La fibra rural colaborativa se abre hueco en Aragón

Varios pueblos están construyendo y ampliando su propia infraestructura para conseguir acceso a internet.

Instalación de internet colaborativo en Eresué
Instalación de internet colaborativo en Eresué
Ribaguifi

Cuarenta vecinos de Mosqueruela tienen 30 megas de conexión ADSL en sus hogares sin pagar una cuota fija al mes. Son los cuarenta hogares que se han conectado de momento a la red de telecomunicaciones "abierta, libre y neutral" que impulsa desde el 2004 la fundación catalana Guifi.net.

Agustín Gargallo, electricista, vecino de la localidad e instalador de comunicaciones, avanza, además, que acaban de llevar a cabo una ampliación y que en poco tiempo podrán unirse a la red veinte vecinos más del municipio asumiendo solo el coste del equipo y su instalación inicial: entre 140 y 200 euros de inversión.

Hasta ahora disfrutaban solo de tres megas. Sin embargo, hace poco llegó el ADSL al pueblo y el ayuntamiento contrató una línea por la que abona una cuota fija mensual a una compañía. Lo que hacen los vecinos es extender esa conexión a todo el pueblo mediante una antena y un repetidor central y generando así una red que, según asegura Agustín, "es totalmente legal".

En Tronchón, a 55 kilómetros de Mosqueruela, los vecinos decidieron hacer exactamente lo mismo y según figura en el listado de nodos activos de Guifi.net, a día de hoy hay 28 hogares conectados y otros ocho nodos en proceso. En este caso, se sirvieron de un repetidor de televisión ubicado sobre un monte cercano.

También en Huesca

En La Ribagorza, fue un grupo de vecinos, con el apoyo de la Asociación Guayente, quienes se pusieron manos a la obra hace ya tres años. Veían cómo los pequeños núcleos se quedaban al margen de la banda ancha que sí llegaba a los municipios más grandes y decidieron basarse en el modelo de red ciudadana iniciado hace ya trece años en la comarca de Osona (Cataluña).

A simple vista el proceso no parece difícil: "Solo es necesario instalar unas antenas Wifi que unan a esos pueblos pequeños a aquellas localidades en las que sí haya alta velocidad", explicaba entonces la asociación a los ayuntamientos y vecinos de la zona. Aunque no todo resulta tan sencillo: hacía falta financiación y localizar los espacios adecuados para colocar las antenas y repetidores.

"Nos quedamos a las puertas de conseguir la subvención RIFE (proyecto europeo para el despliegue experimental) pero, al final, decidimos seguir adelante con financiación propia. De modo que cada vecino aporta una parte proporcional al coste de la red" explican desde Ribaguifi.

En un primer momento, en Eresué se involucraron solo cuatro casas y se instaló en el local social el punto central. La red siguió creciendo y al cabo de pocos meses ya se habían sumado otras dos casas (una por cable y otra por Wifi) y se decidió, contando con el visto bueno y el apoyo del Ayuntamiento de Sahún, extenderla aprovechando el tendido del alumbrado público. Según figura en el mapa de la red, a día de hoy hay ocho nodos activos (viviendas conectadas) en Eresué y un total de 17 en la Ribagorza (Liri, Sos y Villanova).

"La red es propiedad de todos los que forman parte de lla, se construye a partir de un acuerdo de interconexión y permite disponer de un acceso a internet de calidad, independiente de los proveedores tradicionales y que además sirve como catalizador para la construcción de un red ciudadana, abierta, libre y neutral", explican en el blog creado específicamente para el proyecto en La Ribagorza.

Un modelo alternativo

Lluis Dalmau, uno de los patronos iniciales y director de la Fundación Guifi.net, explica que el objetivo es "promover un modelo de telecomunicaciones mancomunado, un bien común en el que los usuarios puedan ser los propios promotores". De forma que si en un pueblo no hay una buena conectividad y a las operadoras tradicionales no les sale rentable ofrecerla, los vecinos, junto con el ayuntamiento y las empresas, se organicen para crear esa red.

"Primero se trabaja para construir una infraestructura de red a través de radio enlaces y luego pueden ser los mismos vecinos quienes se organicen a través de una cooperativa de consumo, una asociación o una microempresa para ofrecer el servicio o bien buscar un mayorista con un ancho de banda suficiente para que lo ofrezcan los operadores de telecomunicaciones".

Dalmau explica que la inversión depende la ubicación de cada pueblo y de las posibilidades de tener acceso a conexiones de internet con una garantía y un ancho de banda suficiente. "No es lo mismo estar cerca de una gran capital donde se puede contratar una línea de fibra óptica, hacérsela llegar por un radioenlace y luego distribuirla por el pueblo, que estar en un sitio apartado sin esa posibilidad y en el que haya que buscar acceso a torres de telecomunicaciones".

El objetivo, insiste, es crear una red alternativa e incrementar la competencia en el mundo de las telecomunicaciones. "Si los propios usuarios somos capaces de crear una infraestrucutura e invitar a los operadores a que la usen en igualdad de condiciones, se favorecerá el que podamos contratar servicios a precios más ajustados".

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