Las aplicaciones 'colaborativas' avanzan en Aragón frente a regulaciones y críticas

El sector del taxi en la Comunidad se mantiene firme, mientras los alquileres de vivienda proliferan a pesar de las nuevas regulaciones.

El sector del taxi, uno de los más beligerantes con la economía colaborativa
El sector del taxi, uno de los más beligerantes con la economía colaborativa

El sector de la economía colaborativa sigue creciendo en todo el mundo, y también en Aragón. Miles de personas utilizan cada día aplicaciones para encontrar un piso en el que pasar sus vacaciones, moverse tanto dentro como fuera de sus ciudades, compartir plazas de garaje o incluso intercambiar horas.

Pero, ¿qué es exactamente la economía colaborativa?. La respuesta varía según a quien se pregunte. Para José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), la economía colaborativa es aquella en la que no hay un intercambio de dinero, sino de tiempo o servicios. En Aragón existen actualmente una treintena de iniciativas como bancos de tiempo, mercados de trueque, intercambio de ropa, o cooperativas de compra colectiva de productos ecológicos o combustible para ahorrar dinero. Es un fenómeno que ni mucho menos es nuevo, pero que se ha recuperado en los últimos años debido a la crisis como una forma de ahorrar dinero y reaprovechar bienes que otros no necesitan.

Sin embargo, en los últimos tiempos la descripción de 'economía colaborativa' es la que también se ha dado a todas aquellas aplicaciones cada vez más comunes que ponen en contacto particulares para prestarse servicios. Un sector todavía por regular que en Aragón está cada vez más presente, y que sigue al alza a pesar de las normas que han surgido para intentar frenarlo o, cuanto menos, hacer que sea una actividad con las mismas obligaciones salariales y fiscales que el resto.

El sector del transporte: de la resistencia del Taxi en Aragón al auge de BlaBlacar

Uber fue la primera gran aplicación -y compañía- de este tipo que hizo ruido con su llegada a España. Funcionó entre 2013 y 2014 hasta que en 2015 un juzgado madrileño prohibiera su funcionamiento en nuestro país al considerarlo competencia desleal frente al sector del taxi.

Dado que uno de los motivos de la sentencia era que la aplicación empleaba conductores no profesionales, Uber volvió a España en 2016 (por el momento solo en Madrid) con un lavado de cara: utilizando conductores profesionales con una licencia VTC -de chófer- para continuar su actividad con precios muy por debajo que los taxis convencionales. En Aragón, tanto Uber como otras aplicaciones que han seguido su modelo, apenas han penetrado.

Cabify es otras de las apps que -esta vez asegurando un servicio con coches de alta gama- lleva unos años trabajando en España. Han llegado a varias ciudades, algunas más pequeñas que Zaragoza como La Coruña. “Aquí hay un asociacionismo fuerte en el sector, y funcionamos con nuestras propias aplicaciones por cooperativa. Además, el número de licencias VTC en Aragón es escasa, no tienen coches para entrar en el mercado”, comenta Mariano Morón, presidente de la Asociación de Taxis de Zaragoza, quien no obstante plantea que “estamos atentos porque cualquier día pueden intentar entrar”.

Distinto es el caso de BlaBlaCar, la aplicación para compartir coche. Mientras Uber sufrió una primera derrota en los tribunales, este mes de febrero otro juzgado daba la razón a BlaBlaCar en la legalidad de su funcionamiento. En Aragón, a pesar de las quejas del sector del transporte, los viajes que se pueden encontrar un fin de semana cualquiera desde Zaragoza han pasado de 400 a 600 desde 2014.

De forma similar han surgido también opciones para el alquiler de coches entre particulares que están lastrando al sector de los 'rent a car'. Amovens es la principal aplicación de este tipo, que se basa tanto en alquileres por días como en usuarios que acuerdan compartir un mismo coche por horas. Uno lo usa para ir al trabajo por las mañanas, y cede las llaves a otro por la tarde que lo necesita para hacer recados. En Zaragoza, por ejemplo, se pueden encontrar hasta 25 ofertas diarias de este estilo de coches familiares.

El sector de la vivienda: la regulación aragonesa no frena AirBnb

Aunque el sector del taxi se ha movido hasta ahora por medio de sentencias, en el campo de los apartamento compartidos u ofertados entre particulares la regulación sí que ha entrado en escena. En Aragón, la DGA aprobó en 2015 una nueva norma para regular el sector de los apartamentos turísticos: pisos que se alquilaban entre particulares sin tributar. Una norma que llevaba tiempo siendo reclamada por el sector hotelero.

Aunque la nueva norma promovió la regularización de más de 260 de estos pisos durante su primer año, prohibía con multas importantes el tipo de alojamiento que estas aplicaciones de 'economía colaborativa' promovían: ofertar estancias no por un piso completo, sino por alojarse en una habitación libre compartiendo la vivienda con sus propietarios.

La norma aragonesa prohíbe totalmente este tipo de alojamiento, obligando a alquilar el apartamento al completo. Un impedimento que pese a esto no ha evitado que en Airbnb, la web de referencia en esta oferta, se sigan encontrando una veintena de habitaciones en las que pasar la noche en Zaragoza junto con sus dueños.

María (nombre ficticio), es una de las personas que junto con su pareja oferta una de sus habitaciones en Airbnb en Zaragoza. “Llevamos haciéndolo desde octubre del año pasado, y en total hemos sacado unos 200 euros limpios. Ofertamos una habitación doble por 15 euros la noche y fue una solución que vimos para sacar un dinero extra para llegar a fin de mes. Si por mi fuera, no alquilaría la habitación de no tener esa necesidad, pero también tengo que decir que la mayoría de las experiencias han sido agradables, excepto en 3 ocasiones en las que no nos han pagado”, señala.

Por su casa han pasado franceses, coreanos, chinos y también mexicanos. “En Europa la regulación es permisiva, y de hecho la mayoría de los inquilinos que hemos tenido son de un nivel sociocultural medio-alto. Aquí, nos hemos informados y nos han dicho que no hay forma de regularlo, pero necesitamos esos ingresos, al menos de momento”, cuenta.

Los problemas de estas aplicaciones...

En opinión de José Ángel Oliván, presidente de la UCA, “a estas aplicaciones no deberíamos llamarlas de economía colaborativa, ya que detrás hay importantes compañías que están ganando dinero, y muchas veces tributando fuera”, señala.

Las sombras que presentan estas aplicaciones, más allá de los perjuicios para sectores ya instalados, pasan fundamentalmente por la falta de garantías de cara al consumidor y de protección para los que, a través de ella, acaban prestando servicios. “La persona que presta un servicio u oferta su coche o su casa a través de estas webs no tributa, y desde el otro punto de vista, si le ocurre algún percance, tampoco tiene ninguna garantía”, señalan desde la UCA.

Por su parte, aunque compañías como BlaBlaCar han firmado acuerdos para que el servicio cuente con un seguro de viaje y muchas de ellas se han aglutinado en una asociación (de nombre Sharing España) para representarse, las dudas siguen estando presentes desde el punto de vista del consumidor. “Ya hemos recibido alguna que otra queja por servicios que no se prestaron a través de estas apps ante las que poco se puede hacer”, comenta el presidente de la Unión de Consumidores

Ante esto el camino que parecen trazar muchas administraciones es la regulación, que aún con todo aún sigue en pañales. La Unión Europea publicó a mediados de 2016 una agenda específica que además de comenzar a tratar de exponer cómo puede la regulación actual aplicarse a estos consumidores, exigía “la colaboración de las empresas para clarificar el pago de impuestos en los estados miembros”.

… Y los puntos positivos

Aunque son muchos los sectores que se han visto afectados por su irrupción, algunos actores implicados también reconocen que la aparición de estas aplicaciones, basadas en las nuevas tecnologías, también les ha hecho modernizarse. “Actualmente la Asociación Nacional del Taxi está trabajando en una aplicación para toda España. Es necesario. Solo en Zaragoza un cliente puede usar tres, y eso no es recomendable. En ese sentido, el sector ha respondido después de que los Uber, etc aparecieran con las aplicaciones móviles”, señala Morón.

También los usuarios han aprendido a usar prácticas más colaborativas fuera de estas aplicaciones. De hecho, muchas de las personas que usan aplicaciones de forma asidua con la misma gente para compartir su coche, ahora queda fuera de la red de la aplicación para evitarse sus comisiones. Algo en lo que algunos también defienden un hábito en los métodos de consumo que aunque no hayan partido propiamente de estas aplicaciones, sí que los han impulsado.

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