Lectura compartida en voz alta para mejorar la vida de los demás

“La lectura tiene numerosas posibilidades y beneficios, también para los adultos, pero muchas veces no nos damos cuenta”. Esta es una de las razones que ha servido de inspiración a la creadora del recién nacido proyecto ‘Lectora de historias’. Anabel Bugarín, gallega y afincada en Zaragoza, se declara amante de los libros y ya desde bien pequeña compartía la lectura del periódico con su abuelo, de la primera hasta la última página.

En su etapa de librera, se encontró con una necesidad. “Muchas personas siempre venían a pedirme ejemplares con letra grande o que no pesaran demasiado, bien porque ellos u otros no tenían buena visión o no podían sostenerlos por diferentes razones”, recuerda. Además, en su círculo, varios familiares sufrían por no poder leer en su tiempo de ocio. Uno de ellos, su  madre: “A ella le encanta leer, pero no puede porque ha ido perdiendo visión y no le gusta hacerlo con lupa”.

En ese escenario y por todo lo anterior, hace unos meses se preguntó por qué no leerles de viva voz y de forma profesional a quienes ya no tienen posibilidad de hacerlo por ellos mismos. Presentó su idea al Semillero de ideas de Zaragoza Activa y, a partir de entonces, ha ido construyendo ‘Lectora de historias’, una iniciativa basada en “aprovechar todas las potencialidades que esconde la lectura compartida y en voz alta para mejorar la vida de los demás”.

La conversación, el comentario, la interactuación o la compañía son ingredientes fundamentales en esta labor, destinada especialmente a personas mayores, a quienes no pueden leer por sí mismas, que viven solas, son dependientes, o que poseen algún tipo de discapacidad, deterioro cognitivo o escasa competencia lectora.

Los beneficios que aduce Bugarín son variados: “Este ejercicio permite desarrollar habilidades sociales como trabajar en equipo, hablar en público o desarrollar argumentos, y también repercute en el desarrollo de la memoria, el pensamiento, la atención, la activación de conexiones neuronales o la mejora de competencias trasversales”, explica. Además, esta emprendedora pone como ejemplo países como Francia, “donde ser lector en voz alta es una actividad en auge que lleva camino de convertirse en una profesión”. Sin embargo, aquí todavía queda camino por recorrer: “He conocido solo tres casos de lectores a domicilio en España”, reconoce.

A domicilio, en centros de día o residencias

Pensadas para desarrollarse a domicilio o en lugares como residencias, hospitales o centros de día, las actividades que ha diseñado Anabel Bugarín en su proyecto son de tres tipos. Los talleres cognitivos y de habilidades sociales –en los que, por ejemplo, se realizarían ejercicios de construcción de versos partiendo de recortes de palabras procedentes de periódicos-, los clubes de lectura –en los que los participantes o el profesional leerían libros, microcuentos o relatos cortos en voz alta, o se escribiría en equipo-, y la lectura para otros –donde el lector ejercería su trabajo con otra persona, leyendo lo que esta quisiese, pero estableciéndose una relación con opiniones, comentarios, pausas…-.

Ya existen asociaciones o iniciativas que desempeñan parecidas actividades en torno a la lectura, si bien “pretendo crear un modelo de negocio que sea sostenible en el tiempo y que pueda dar empleo a profesionales de la enseñanza, filólogos, cuentacuentos o personas con conocimientos sobre la lectura”, aspira Bugarín.

Al tiempo que da forma a un primer taller dirigido a personas con deterioro cognitivo, el más inmediato reto de esta lectora empedernida de historias pasa ahora por presentar su proyecto a diferentes entidades e intentar lograr vías de financiación que posibiliten su puesta en marcha en la capital aragonesa.