Purujosa: rojo, ámbar, verde, piedra y un ermitaño muy sonriente

Purujosa es el pueblo más pequeño del mundo con semáforo, y el destino que ha elegido el padre Francisco para llevar una vida de recogimiento y soledad.

Mariano Sanjuan, alcalde de Purujosa, junto al semáforo.
Mariano Sanjuan, alcalde de Purujosa, junto al semáforo.
Laura Uranga

En Purujosa hay 38 habitantes censados, pero en invierno no llegan a la decena. Dos de ellos tienen historias paralelas, antónimas en la superficie (uno habla a toda velocidad, y el otro con una pausa beatífica) y, sin embargo, curiosamente compatibles. Mariano Sanjuán lleva diez años de alcalde y el padre Francisco, otros tantos de eremita. Ninguno de los dos se mueve en ambientes populosos; el primero, por mandato del entorno, y el segundo, por la suma de su vocación solitaria y las excelente condiciones que brinda este pueblo arandino para llevar una vida de recogimiento y meditación.

La circunstancia que ha llevado el nombre de Purujosa hasta el libro Guinness de los Récords es otra. El pueblo tiene dos semáforos en su calle principal, uno en cada sentido. "Llevan diecisiete años aquí -aclara Mariano- y la razón de ponerlos fue que los vecinos las pasaban canutas para circular. Como podrás ver, la calle donde están es muy estrecha, si se encuentran dos vehículos no caben a lo ancho. Es el pueblo más pequeño del mundo con semáforo; normalmente, se ponen en sitios con miles de personas, incluso en ciudades pequeños se apañan con señales".

La otra circunstancia que ha llevado el nombre del pueblo a foros internacionales, en esta ocasión científicos, son los fósiles. Concretamente, de trilobites. En el Centro de Interpretación de la Comarca sito en la vecina Calcena se abunda en el tema, que ha supuesto para Purujosa la visita de especialistas de todo el mundo. Algunos de los que han llegado este verano han hecho parada y fonda en Casa Amadeo, el restaurante, fonda y bar local, que en breve será la extensión de un gran albergue.

Purujosa: Después del ámbar viene el rojo

Francisco

El 14 de septiembre, el padre Francisco cumple 10 años exactos instalado en Purujosa. Ha pedido permiso al arzobispo de Tarazona para prorrogar su estancia de manera indefinida, algo que se hará oficial en una sencilla ceremonia los próximos días. Su amigo Mariano le admira mucho. "Es muy buena persona, siempre está sonriendo. Hace dos o tres años se fue a Jerusalén andando con sus sandalias. Tardó seis meses; el Papa le mandó a la vuelta en avión. Sus antiguos feligreses de Getafe vienen de vez en cuando a verlo y hablar con él; también acude a otros pueblos, y a veces viaja hasta Toledo y Madrid. Yo le guardo el correo cuando no está, y si tarda un tiempo en volver lleno varias bolsas con cartas del mundo entero".

Francisco vive en una cueva adaptada, junto a la ermita de la Virgen de Constantín, llamada así por la leyenda de una antigua visita de Constantino el Grande al pueblo. Al llegar y tocar su puerta, aparece sonriendo, tal y como dijo el alcalde. "Lo primero que me suelen preguntar es la razón de haber escogido esta vida de meditación y soledad, y siempre aclaro que es una cuestión vocacional, me trajo la providencia; es algo que llevaba en mi corazón desde muchos años antes de empezar a vivir de este modo. Ya lo probé tres años en Francia".

De Francia recaló en Getafe. "Aquello era demasiado populoso, y me puse a buscar un lugar para llevar vida de eremita. De eso hace algo más de diez años. Conocía al obispo de Tarazona de entonces, don Demetrio; le contacté y le expresé mi deseo de encontrar un sitio. Él llevaba poco tiempo en Tarazona y le habían hablado de Purujosa, así que me acompañó. Llegué el 9 de febrero de 2007, con un frío tremendo. Nos encontramos a Mariano en la calle y nos habló de este lugar: lo vi perfecto. Mariano no era alcalde aún, subió al cargo tres meses después, pero su antecesor me aceptó... y aquí sigo. Abro mi puerta a quien la toca: mucha gente viene por curiosidad o, simplemente, a charlar, a buscar una palabra de luz. Yo soy un pobre torpe, pero hago lo que puedo". Y lo hace contento: que conste en acta.

LOS IMPRESCINDIBLES

Casa Amadeo

Amadeo Sanjuán ha vuelto este verano a su pueblo para llevar el restaurante local, después de trabajar en Zaragoza; su escabechado de pollo es magnífico, lo mismo que el flan de magdalenas de Brea con coulis de melocotón

Los trilobites

En 2011 se encontró en la localidad el mayor yacimiento del mundo de fósiles de trilobites enrollados. Esta variedad de artrópodo, ya extinguida, data del Paleozoico. En Casa Amadeo se les rinde tributo gráfico.

Bécquer desde su celda

La huella de Bécquer en el Moncayo también alcanza a Purujosa en un pasaje de ‘Cartas desde mi celda’. Allí dice que "ajusté el viaje con unos hombres que habían venido a vender carbón de Purujosa y se tornaban de vacío... ".


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