“El maltrato psicológico es el gran olvidado de la violencia intrafamiliar”

Detectar una víctima de violencia continúa siendo el gran reto de los profesionales y las administraciones.

La psicóloga forense María Jesús Portillo, fundadora del Centro de Asistencia a Víctimas de Abusos y Agresiones sexuales (CAVIAS).
La psicóloga forense María Jesús Portillo, fundadora del Centro de Asistencia a Víctimas de Abusos y Agresiones sexuales (CAVIAS).
Heraldo

 La violencia intrafamiliar –también conocida como violencia doméstica- está considerada por los expertos como “la gran olvidada en la actualidad”. Además, cuenta con una serie de características que la vuelven indetectable en según qué casos. “Se trata de un tipo de violencia que se produce dentro del hogar, un lugar concebido como nuestro refugio y en el que se supone que nos van a proteger”, explica María Jesús Portillo, psicóloga forense especialista en víctimas.

Esta cuestión hace que se produzca una doble victimización, ya que “la persona que te agrede se supone que te quiere y que debería de protegerte, por eso el daño es mucho más grave y hace que cambie nuestro sistema de valores”, añade la especialista. Tras nueve años trabajando en la Oficina de Atención a las Víctimas de los Juzgados de Zaragoza, en el año 2004 fundó el Centro de Asistencia a Víctimas de Abusos y Agresiones sexuales (CAVIAS).

Dentro de la violencia intrafamiliar existen diferentes tipos (de hijos a padres, entre hermanos, de padres a hijos, entre la pareja). Es necesario diferenciar entre dos conceptos que habitualmente confundimos: la agresividad y la violencia. La primera es “una reacción innata y necesaria para la supervivencia. Es un impulso que nos ayuda a actuar en momentos límite”, asegura. Mientras que la violencia tiene el único objetivo de dañar al otro de manera gratuita. “La violencia es una conducta y como tal se aprende. Los que la ejercen no tienen otra forma de poder”, asevera Portillo. Además, según los expertos, las personas más vulnerables dentro de la familia son la mujer, los niños, los ancianos y los discapacitados.

Dentro de los tipos de violencia que existen, sin duda una de las más sonadas en la actualidad es la denominada violencia de género o de pareja, para la cual han de darse tres factores: que exista o haya existido una relación de afectividad, que se den diferencias de poder y que la víctima sienta que no tiene posibilidad de salir en esa situación.

También existe violencia de los padres contra los hijos, “la cual incluye negligencia, no atenderlo en condiciones, impago de pensiones, no llevarlo al colegio…”, indica la especialista. Según los datos de violencia doméstica publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2015 un total de 56 niños sufrieron de violencia por parte de su padre o madre en Aragón. Del otro lado aparece la violencia filio-parental, “una tendencia completamente en alza”, asevera Portillo. Según la misma fuente más de 3.000 padres o madres fueron víctimas de violencia por parte de un hijo, en Aragón fueron 48 (19 padres y 29 madres).

Cuando a los hijos se les da todo lo que quieren desde pequeños y no se les pone límites aparece el denominado ‘Síndrome del Emperador’, desarrollado por el psicólogo criminalista Vicente Garrido. “Nuestros hijos no toleran la frustración porque son niños que no han oído un ‘no’ en su vida. No saben esperar y lo que quieren, lo quieren ya”, explica la psicóloga.

Además, en los últimos años se han detectado nuevos tipos de violencia, basada en el control a través de las nuevas tecnologías, que se da sobre todo en parejas jóvenes: “tienen que estar conectados todo el tiempo, decir dónde están y con quien… pierden la intimidad y se llega a producir un aislamiento social”.

A pesar de no existir estadísticas al respecto, la especialista asegura que se trata de una de las violencias más invisibilidades en nuestros días. En este caso se da el denominado ‘Fenómeno Iceberg’, el cual dice que “seis de cada ocho casos de violencia ejercida sobre personas mayores no se detectan”.

En la sociedad actual las personas mayores son olvidadas, o todo lo contrario y se ven obligadas a volver a ejercer de padres manteniendo a sus familias con sus pensiones o cuidando de otros miembros de su familia”, explica la psicóloga. Además, aparece el denominado ‘Síndrome del cuidador’ en aquellas personas que se ven obligadas a cuidar de otras porque no les queda otra alternativa y que provoca un profundo desgaste emocional y físico de la persona que acarrea esta responsabilidad.

“Una herida más difícil de curar”

Sin embargo, el maltrato psicológico es el gran olvidado y el más dañino en materia de violencia intrafamiliar, ya que es “el más difícil de detectar y el que primero empieza porque antes de ponerte una mano encima te han vejado y es lo que te prepara para aceptar todo lo que te venga encima”, lamenta Portillo.

Además, la herida que provocan estos daños también es más difícil de curar. “Una fractura se cura y es lo fácil de probar mientras que con el daño psicológico lo que se persigue es destruir la autoestima y anular la personalidad de la víctima”, concluye.

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