Por
  • Jorge Español Fumanal

El museo que extravía obras

Este asunto, el de las obras extraviadas en el MNAC,  es de capital importancia. Hasta tal punto, que inhabilita al MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña) para albergar cualquier obra originaria del Monasterio de Sijena, incluidas las pinturas murales.


¿Alguien ha reparado en que varias obras valiosísimas de Sijena se han hurtado o han desaparecido en el MNAC? ¿Sabe la opinión pública que todas las pinturas murales expuestas en el MNAC desde 1920 hasta 1990 se dañaron allí y corrieron el riesgo de desintegrarse por mala conservación? Esto es algo gravísimo que no ha ocurrido en ningún museo equiparable del mundo, más que en el de Barcelona, que por ello no debería dar lecciones a nadie.

La primera pieza perdida es el excepcional y rico portapaz de nácar y oro del Monasterio de Sijena, donación de Pedro de Aragón, conde de Urgel, que contenía una reliquia de la túnica de Cristo, obra de orfebrería parisina del 1400, de suma rareza. En 1991 se supo que había sido hurtada misteriosamente de la mismísima caja fuerte del MNAC. Como no fue forzada, todo apunta a que el robo fue obra de alguien del museo. No se ha sabido hallar ni la pieza ni al ladrón.


La segunda desaparición es la de las importantes pinturas murales del ábside de la iglesia del Monasterio de Sijena. Hasta la conservadora del MNAC, señora Montserrat Pagés, reclama que se abra una investigación gubernativa para saber dónde han ido a parar estas pinturas, que deberían estar en el MNAC, pero ya no están. Su precio en el mercado rondaría hoy los cuatro millones de euros. Agrava esta segunda pérdida un silencio culposo de tantos años. ¿Qué clase de museo oculta sucesos tan graves?


La tercera desaparición puede acotarse en el tiempo. Se trata de la pintura mural del Juicio Final de Sijena. No se supo que había sido arrancada del monumento nacional hasta que José Gudiol, autor de los arranques, en una edición revisada en 1980 de la obra colectiva ‘Ars Hispaniae’ quiso revelarlo entonces. Acaso teniendo en cuenta una posible venta ilegal, tal y como la misma Montserrat Pagés sospecha.


Finalmente, de las 53 piezas que regresaron del MNAC el 26 de julio pasado a Sijena, faltan dos frontales de altar, tejidos a mano, uno de ellos particularmente valioso. Tampoco se sabía hasta ahora que el distinguido museo los había ‘extraviado’.


¿Por qué desaparecen piezas en el MNAC y no se investigan denodadamente esos hurtos o desapariciones? Esta es una pregunta fundamental. ¿Por qué no están documentados la mayoría de los depósitos en el MNAC, como denunció la Cámara de Cuentas catalana? Son muchos interrogantes, demasiados. El Estado, patrono del MNAC, debería poner fin a todo esto. Si no, ¿para qué sirve su patronazgo?


¿Alguien sabe cuántos –son muchos– objetos artísticos aragoneses, recogidos tras nuestra Guerra Civil, están todavía depositados en el MNAC por el antiguo Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional? ¿Por qué no se publican sus fotos y se busca a sus dueños?


Según informes de los técnicos de la entidad, todas las pinturas murales en el MNAC, hasta el año 1990, estaban en un estado lamentable: xilófagos, polvo, rasgaduras, salitre, excrementos de rata y paloma sobre las pinturas (y no exagero), carcoma, pérdidas de color... El museo catalán no tenía condiciones para conservar unas piezas que fueron seriamente dañadas en él. No podemos ser indulgentes con tal museo.

Con estos antecedentes, el MNAC carece de autoridad moral y técnica para retener las pinturas de Sijena, y menos, contra sentencia ejecutable. Para colmo, no tiene ningún título de propiedad que le permita retener la obra maestra de aquel pintor anónimo inglés del siglo XII hecha para Sijena: las pinturas de su Sala Capitular, la capilla Sixtina del arte románico en España. Los ‘extravíos’ de obras de Sijena, son el punto y final. El Monasterio de Sijena es inseparable de sus pinturas murales, como dice la declaración del Icomos, y allí estarán conservadas perfectamente, siendo un orgullo para el patrimonio artístico de España. Hagámoslo posible.