¿El último grabado aragonés?

A pesar de las dificultades todavía existen artistas aragoneses que continúan apostando por esta técnica.

Lu de López, en su estudio
Lu de López, en su estudio
C. I.

Pese al paso del tiempo, los grabados de Goya siguen de moda y son reconocidos en todo el mundo. Entre 1770 y 1820, el pintor aragonés utilizaría esta por aquel entonces innovadora técnica para llevar a cabo parte de su creación más conocida, entre la que se encuentran las series de ‘Los caprichos’ (1799), ‘Los desastres de la guerra’ (1810-1815), ‘La tauromaquia’ (1816) o ‘Los disparates’ (1815-1823).

Coincidiendo con la celebración del 271 aniversario del nacimiento del artista -que tuvo lugar el 30 de marzo de 1746 en la localidad zaragozana de Fuendetodos-, surge lapregunta de ¿dónde se encuentran los sucesores del pintor aragonés en esta técnica tan concreta?

“Los grabadores son como náufragos, sobreviven con un gran esfuerzo temiendo siempre un final catastrófico”, explica África Prados, profesora de grabado en Escuela de Artes de Zaragoza desde hace 12 años, concretamente en el ciclo de Grabado y técnicas de estampación de Zaragoza.

“Ya cuando estudiaba esta especialidad en los años 90 nadie la recomendaba porque tenía tan pocas salidas profesionales... pero pronto me atraparon la dificultad técnica, la alquimia de los materiales y la cocina del grabado tradicional”, relata Prado, quien afirma que se trata de “la gran desconocida” dentro de las disciplinas de las Artes Plásticas debido a la ardua formación que se requiere.

“El grabado surgió por una necesidad de realizar copias y de dar a conocer la obra de los artistas. Es lo que se denominaba grabado de reproducción”, afirma la profesora. En su momento, supuso una técnica revolucionaria que hoy ve en internet y las nuevas tecnologías uno de sus peores enemigos: “Con la proliferación de imágenes, la inmediatez, la publicidad y el diseño de nuestros días, el grabado ha sufrido un estrechamiento de su espacio y una crisis, además se trata de una técnia que requiere de muchas horas de trabajo”.

Por suerte, hoy todavía existen estudiantes de Bellas Artes que apuestan por esta técnica. Se trata, por lo general, de “personas perfeccionistas, buenos dibujantes y amantes del arduo proceso”. Una de ellas es la zaragozana Laura López, conocida en el sector artístico como Lu de López. A sus 23 años se autodefine como una auténtica enamorada del grabado: “Me gusta la metodología, es minuciosa y te obliga a retarte durante todo el proceso, creo que tiene mucho encanto”.

En su caso, conoció la técnica durante su estancia en la Escuela de Bellas Artes de Teruel. Sería su profesor de grabado, Paco López Alonso, el gran culpable de que eligiera esta rama profesional. “Yo iba a ser escultora, pero sus clases eran una maravilla”, recuerda. Actualmente se encuentra en la Politécnica de Valencia haciendo el año de especialización.

“La mayoría del tiempo trabajas sobre una matriz, una plancha en la que dibujas el diseño invertido que te permitirá sacar todas las copias que quieras. Hasta que no la estampas no ves el resultado final, aunque yo con lo que más disfruto es con el proceso previo”, explica.

A la pregunta de si se trata de una técnica desfasada, Lu responde con algunos de sus artistas de referencia, entre los que se encuentran Hunt Slonem o Chillida. “Por supuesto, Goya es el mesías aunque también me gusta mucho Gustave Doré”, reconoce.

En su opinión, cada copia es una obra de arte única y diferente. “A pesar de salir de la misma plancha nunca salen dos iguales. La textura, la tinta, el bajo relieve… siempre hay algo que la diferencia de la anterior”, resume. Además, asegura que esta técnica no va a desaparecer. “Decían lo mismo de los libros o de la radio con la llegada de la televisión. Creo que al final se entenderá que es una técnica que no podemos perder”, concluye la joven.

Rumbo a la autoedición

En los últimos años, el cierre de numerosos talleres emblemáticos de la tierra ha dejado la puerta abierta a otros nuevos como el de Fabiola Gil (especialista en xilografía japonesa), Miguel López (serígrafo textil) o Natalia Royo (Tinta Entera). Sin embargo, desde la Asociación de Artistas Plásticos Aragón Goya aseguran que han notado cierto repunte avalado por la moda del “hecho a mano” y de recuperar técnicas artesanales como el estampado.

“Actualmente en Zaragoza no debe de haber más de 20 talleres, una cuestión que dificulta, además, la realización de prácticas a quienes se interesan por esta disciplina. Por el contrario, los avances digitales han aportado efectos muy positivos como la mayor velocidad a la hora de lograr la reproducción o la ausencia de toxicidad en el proceso”, explica Mariela García, su presidenta. Desde la asociación se mantienen positivos y auguran un resurgir de la técnica, aunque desconocen cuándo llegará su momento: “Mientras exista la asignatura en las escuelas, la técnica permanecerá”.

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