Ayerbe: Pilar Esporrín, pintura y diálogo de vuelta a casa

Nacida en Ayerbe, esta pintora de existencia nauta ha regresado a casa y expone allí hasta el 10 de septiembre una retrospectiva de su trabajo, coordinada con cuatro ponencias temáticas.

Pilar Esporrín, con obra reciente, en su local de Ayerbe.
Pilar Esporrín, con obra reciente, en su local de Ayerbe.
Laura Uranga

La mirada de Pilar Esporrín es afable y, al mismo tiempo, inquisitiva. Dos cualidades útiles para cualquiera que, en un artista plástico, se convierten en fundamentos creativos de primer orden. Pilar nació en Ayerbe y vivió allí hasta los 10 años. Luego inició un periplo por España que, en un momento dado, extendió hasta la dorada Cipango, la tierra del sol naciente, en la que se abrió paso con los pinceles. Avatares de la existencia le trajeron de nuevo hasta Ayerbe con su hijo, que se ha criado en el pueblo, y este verano está disfrutando de un reconocimiento que se niega muchas veces a los hijos de una villa: es profeta en su tierra, desde el afecto y la admiración. La exposición retrospectiva abierta hasta el 10 de septiembre en cuatro espacios se acompaña además con cuatro ponencias temáticas, en un paraguas conceptual denominado ‘Diálogos’.

"La compilación –comenta Pilar– viene de un lugar muy concreto: el ‘para qué’. Llevaba un tiempo sin pintar, desanimada, asistiendo al fin de las ilusiones de amigos, cierres de galerías, cambio de las reglas económicas para el impulso de actividades culturales... además, hacía demasiado que no exponía en casa. Así que me dije: lo pongo todo. Ha sido un alto en el camino, una ayuda para ser consciente del lugar en el que estoy y hacia dónde quiero ir".

Ayerbe: Pilar Esporrín, pintura y diálogo de vuelta a casa

Las obras están repartidas en cuatro espacios. El hotel O’Callejón de Belchite alberga el período abstracto de la artista, sus inicios, hace ya un cuarto de siglo. En el hotel Villa de Ayerbe hay piezas figurativas y naturaleza. En el hotel Aguas de los Mallos, en Riglos, todo es mar y Costa Brava. Por último, en el céntrico local que le ha servido de sede en este empeño (junto al Callejón de Belchite) están los trabajos más recientes, visiones de la vida animal, con especial atención a los corderos.

Del burro al mar

Pilar atesora una intensa trayectoria vital, que le ha permitido desenvolverse con soltura en planos muy distintos, siempre con el sentido del humor como aliado. "Me gusta decir que he ido del burro al mar, porque es cierto. En mi casa había dos burros, una cabra y dos hijas. A mis diez años emigramos a Barcelona, luego estudié en Salamanca porque el tamaño de Barcelona no me cabía en la cabeza. Después viví en Andalucía, volvimos a Barcelona en los noventa y ahí empecé a pintar".

Durante un año de trabajo en Japón, a Pilar le dio tiempo a enamorarse del arte local. "Me encantaba la pintura tradicional japonesa, también la china. Resultaba muy interesante saber que la gente adinerada no obtenía respeto si no tenía cultura o no sabía escribir correctamente. Allí la composición de los escritos es importantísima, el método estriba en observar la naturaleza, que es lo que te que eleva hacia lo divino. Y todo sin color, negros, blancos, grises y agua; no obstante, mi artista japonés favorito, Taika, se rebeló contra esas normas y empezó a introducir el color. Lo llegaron a echar del país por ese atrevimiento".

Volver y asimilar

De regreso en Ayerbe, y para combatir las épocas de sequía creativa, Pilar optó por reforzar la formación e intercambiar experiencias con gente que enriqueciera su cotidianidad. Una idea que tiene muy interiorizada es que el arte debe ser cuestión de élites. "Ahora tengo mi obra en hoteles, la carnicería de enfrente, que trabaja en la idea del ‘slow food’ y es una delicia, por cierto... hay otra en la residencia de ancianos, una obra de gran formato que exuda vitalidad. Y vaya, aquí casi todo el mundo tiene alguna pieza mía: a ver si van ampliando la colección, porque eso significará que habré vendido bastantes de las expuestas", explica con una sonrisa.

En las charlas de este verano se abordan varios temas: la mística de los espacios patrimoniales y naturales, la huella de la cultura druídica, la precristianización en la zona, la memoria de todos los seres vivos, desde los árboles a los animales, y de los propios vestigios naturales como el agua o la piedra... también se habla de las olvidadas, mujeres cuyos logros han sido opacados, y de un tema tan actual como la gestión integral de los paisajes agroganaderos desde un punto de vista ecológico.

La cabeza de Pilar bulle y su expresividad es torrencial, pero sus actos hablan con idéntica soltura. En la carnicería Fermín Marco le reciben con una sonrisa, en el hotel O’Callejón de Belchite hablan maravillas suyas a los visitantes cuando ella sale de la habitación, quizá porque no quieren extralimitarse en la adulación, y aconseja al visitante cuando va a por su ración de tortas de Ayerbe. La plaza está llena de gente, aparcar es una odisea y en la terraza de O’Callejón de Belchite hay un grupo de veinteañeros planeando una fiesta. Pilar saluda y sonríe cada dos pasos. Este verano, su pueblo le ha guiñado el ojo, en justa correspondencia a su cariño. Es otro capítulo de una bonita amistad.

Torta de huevo, torta de anís y el 'refollau', las estrellas dulceras del municipio

Ayerbe se caracteriza dentro de la comarca por su notable vida social: lugar de paso y encuentro en varias rutas de alto trasiego turístico, suele ser además parada obligatoria para los más lamineros. Es complicado cruzar Ayerbe y resistirse a comprar una torta de anís, de huevo, los empanadicos, las magdalenas y el popular ‘refollau’ o dobladillo.

Hay dos puntos básicos para el aprovisionamiento: la panadería Ascaso (que ahora regenta una nueva generación de la familia) y Gracia & Bahdi. En la primera, además de las tortas, son famosos los empanadicos de calabaza y las rosquillas. En la segunda destacan igualmente las tejas, los almendrados y algunas especialidades de la repostería árabe.

Aunque las de anís tienen muchos incondicionales, la torta más típica de Ayerbe es la de huevo, de textura blanda y sabor inconfundible, cuya receta (como las otras) es ilocalizable en la red. El reto de reproducirlas con fidelidad choca siempre con la evidencia de lo imposible: los sucedáneos pueden parecerse pero, al final, son eso: sucedáneos.

Un reconocimiento para la huella y el trabajo del premio Nobel don Santiago Ramón y Cajal

Es bien sabido que don Santiago Ramón y Cajal nació en Petilla de Aragón (Navarra), pero vivió en muchos puntos de Aragón: Larrés, Luna, Valpalmas, Jaca, Huesca, Gurrea de Gállego y Zaragoza. También estuvo en Ayerbe entre los 14 y los 17 años, un cuatrienio capital en la vida de cualquier mozo, que dejó en su caso una honda impresión y aprecio por el pueblo, aunque su acento le delatara como forano y le supusiera burlas de los mozos locales. En Ayerbe también vivió su primer amor: allí conoció a María.

En 1999, Ayerbe decidió materializar un reconocimiento expreso al premio Nobel de Medicina de 1906, con la construcción y musealización de un centro que interpreta su figura y trayectoria profesional. Se organiza en cuatro plantas y plasma un recorrido por su infancia y juventud, las primeras investigaciones (en Ayerbe tomaba para su estudio huesos humanos de la fosa común del pueblo) y descubrimientos más notorios, además de repasar todos los premios que recibió en su larga y fructífera vida. El centro abre los viernes, sábados, domingos y festivos, y está ubicado en el número 19 de la calle Rafael Gasset, en el mismo edificio donde vivió con su familia.

LOS IMPRESCINDIBLES

XI Certamen de Cortos

Entre mañana y el día 17, con proyecciones en varias localidades de la zona, se celebra el XI Certamen de Cortometrajes de Ayerbe, cuya gala de precios se celebrará el sábado 19. Hay trabajos de Rodrigo Sorogoyen –foto– o Gaizka Urresti.

Santuario recuperado

El santuario de la Virgen de Casbas reabrió el pasado 4 de mayo, tras cinco años cerrado al culto y a los visitantes por la aparición de llamativas grietas en las paredes y bóveda del santuario. La obra tuvo un gran apoyo popular.

Arquitectura en adobe

La arquitecta catalana Àngels Castellarnau, residente en Ayerbe, ha ganado varios premios por su casa de tapial (adobe); entre ellos destaca el Terra Award, Premio Internacional de Arquitectura Contemporánea en Tierra Cruda.

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