Pasar al seguro los daños del coche sufridos en un rally... y otros timos en auge

Crecen los intentos de fraude a las aseguradoras en el último año. La patronal premia dos investigaciones de Zaragoza.

Las grabaciones y las redes sociales ayudan a destapar los fraudes
Las grabaciones y las redes sociales ayudan a destapar los fraudes
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Una joven pareja se va de escapada a la sierra con su Porsche Caimán cuando en una curva pierden el control del vehículo y chocan contra una mediana. O al menos eso es lo que le contaron a su compañía aseguradora a la hora de dar el parte de daños. Nada más lejos de la realidad. Una investigación de los hechos a través de redes sociales y foros permitió descubrir que unos días antes se había celebrado un rally en esa misma carretera y, oh sorpresa, un participante con el mismo vehículo se había accidentado en ese punto. Sabedor de que las pólizas no cubren los daños en competiciones, el titular había urdido el engaño para beneficiarse de reparaciones por valor de 14.000 euros.

Es uno de los casos de fraude premiados por la patronal del seguro Unespa en su ya tradicional concurso de timos destapados. Un problema en auge, según revelan sus datos, que señalan que en 2016 hubo más intentos de fraude al seguro, aunque su impacto económico fue menor. De hecho, apuntan a la creciente importancia de los fraudes de pequeña cuantía. Es decir, aquellos en los que la cantidad reclamada no alcanza los 500 euros. “Este tipo de engaños detectados muestra una senda creciente en los últimos cinco años y constituye en la actualidad un 37% de los fraudes”, revelan.

En concreto, las aseguradoras estiman que el pasado año aumentaron los intentos de fraude en las líneas de negocio de mayor capilaridad o popularidad social. En el ramo de automóviles repuntaron los casos detectados en percances de responsabilidad civil con personas lesionadas y en los partes por robo. Prácticamente todas las líneas de multirriesgo (los seguros de hogar, de comunidades de vecinos y de industrias) notaron un incremento de las reclamaciones ilegítimas al seguro. Lo mismo se puede decir de otros negocios con amplia presencia entre las familias como los seguros de vida, accidentes, decesos y subsidios.

Sólo algunas coberturas de automóviles (responsabilidad civil por daños materiales y otras garantías), los seguros de comercios y las pólizas de salud anotaron una caída de los intentos de estafa. “El ramo de autos continúa siendo el epicentro de los intentos de engaño. En concreto, seis de cada 100 lesiones por accidente de circulación esconden un fraude, ya sea por una simulación del siniestro o por una exageración del daño padecido”, explican desde Unespa.

“Destaca también la incidencia entre los seguros de vida. En ese caso, en dos de cada 100 ocasiones hay algún engaño en la reclamación que recibe la entidad aseguradora”, apuntan.

En cambio, si en lugar de analizar los casos de fraude se fija la vista en las cuantías reclamadas, el panorama es distinto. Prácticamente en todas las líneas de seguro cae el impacto económico de los fraudes. Además, los datos revelan que los fraudes “son obra de una minoría que busca lucrarse ilícitamente a costa del resto de asegurados”.

Dos casos zaragozanos

Según el informe 'El fraude en el seguro español (2016)' por cada euro invertido en investigar casos sospechosos, las aseguradoras logran evitar el pago de 34,70 euros en indemnizaciones indebidas. De ahí el esmero de las compañías en resolver este tipo de timos. Precisamente en la edición de los galardones de este año, dos fraudes producidos en Zaragoza se cuelan entre los premiados.

En el apartado de automóviles, una investigación propia, a raíz de la valoración de un médico, permitió destapar que los daños físicos sufridos por una joven en un accidente de tráfico habían remitido con el paso del tiempo, y no eran irreversibles como en un primer momento se estimó. Se confirmó que la afectada hacía vida normal gracias al estudio de sus redes sociales -grandes aliadas de los detectives- y otras pesquisas. Como consecuencia, la indemnización final se rebajó de un millón de euros a 230.000.

Por otro lado, otra aseguradora logró demostrar que un supuesto accidente laboral con resultado mortal tras la caída de un trabajador desde la azotea fue en realidad un suicidio. A pesar de la insistencia de la familia en la primera versión, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón confirmó la tesis de los peritos.

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