Cuatro vuelos chárter con medio millón de polluelos despegan de Zaragoza rumbo a Corea del Sur

Korean Air envía gallinas ponedoras con un día de vida para repoblar granjas de una región devastada por la gripe aviar.

Gallinas que emprenden vuelo con un día de vida. Hasta 130.000 polluelos viajaron ayer en la bodega de un Boeing 777 de Korean Air, el cuarto que se fletaba este verano desde el aeropuerto de Zaragoza con destino al de Incheon. En todo momento estuvieron refrigerados para garantizar su supervivencia.
Gallinas que emprenden vuelo con un día de vida. Hasta 130.000 polluelos viajaron ayer en la bodega de un Boeing 777 de Korean Air, el cuarto que se fletaba este verano desde el aeropuerto de Zaragoza con destino al de Incheon. En todo momento estuvieron
Raquel Labodía

Nadie en el aeropuerto de Zaragoza recuerda que se hayan enviado tantos polluelos. Y menos que se hayan fletado cuatro vuelos chárter para exportar 470.000 ejemplares de gallinas ponedoras con un día de vida a la otra punta del mundo, a Corea del Sur. Pero en los últimos cuatro martes, la aerolínea Korean Air ha utilizado la bodega de un Boeing 777 para montar su particular puente aéreo aviar con el complejo de Incheon, el quinto más importante del mundo en tráfico de mercancías. Los polluelos se suman así a los caballos, halcones, burros, perdices y hasta cebras que han volado en los últimos años desde la capital aragonesa a distintos continentes para atender la demanda.

Solo ayer se enviaron 130.000 polluelos, que despegaron a última hora de la tarde con el objetivo de acabar su viaje en la región de Chungcheong del Norte. La pretensión es repoblar las granjas del país, que ha tenido que sacrificar más de 30 millones de animales por un brote de gripe aviar. Esto supone un tercio de su producción, lo que ha obligado a importar ejemplares de España, Estado Unidos, Australia y Canadá.

Uno de los dos operadores logísticos del aeropuerto, ACL, se ha encargado con éxito de toda la operativa, en la que se trabajó ayer contra el reloj para garantizar que las 130.000 aves estuvieran listas para volar. Llegaron a las 16.30 en camiones climatizados, procedentes de Tarragona, y en cuatro horas las tuvieron preparadas para cargar en la bodega del avión de Korean Air.

La cadena de refrigeración no se rompió en ningún momento para evitar que las gallinas ponedoras, con el sofocante calor, se murieran antes de llegar a su destino. Y lo mismo sucede en el avión, con una temperatura estable a 17 grados para que logren sobrevivir a 8.000 metros de altitud. "Las cajas están agujereadas para que puedan respirar y cuentan con un gel de agua para que se puedan alimentar hasta llegar a su destino", explicó el jefe de la terminal de ACL, Luis Villacampa.

Por muy inofensivos que parezcan, los polluelos tuvieron que someterse a su particular control de seguridad. Si los pasajeros pasan por el arco de detección de metales, las aves se sometieron a la supervisión de un perro especializado en detección de explosivos. Patitas, un pastor belga de la empresa de seguridad G Secure, estuvo olfateando las decenas de cajas de cartón repletas de animales.

El delegado de Korean Air en Zaragoza, Joonyoung Yang, explicó que en el avión, procedente de Fráncfort, reservó varias posiciones de su bodega para los polluellos, que ocuparon casi un tercio del avión.

Las ocho planchas, con cuatro palés cada una, pesaron 5.720 kilos, y antes de las diez de la noche se completó la operación. El avión debía recorrer 10.980 kilómetros para llegar a Incheon a las 16.55 de Corea, tras 11 horas y 25 minutos de vuelo. "Luego les quedarían a las aves otras cuatro horas para llegar a las granjas en camión", detalló Yang antes de explicar que el envío lo habían contratado varios granjeros para compartir el "elevado coste" de exportación.

El responsable de Korean Air estaba "muy orgulloso" de participar en este envío. "Se han tenido que sacrificar millones de gallinas ponedoras por la gripe aviar, por lo que estoy encantado de poder hacer algo, en la medidas de mis posibilidades, por mi país", añadió.

Las gallinas ponedoras, criadas por la empresa tarraconense Avigan, estarán en condiciones de producir huevos dentro de diecisiete semanas. Y la mayoría de ellas lo podrán hacer, ya que solo entre un 1% y un 3% de las 130.000 aves enviadas ayer morirán en el viaje. "Los granjeros coreanos que nos han contratado están muy satisfechos porque el porcentaje es mínimo", señaló Yang.

Para garantizar su supervivencia en Zaragoza, tres veterinarios de Avigan se desplazaron para supervisar la descarga de los palés con los polluelos, la preparación de las planchas en la nave de ACL y su posterior carga en el avión, tarea esta última desarrollada por la otra empresa logística del aeropuerto, Groundforce, como responsable de las operaciones de de carga y descarga de los aviones de mercancías.

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