El futuro del Ternasco de Aragón: "Esto ya no es el oficio de llenar el zurrón y al campo"

Los ganaderos del sector ovino aragonés apuestan por la mejora genética de sus animales para ser competitivos.

Marcos Insa con su padre y su abuelo, Ángel y Octavio
Marcos Insa con su padre y su abuelo, Ángel y Octavio

Cuando era pequeño y llegaba el momento de recoger la paja, Marcos Insa veía cómo su abuelo se deslomaba agrupándola en pequeñas pacas y empujándolas a mano hasta el remolque. Ahora, Marcos tiene treinta años, trabaja la misma tierra junto a su padre y su tío y habla de sus grandes pacas de rollo y los pasillos por las que las desliza fácilmente. "Con este sistema, alimentar al ganado resulta mucho más cómodo", expone. En este tiempo, la modernización ha llegado al campo para aliviar los quehaceres a quienes viven de él y mejorar la rentabilidad de las explotaciones.


El agricultor y ganadero del Bajo Aragón señala como punto de inflexión el proceso de concentración parcelaria y de modernización del regadío de su zona. En su caso, fue determinante para asegurar el futuro de la familia. Les permitió incrementar la productividad de sus tierras y la cantidad y calidad del forraje con el que alimentan a sus animales. En quince años, los Insa han pasado de tener 700 ovejas a 1.350. Todas de Rasa Aragonesa, una de las tres únicas razas autóctonas de la Comunidad con las que se produce el afamado Ternasco de Aragón.


La explotación de Marcos y su familia es una de las 800 dedicadas al Ternasco de Aragón y que conforman la cooperativa Grupo Pastores. Explotaciones que dan trabajo a 7.000 familias de 370 municipios de la región y que se niegan a quedarse atrás y a rendirse a la competencia que supone el producto internacional.

Rentabilidad y calidad de vida

La cooperativa tiene como objetivo "mejorar la rentabilidad y la calidad de vida" de sus socios y para ello debe apostar por promover, tanto la aplicación de las últimas innovaciones, como la profesionalización de los ganaderos.


En las últimas semanas, el Grupo Pastores ha clausurado su primera edicición de 'Maestrías en Rentabilidad Ovina' y el 'Curso de innovación ganadera'. Durante ocho semanas, 145 ganaderos aragoneses han puesto al día sus conocimientos y métodos de trabajo para asegurar la viabilidad de sus rebaños y, en consecuencia, su permanencia en el medio rural.


Mejora genética

La capacidad competitiva del Ternasco de Aragón depende de la calidad. Los ganaderos de hoy tratan de incrementar esa calidad mediante la mejora genética de las razas. Para ello, necesitan prestar atención a un sinfín de parámetros a lo largo de la vida de los animales y las nuevas tecnologías son el gran aliado en este sentido.


"Cuando son borregos se pone a las ovejas un lector en la tripa que te da toda la información sobre el animal, su estado de salud y las crías que tiene -ejemplifica Mario Insa-, una información que antes no tenías y que permite seleccionar a las ovejas en función de su calidad o productividad".


María José Velilla, una ganadera de Alfamén, alaba estos avances. Ella y su familia tienen otras 1.700 ovejas de Rasa Aragonesa. Lleva 18 años en el sector y asegura que cada vez hay que estar "más tecnificados". Por eso, insiste: "No se puede seguir haciendo las cosas como se hacían antes. Hay que ser cada vez más profesional, más técnico y estar siempre avanzando porque hay mucha competencia fuera". En este sentido, agradece los cursos y maestrías de la cooperativa. "Tenemos que renovarnos constantemente en muchas materias: genética, gestión económica, mamitis, machos, improductivas... Y estos cursos te preparan para emplear todas las nuevas herramientas que tenemos ahora a nuestra disposición".

Calidad de vida

Herramientas que también permiten a los ganaderos mejorar su calidad de vida. Algo fundamental para asegurar la supervivencia de la profesión en Aragón. "Este mundo es muy sacrificado y pequeños cambios, como los cercados eléctricos, ayudan a mantener el sector y a fijar población en el mundo rural".


Coincide con ella Joaquín Biel, otro ganadero de Villalba Baja. El tiene 39 años y ha heredado la explotación y las ovejas de su padre, que ya se ha jubilado. "Nos gusta mejorar y con el asesoramiento de los veterinarios de la cooperativa hemos cambiado el sistema de crías. Lo hemos simplificado, hacemos menos y encima obtenemos más corderos y, por tanto, más rentabilidad", añade a modo de ejemplo.


Agradece también especialmente la existencia de los pastores eléctricos. "Sin ellos no podríamos tener ni un día de fiesta o dedicar tiempo a la siembra. Habría que estar con el ganado las 24 horas. Nos permite, por ejemplo, ir a comer a casa y que esto ya no sea el oficio de antes, el de llenar el zurrón por la mañana, al campo, y no volver hasta la noche".


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