Las trabas medioambientales a los vehículos diésel no calan en Aragón

Pese a las recientes restricciones, en la Comunidad hay 47.000 coches más de este tipo que en 2010.

Atascos en el paseo Pamplona de Zaragoza
Atascos en el paseo Pamplona de Zaragoza
Heraldo

Desde este martes y durante los próximos días, Oslo ha prohibido la circulación en sus calles de los vehículos diésel, como medida para atajar el pico de contaminación ambiental que está sufriendo la ciudad noruega. Es solo el último ejemplo de las medidas restrictivas que se están poniendo en marcha en Europa contra los coches que utilizan este tipo de combustible.


La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, anunció su intención de prohibir su presencia en la capital gala a partir del año 2020. Y en Londres, se presentó un plan de renovación de vehículos por el cual se abonarán en torno a 2.500 euros a todo aquel conductor que cambie su coche diésel por otro nuevo de gasolina.


Todo ello después de que durante años, las mismas autoridades fomentaran la compra de vehículos diésel, lo que ahora ha despertado las críticas de los conductores. De combustible preferido, a defenestrado en tan poco tiempo. Según el Informe Global sobre Automoción 2017, elaborado por KMPG, el 53% de los directivos del sector del automóvil considera que el diésel será la primera tecnología de propulsión en desaparecer.


¿Cuál es el motivo de este cambio tan radical? La respuesta está en los últimos informes medioambientales. Los estudios científicos parecen claros y señalan la elevada contaminación que genera la combustión de los diésel (a los que se acusa de contaminar cuatro veces más que los de gasolina). Si hace unas décadas se apostó por ellos dado que emitían hasta un 20% menos de dióxido de carbono (CO2), ahora se ha visto que otros componentes, como las partículas PM y los óxidos de nitrógeno (NOx) son mucho más perjudiciales para el medio ambiente, y en especial para las denominadas boinas de polución que afectan sobre todo a las grandes urbes, como ocurrió el pasado mes de diciembre en Madrid, lo que llevó a su Ayuntamiento a limitar el acceso al centro en función del número de la matrícula.


Uno de los estudios más recientes, del Consejo Internacional para el Transporte Limpio (ICCT), refleja que los coches con motor diésel generan incluso más emisiones tóxicas de óxidos de nitrógeno que los camiones y autobuses.


Sin embargo, consolidar el rechazo a este tipo de combustibles después de años de promoción y con el precio del litro todavía más barato que el de la gasolina, parece complicado. De hecho, en Aragón la tendencia sigue siendo la contraria. Mientras Europa lucha contra el diésel, en la Comunidad crece la brecha entre ambos modelos, a favor de este último.


Si en el año 2010 la cifra de turismos de propulsión diésel matriculados en las jefaturas aragonesas era de 293.000 unidades, en la actualidad ya se alcanzan las 340.152, según los últimos datos facilitados por la DGT, relativos a noviembre de 2016. Es decir, 47.000 coches más, en un periodo de tiempo en el que los de propulsión de gasolina han descendido en 35.000 unidades (245.395 en la actualidad).


De hecho, no todas las voces son unánimes al respecto. Según señaló el director general de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Álvaro Mazarrasa, el diésel se ve sometido "a una gran presión" por la contaminación en las ciudades, aunque subrayó que es un problema que con los coches actuales y los nuevos motores Euro6 se ha reducido "de forma espectacular".


En su caso, apunta directamente a la antigüedad del parque automovilístico, que en España es uno de los más altos de su entorno, con una edad media de 12 años. "Si se sustituyesen los coches antiguos por Euro6, la contaminación en las ciudades desaparecería", dijo al respecto.


En cualquier caso, el precio del litro de combustible sigue siendo uno de los parámetros más importantes para el consumidor a la hora de elegir vehículo. Pero hay quien recuerda que la compra de un coche con motor diésel no siempre es rentable, a pesar de la creencia popular contraria. Diferentes informes comparativos establecen que para recuperar la inversión adicional que supone la adquisición de un coche diésel es preciso recorrer de media más de 160.000 kilómetros en la vida del vehículo y sólo a partir de 200.000 kilómetros se empezaría a generar un retorno cercano a 1.100 euros a favor de los motores de gasóleo.

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