180 niños buscan familia

La bolsa de familias de acogida en Aragón resulta insuficiente; una situación que, según los expertos, se debe al escaso conocimiento sobre esta realidad y a la crisis económica.

Familia de acogida aragonesa
Familia de acogida aragonesa
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Solo 80 de los 260 niños que se encuentran en situación de desamparo en Aragón viven en familias de acogida, una realidad que, según José Antonio Martínez, presidente de la Asociación de Acogimientos Familiares de Aragón (Adafa), se debe al desconocimiento social sobre la situación de estos menores.

"La bolsa de candidatos tanto para el acogimiento de urgencia –entre 3 y 6 meses- como para el temporal -máximo de 2 años- y el permanente es insuficiente en la Comunidad", explica Martínez, y precisa que, según los últimos datos publicados por el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS)en urgencia se encuentran 12 familias, y en el resto, 25. 

"Las principales causas de este déficit son el desconocimiento social sobre la situación de estos niños y el periodo de crisis que vivimos, aunque me gustaría anotar que las familias de acogida reciben una ayuda económica de unos 300 euros mensuales", dice.

No obstante, aclara que el número de familias de acogida aragonesas es similar a la media española. "Estoy convencido de que, si en Aragón y en otros muchos territorios no hay suficientes familias de acogida es porque los ciudadanos desconocen esta realidad", apostilla, al tiempo que resalta la necesidad de impulsar campañas de difusión en este sentido.

Los otros 180 niños se ven obligados a permanecer en centros residenciales de menores o en pisos tutelados por el Gobierno de Aragón. "Claro está que se encuentran mejor en entornos familiares, ya que estar en un centro supone convivir con otras personas que están en la misma situación, tener horarios rígidos y no contar con una persona de referencia; los profesionales que se hacen cargo de ellos trabajan a turnos y no siempre son los mismos", cuenta.

El perfil del acogido y del acogedor

Martínez detalla que los niños de acogida tienen entre 0 y 18 años y que la mayoría procede de familias donde existen situaciones de maltrato o que renuncian a cuidarles cuando nacen. "Una vez acogidos, tienen una vida normal, como la de cualquier otra persona de su edad, aunque sí es cierto que algunos arrastran traumas debido a los daños morales que han padecido", anota.

Además -explica-, los que viven en familias de acogida se sienten confundidos ante la dualidad parental, ya que pasan a tener padres biológicos y también de acogida. En cierto modo, eso les marca, ya que les hace diferentes al resto de los niños con los que tienen relación en la escuela, por ejemplo.

Pero apostilla que la situación de estos niños también depende de su edad. "La mayoría de los que son acogidos tienen entre 0 y 10 años; cuando tienen más, suelen quedarse a vivir en pisos tutelados o en los centros debido a su trayectoria, porque a esas edades muchos se niegan a integrarse en una familia que no sea la suya", explica.

De hecho, a finales de 2016, todos los niños de menos de 6 años protegidos por el Gobierno de Aragón consiguieron una familia de acogida y el jardín de infancia del IASS se quedó vacío, un hecho que permitió cumplir al Ejecutivo autonómico con la última Ley del Menor estatal, que señala que los niños de esas edades deben estar preferentemente en domicilios.

También permanecen en centros de menores todos aquellos con necesidades especiales -con enfermedades crónicas, trastornos en la conducta o discapacidad, entre otras-, ya que en Aragón, según esgrime el presidente, no se ha planteado que puedan vivir en una familia de acogida. "Sería fundamental fomentar la disposición de los acogedores a recibir a estos niños; ellos tienen el mismo derecho a vivir en una familia", critica.

En cuanto al perfil de las familias de acogida, el presidente señala que es variado y que, como curiosidad, muchas son monoparentales. "No importa la edad de los cabezas de familia ni el número de hijos biológicos o adoptados que tengan; lo fundamental es que muestren una elevada capacidad de atención y sacrificio", dice.

Todas ellas tienen que aprobar un proceso que atestigüe su idoneidad. Deben superar un curso de formación que imparte el IASS, disponer de una situación económica estable y pasar unas pruebas psicológicas sencillas.

De esta forma, no solo se comprueba que la familia es válida, sino que se estudia su perfil y, en función de este, se le otorga a uno u otro niño dependiendo de las necesidades del menor. "Hay que tener claro que el objetivo no es encontrar un niño para una familia, sino una familia para un niño", cuenta.

Acoger y adoptar: dos conceptos diferentes

El presidente apostilla que el acogimiento siempre es algo temporal. "Puede ser de seis meses, de hasta cuatro años o hasta que cumpla la mayoría de edad, y el niño acogido ni tiene una relación filial legal con la familia que lo recibe ni pierde la relación con su familia biológica", concreta. En cambio, en la adopción sí se establece una relación filial y el niño pierde la vinculación con su familia biológica.

Adafa se ocupa, únicamente, de gestionar el acogimiento de emergencia, destinado a niños de entre cero y ocho años que se encuentran en una situación extrema de la noche a la mañana, como los que son abandonados. Los otros dos –el temporal y el permanente- son gestionados directamente desde el IASS. 

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