refugio de peregrinos

El Camino de Santiago hizo que Puente la Reina fuese desde siempre una parada clave de los peregrinos, incluso cuando se abrieron nuevos tramos. El camino principal iba por aquí, pero se cambió el trazado a la zona de Larrés, Artieda y Mianos, aunque también había vías alternativas por este pueblo.

Las anécdotas con los peregrinos, tan habituales en las paradas del Camino, también se han sucedido aquí. Eva recuerda una reciente. "Hemos visto historias de todo tipo, pero hubo una bastante reciente que me llamó mucho la atención. Era un señor de Murcia que venía desde el Somport con lo puesto, sin dinero, a lo que la gente le quisiera ofrecer. Se ganaba bien la vida, era fisioterapeuta, y hacía el Camino con la curiosidad de ver las reacciones de la gente. Cuando llegó era enero, en lo más crudo del invierno, y por la noche plantó su tienda de campaña bajo la encina grande que tenemos enfrente. Hacía un frío terrible; salimos y le dijimos que entrara a casa, pero no quiso. Le sacamos mantas, y tampoco; solo aceptó un bocadillo y algo de beber. Decía que se había encontrado de todo, desde puertas abiertas a una patada en el culo. No volvimos a saber de él cuando marchó, pero no me cabe duda de que siguió adelante. Era muy decidido".

Dos que se encuentran

Eva es de Zaragoza, y encontró el amor en Puente la Reina. "Javi lleva en el negocio desde chaval, toda una vida. Nos conocimos en 2011: los dos nos habíamos divorciado recientemente, cada uno con dos hijos. Yo conocía esto, porque me encantaba el Pirineo, pero no lo conocía a él. Me enamoró el montañés (ríe) y aquí estoy. Me gusta muchísimo esto en lo personal. En cuanto al trabajo, lo mismo: aquí todos somos multifunción en la tienda, el taxi, el restaurante… con mi cuñada María, la hermana pequeña de mi marido, nos vamos alternando: una semana en tienda y otra en cocina".

Para el taxi no hay límites de horario ni distancia. La carrera se cobra a medio euro el kilómetro, y aunque lo normal es moverse por los valles cercanos y Jaca (a 15 minutos) a veces hay que llegar a Francia, el País Vasco o Cataluña. "Los viajes largos, normalmente, llegan por soluciones de emergencia de aseguradoras, cuando hay una avería; intentan facilitar un coche de alquiler o un avión, pero si la avería es en una fecha complicada, como el puente de la virgen de agosto, no es fácil conseguir una de esas dos cosas. Buscan la solución más a mano. En esos casos siempre vamos dos conductores, para darnos relevos".

Productos artesanos de Aragón

En un lateral del Mesón abrió hace algo más de un año la tienda La Pardina, llamada así para recordar a los Gavín, antiguos propietarios del caserón. Se venden productos típicos de la tierra. "Además de las frutas de Aragón, que gustan mucho a los turistas de otras comunidades y a los extranjeros, lo que más vendemos ?señala Eva? son vinos y quesos. Además de los visitantes ocasionales, que son muchos por el sitio en el que estamos, tenemos clientela fija que se mueve del País Vasco a Cataluña y viceversa, y se aprovisiona aquí. Encuentran cosas que normalmente no aparecen en los supermercados".

La mayoría de los productos que vende La Pardina vienen de contactos hechos en ferias. "Abrimos la tienda ?concluye Eva? para centralizar el esfuerzo de artesanos que miman el producto y luego no los mueven mucho, ya sea por desinterés de llegar a un mercado más amplio o por falta de posibilidades para promover sus creaciones; les preocupa que te guste y le compres tú, y poco más. También hay marcas más consolidadas, claro. Mi tarea es informarme bien sobre cada producto, para vender con conocimiento de causa".

Fran Naval, campeón de Aragón y España, atleta de alto nivel a cargo del taxi

Fran Naval es hijo de Francisco Javier Naval; ayuda en el negocio familiar, con especial hincapié en el trabajo de taxista, y tiene una vertiente deportiva engalanada con el título nacional junior de kilómetro vertical a pie en 2010, cuando competía por el club Asamún de Hecho. Con el volante en las manos no le teme a viajes larguísimos; al trote y cuesta arriba, es capaz de vencer al más pintado. De hecho, Fran ganó hace diez días la XIII Puyada a Oturia, que se celebra en Sabiñánigo, con un tiempo de 3 horas, 51 minutos y 30 segundos. Este triunfo le dio además el campeonato de Aragón de carreras de montaña. Compite por el club Mayencos de Jaca, de larga tradición en carreras pedestres y ciclistas. En el taxi, dos de sus aventuras más señaladas han sido un viaje de ida y vuelta a Brest (Francia), de 2.200 kilómetros en total, al que le acompañó Eva Rubio como relevo. Este año tuvo que ir con su padre al aeropuerto de Pau para recoger a Jacques Audiard y Jake Gyllenhaal, director y protagonista de ‘Les freres sisters’, la película que se ha rodado este verano en escenarios de medio Pirineo aragonés.

La villa de Astorito, precedente del municipio y una referencia para los peregrinos

Aunque no coincide exactamente con el actual emplazamiento de la cabeza del municipio, el origen de Puente la Reina está en la villa de Astorito, importante núcleo originado en un cruce de caminos donde confluían varias calzadas romanas que convirtieron al lugar en un importante nudo de caminos a Santiago. Un documento de 1084-1086 revela que la abadía francesa de la Selva Mayor y las monjas de Santa Cruz de la Serós poseían heredades en el lugar. En las mismas fechas, existió un rudimentario refugio para peregrinos gestionado por un ermitaño. En el siglo XII, en pleno esplendor jacobeo, aparece como final de etapa de este tramo del Camino de Santiago según el Codex Calixtinus, a medio camino entre Jaca y Tiermas. Ello le confería una importancia mayor, puesto que muchos peregrinos decidían de antemano hospedarse en estos lugares recomendados, que contaban con una capaz oferta hostelera. En efecto, a cada lado del puente se hallaban dos mesones: el de Astorito y el de Samitier. Además del itinerario jacobeo principal, por aquí pasaban otras rutas, como la del Valle de Hecho, la Somport-Jaca o la que provenía antiguamente de Zaragoza.

LOS IMPRESCINDIBLES

La sinfonola de a duro

Los Naval se enamoraron de una sinfonola que han colocado en la cafetería del Mesón la Reina.Funciona con duros disponibles en la barra; eran moneda de curso legal hasta hace quince años y ahora hacen que suene Sting, por ejemplo.

El mesón y hotel Anaya

Es un clásico en la localidad, situado a mitad del pueblo. De su cocina destaca el ternasco a la brasa y los potajes; además, son famosos los huevos fritos que estelarizan el almuerzo predilecto de cazadores y pescadores en la zona.

Ni iglesia, ni cementerio

Puente la Reina no dispone de estos dos servicios. Hay una capilla en el Ayuntamiento para celebrar misas, eso sí; en las pedanías de Javierregay y Santa Engracia no faltan esos elementos cotidianos. Al cole, en la vecina Santa Cilia.

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