Clara González: "De EE. UU. a España me llevaría las ganas que tiene la gente de comerse el mundo"

La joven de 26 años se marchó en 2013 al terminar sus estudios de Periodismo. Estudia un máster en Cultura y Literatura Hispánica en Boston College, donde también da clases de español a universitarios.

La joven oscense Clara González.
La joven oscense Clara González.
C. I.

La periodista oscense Clara González vive desde 2013 en Estados Unidos. Ahora mismo reside en la ciudad colonial de Boston, en el estado de Massachusetts, en la que profundiza en sus estudios en lengua y literatura española y donde además da clases de español: "Vine aquí hace un par de años con la beca de la Fundación Rafael del Pino y estuve haciendo investigación en el Observatorio del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard. Gracias a mi estancia en el Observatorio he podido publicar dos informes sobre cibermedios hispanos en los Estados Unidos y sobre la radio en español en el país. En septiembre del año pasado comencé un programa de máster en Cultura y Literatura Hispánica en Boston College, donde también doy clases de español a jóvenes universitarios".

La joven de 26 años se marchó a Estados Unidos al terminar sus estudios de Periodismo en la Universidad San Jorge. Comenzó su periplo americano en Minnesota gracias a una beca de intercambio con el Gustavus Adolphus College: "Allí pasé un año fantástico que despertó mi curiosidad por este país y, desde entonces, sigo aquí tratando de aprovechar al máximo cada día. Desde el principio me sentí muy integrada, aunque he de reconocer que el estilo de vida es muy diferente. Siempre echo de menos la comida de España, desde luego, pero aquí la oferta gastronómica es también muy interesante. Hay mucha población inmigrante que traen consigo esa parte tan importante de la cultura y puedes encontrar gran diversidad, especialmente aquí, en Boston".

Clara tuvo que adaptarse a varios aspectos en su nuevo hogar. "En primer lugar, el idioma. Independientemente del nivel de inglés que puedas llegar a adquirir aquí, creo que hay algo inherente al español que lo hace muy diferente. Los sentimientos, los refranes o dichos populares... incluso las malas palabras, son elementos que no puedes traducir tan fácilmente. Estoy muy bien integrada y me siento muy acogida. Además, me siento muy identificada con la población latina de aquí, es lo más cercano a casa que tengo... pero sin duda la capacidad de poder expresarme en mi lengua materna es algo que echo de menos. Ya he puesto a todos mis compañeros de piso a aprender español, pero evidentemente no es lo mismo. El sentido del humor cambia, cosas tan sencillas como títulos de películas crean ciertas barreras que solo se superan con el tiempo y con algo de paciencia", explica.

Lo que sí ha cambiado para la oscense es forma de afrontar el día a día: "Aquí no se estila tomar una cerveza o un café después de trabajar porque todo el mundo está muy ocupado o tiene muchas responsabilidades. Se valora mucho la actividad profesional, por lo que a veces la vida social entre semana decae un poco. Hay mucha oferta cultural, por supuesto, pero supongo que, después de crecer con ese 'quedar a tomar café' que se puede convertir en una cena, el tener un horario tan limitado restringe las posibilidades de ser más espontáneo o simplemente disfrutar más de tu tiempo libre con otras personas".

Como todos los aragoneses en la diáspora, Clara echa de menos varios aspectos de su vida: "Lo que más, a mi familia. A veces, especialmente en época de exámenes o mucho trabajo, me pregunto si merece la pena. Es difícil porque la vida en España sigue, y a veces ocurren situaciones delicadas sobre las que no tienes ningún control, y coger un avión para dar un abrazo a alguien a quien quieres no es tan sencillo. Sin duda es el contacto físico, el cariño, lo que más echo de menos. Las distancias se acortan gracias a las nuevas tecnologías, pero nunca parece ser suficiente".

Si se le pregunta qué aspecto 'importaría' de Estados Unidos a España, no tendría dudas: "Me llevaría ese sentimiento y esas ganas de comerse el mundo que tiene la gente de aquí. No se desaniman fácilmente, buscan la forma de realizar sus sueños y la verdad es que tanta energía se contagia. He conocido a gente con aspiraciones increíbles, alguien a quien hubieras llamado 'loco' o 'soñador' en España, y ahora mismo están a punto de lograr lo que se han propuesto, si es que no lo han conseguido ya. Es eso precisamente lo que querría llevarme a España, el espíritu de superación que te lleva más allá de tus propios límites".

El futuro

El periplo de Clara en Estados Unidos no toca aún a su fin. "Me gustaría seguir aquí algún tiempo y aprovechar al máximo la experiencia, aunque en el fondo he de reconocer que la tierra tira mucho, y que me gustaría volver. Todavía me queda mucho por aprender, especialmente en el terreno periodístico. Desde las elecciones, este país se ha convertido en el rey del 'fact checking' (comprobación de datos y afirmaciones) y creo que se están desarrollando estrategias muy interesantes que favorecerían mucho la forma en la que se publica en España".

En cuanto al mensaje que trasladaría a la clase política, considera que "los jóvenes en Aragón necesitan creer que realmente pueden conseguir sus objetivos". "A veces hay demasiadas barreras en el sistema, demasiada gente que te dice que nunca vas a lograrlo, que no es suficiente. Creo que los dirigentes, sean del partido que sean, deben dar ejemplo con su trabajo y su fuerza de voluntad. La política se ha cubierto de un manto de corrupción en el que todos sospechan de todos y, al final, eso le quita la esperanza a la gente, especialmente a los más jóvenes. Necesitamos ver que las cosas se están haciendo bien, comprobar que los que están trabajando en nombre de la provincia, la comunidad o el país realmente quieren lo mejor para nosotros. Durante los últimos años hay un desencanto general con los aspectos más políticos, lo que influye notablemente en la percepción del resto de la sociedad, del aspecto laboral, etc. Entiendo que los más jóvenes quieran marcharse, y no únicamente por el aspecto económico, que es el más evidente, sino porque se sienten más valorados fuera de España".


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