Aragón, la comunidad con más porcentaje de jóvenes que compaginan estudios y trabajo

Casi el 18% de los aragoneses estudian y tienen un trabajo remunerado que va más allá de las prácticas académicas.

El 52% de los jóvenes españoles vivió con sus padres mientras cursaban sus estudios universitarios.
Aragón, la comunidad con más porcentaje de jóvenes que compaginan estudios y trabajo
Heraldo

A pesar de las dificultades para encontrar un empleo en la actualidad, algunos jóvenes llegan a compaginar un trabajo con parte o la totalidad de sus estudios. Estos casos son más comunes en etapas formativas como la universidad (especialmente en los últimos años de carrera o durante el máster), aunque también existen en la FP o incluso el Bachillerato. De hecho, según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 78.900 aragoneses de entre 16 y 34 realizaron un trabajo remunerado mientras cursaban sus estudios, en concreto, el nivel más alto que han alcanzado en su formación.

De estos empleos, alrededor de un 40% pertenecen al plan de estudios del alumno, es decir, el 'practicum' de la carrera o del máster o la Formación en Centros de Trabajo (FCT) de la Formación Profesional. De este modo, solo 47.100 aragoneses deciden, por cuestiones económicas o formativas, compaginar los estudios con un empleo o viceversa. Esto supone que el 17,56% de los jóvenes de Aragón se decantan por esta opción.

Este es el volumen de población más elevado de todas las comunidades autónomas. Justo por detrás se encuentra la Comunidad de Madrid (16,69%) y el País Vasco (16,52%). Por su parte, en la parte baja de la tabla se sitúan los jóvenes melillenses (4,12%), los extremeños (7,18%) y los canarios (9,39%).

“En determinadas etapas formativas siempre ha sido más o menos común, compaginar los estudios con algún trabajo como ser camarero los fines de semana, cuidar niños, trabajar en el campo... Sin embargo, con la crisis económica, el volumen de alumnos que buscan un empleo ha crecido”, asegura Manuel Moreno, secretario ejecutivo de Juventud, Cooperación y Movimiento Social de UGT Aragón. Una opinión que comparte Juan Carlos Cantín, secretario de Empleo y Formación de CC. OO. Aragón: “Algunos de ellos lo hacen para tener unos ingresos propios con los que no depender de los padres, otros para seguir ampliando su currículo y también hay muchos que trabajan para costearse su formación, e incluso, mantener a sus familias”.

“Desde que se endurecieron los requisitos académicos para acceder a una beca (nota media y créditos aprobados), se está dejando fuera del sistema a una parte muy necesitada. Muchos alumnos con bajos ingresos compatibilizan estudios y trabajo. En estos casos, debido a la falta de tiempo, no se pueden tener unos resultados académicos brillantes y, a veces, no se consiguen aprobar todas las asignaturas (en determinadas ramas con una suspensa ya no se tiene derecho a beca), por lo que se pierde la ayuda”, subraya Moreno. Por ello, apuesta por recuperar un sistema más igualitario de becas, aunque sigan existiendo algunos requisitos académicos.

Sara, que durante sus años de carrera ha compatibilizado en algunos momentos su formación académica con la profesional, reconoce que llevar ambas cosas al día es complicado. En su caso, cuando empezó a cursar el doble grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas (DADE) estaba trabajando de dependienta. “Lo hice para sacarme un dinero extra y que mis padres no se tuvieran que preocupar por mis cosas”, explica. Posteriormente durante los distintos cursos ha ido compaginando sus estudios con otros trabajos temporales de camarera en su pueblo o en las fiestas del Pilar. En la etapa final de sus estudios, cuando solo le quedaban los proyectos finales, encontró un trabajo de su área: “Tuve que organizarme con los dos TFG y con el empleo, pero me fue más sencillo que al principio de la carrera”.

Más formación

Otra de las situaciones que se están dando en la actualidad y que también se producían antes (aunque en menor medida) es el deseo de seguir ampliando la formación inicial y compaginarlo con un trabajo. “Tras terminar la carrera de Enfermería empecé a trabajar en centros de salud y posteriormente en el hospital . En ese momento, decidí hacer un máster, ya que en esta profesión es muy importante estar en continua formación”, detalla Beatriz. Por eso, durante todo un año académico compatibilizó sus jornadas laborales (de diferente duración porque no tenía un puesto fijo) con el máster.

Por su parte, María decidió empezar a trabajar una vez que finalizó una FP Media. “Eché currículos y encontré un empleo en un centro ocupacional de personas con discapacidad. Al tiempo, decidí seguir ampliando mi formación con un FP Superior a distancia de Integración Social, por lo que durante estos años he ido haciendo ambas cosas a la vez”, explica. Una cuestión que le ha resultado algo complicada a la hora de estudiar, “ya que no tienes docencia”; pero que, al ser a distancia, le ha permitido organizarse de mejor manera.

Según detalla Moreno, en estos últimos años también ha habido casos de gente que, estando en el paro, ha decidido ampliar sus estudios. “Después de llevar un tiempo, pueden encontrar un trabajo y decidir mantener las dos cuestiones”, subraya. Por ello, reconoce que los perfiles de aragoneses que compaginan los estudios con el trabajo son muy variados, “casi tantos como personas”.

Los jóvenes, damnificados por el paro

Los datos de paro de los últimos años demuestran que los jóvenes han sido uno de los grupos más perjudicados por la crisis económica. Según la información extraída del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2013 y 2014 se llegó a superar el 20% de parados (hay que tener en cuenta que dentro del volumen de población de 16 a 34 años hay muchos que son inactivos). Esta situación está mejorando lentamente y en estos momentos el porcentaje de parados en este grupo de edad se encuentra en el 15%.

La misma tendencia han vivido los ocupados de este grupo de edad. Mientras que en los años previos a la crisis (2007 y 2008) el 70% de los jóvenes aragoneses tenían un empleo, en 2014 esta cifra se redujo hasta el 49%. No obstante, desde aquel momento, la tendencia vuelve a ser al alza: un 52%. “Aunque hay casos puntuales, la mayor a de los trabajos que tienen los más jóvenes son empleos temporales, de escasa calidad y que exigen un nivel de formación inferior al que realmente tienen”, subraya Cantín. Asimismo recuerda que los sectores de la hostelería y el turismo son los más habituales entre la juventud, especialmente, en aquella que auna trabajo y estudios.

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunció el pasado viernes que los jóvenes 'ninis' (ni estudian ni trabajan) recibirán una ayuda mensual de 430 euros ligada a un contrato de formación. 

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