El colegio que no tiene deberes ni exámenes

El colegio Vadorrey no tiene deberes y ha cambiado los exámenes por "repasos" sin nota numérica.

Biblioteca del colegio Vadorrey.
Biblioteca del colegio Vadorrey.
P. F.

Los niños del colegio público Vadorrey de Zaragoza, cuando terminan las clases, no salen con la mochila llena de deberes y fichas. Las Cortes de Aragón acaban de aprobar por unanimidad limitar los deberes. En este colegio hace varios años que aplican metodologías educativas diferentes: no tienen deberes y, desde este curso, tampoco exámenes.


"Apostamos desde el principio del colegio porque no hubiera deberes y lo incluimos en nuestro proyecto educativo. Los niños no solo aprenden sentados en una silla. Los niños aprenden de lo que observan, lo que experimentan. Hay que dejarles tiempo para jugar, para explorar, para desarrollar su creatividad, para hacer otras actividades diferentes al colegio y disfrutar del tiempo con la familia", afirman Ester Mayayo y Laura Romero, directora y jefa de estudios respectivamente.


El claustro de profesores está muy unido y apoya la línea del equipo directivo. "No tenemos una postura radical. Les damos libertad a los docentes para que manden alguna tarea puntualmente y de manera individualizada si lo consideran necesario. Estas tareas deben seguir tres premisas: que se coordinen entre ellos para no mandarlas a la vez, que no sean para el día siguiente y que se trate de tareas competenciales", apunta la directora.


El colegio Vadorrey es uno de los más jóvenes de Zaragoza. Comenzó en el curso 2010-11 en aulas prestadas en el Marie Curie y desde septiembre de 2011 en su propio centro. Tiene 291 niños de 1º de Infantil a 4º de Primaria y 24 profesores. Es un centro especial, luminoso y colorido, en el que suena música en vez del timbre en las entradas y salidas.


"Fomentamos el gusto por el aprendizaje. Los niños están motivados y quieren venir al colegio. Queremos que sean felices, es la mejor manera de aprender. Hemos promovido mucho la participación de los niños en el colegio y se sienten importantes", señala Laura.Sin exámenes y con pocos libros de texto


La metodología va adaptándose cada año. Este curso, el colegio ha decidido suprimir también los exámenes tradicionales. "El curso pasado observamos que los exámenes provocaban ansiedad a algunos alumnos. Por el beneficio de todos, los hemos cambiado por unos ejercicios que llamamos 'repasos' y en los que no ponemos notas numéricas. “Con el cambio de nombre pretendemos desmitificar la prueba y quitar el foco a la calificación que lleva implícita la palabra examen”, explican la directora y jefa de estudios.


Estos 'repasos' son solo una parte de la evaluación continua. Tenemos muy en cuenta otras cosas como las actividades del aula, la participación y el trabajo en equipo. No ponemos notas numéricas porque creemos que las notas fomentan la competitividad y aportan poca información. Nos parece más importante que los niños se autoevaluen, que vean sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Después a los padres sí les entregamos un boletín de notas tradicional, porque es lo que nos marca la normativa", señalan.


Los libros de texto tradicionales también están siendo desterrados. En Infantil trabajan por proyectos. Y en Primaria solo usan libros de texto en Matemáticas, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales. "Son un complemento, pero no la herramienta fundamental en el aula", apuntan.


"Tenemos mucha suerte con el claustro de profesores. Están todos muy volcados y motivados", destacan Ester y Laura una de las claves del proyecto. "No conocía nada del colegio y me ha sorprendido mucho. Veo que funciona muy bien lo de que no haya deberes ni exámenes. Y los niños están muy contentos", afirma Rebeca Feijóo, especialista en pedagogía terapéutica y profesora nueva en el centro. Un grupo de chicos de 2º de Primaria va a aprender con ella cómo trasplantar una planta.División entre los padres


Los chicos están encantados sin deberes, ¿y los padres? "Los padres en general están muy contentos, ven que sus hijos aprenden y avanzan mucho. Aunque notamos preocupación en los cursos altos. Algunos padres comparan con la educación tradicional que ellos recibieron, y creen que los deberes son buenos para generar hábito de estudio", afirman la directora y la jefa de estudios.


La asociación de madres y padres (AMPA) del centro no tiene una postura oficial sobre el tema de los deberes y reconoce que hay división entre las familias. "Hay un movimiento de padres en contra de la política de no deberes del centro, sobre todo en 4º. Temen que esto suponga meter a los niños en una burbuja y que luego su paso al instituto sea más complicado que los que proceden de otros colegios", afirma la presidenta del AMPA, Pilar Pérez.


"Muchos padres de 4º sí queremos que saquen algo de deberes, no todos los días. Creemos que así podrían reforzar en casa lo que dan en clase, sobre todo en algunas asignaturas como Matemáticas o Sociales. Hasta ahora en el cole se ha potenciado mucho la lectura y eso nos parece muy bien", señala una madre de 4º.


"No tenemos que educar a nuestros hijos como nos educaron a nosotros. La política del cole de no deberes me parece bien. No tiene sentido repetir en casa tareas que ya han hecho en el colegio. Pero muchos padres tienen miedo de qué pasará cuando sus hijos pasen al instituto. El tema de los deberes es tan serio que no se debería dejar en manos de la voluntad de un profesor o de un centro. Se debería regular desde el Gobierno para que no hubiera diferencias entre centros", sostiene Juan Carlos Iralde, padre de un niño de 2º, miembro del AMPA y del Consejo Escolar.

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