Cada mes, quizá de forma semanal, muchos compradores son cómplices de un delito sin ser del todo conscientes de ello. Ocurre cada vez que se lanzan a por una ganga, ya sea un pantalón o un bolso de marca sospechosamente baratos, una camiseta con un logo conocido pero con una etiqueta que no termina de encajar o un ordenador portátil cuya procedencia no es la fábrica de la marca que ostenta. Estas transacciones fraudulentas suelen tener lugar en mercadillos o en puestos ambulantes, aunque también se han registrado casos en pequeñas tiendas.

En Aragón se incautaron a lo largo del año pasado hasta 17.522 objetos en 36 operaciones policiales por delitos contra la propiedad industrial, según revelan los datos facilitados por el Ministerio del Interior. La mayor parte de los bienes decomisados corresponde al sector textil, seguidos por las bebidas alcohólicas, los productos electrónicos como móviles o tabletas, marroquinería, calzado y perfumería y cosméticos. A estas cifras se suman otros 634 objetos intervenidos por contravenir la propiedad intelectual. Es decir: cedés, deuvedés y programas informáticos requisados a los vendedores a pie de calle.

Como consecuencia de estas actuaciones policiales fueron detenidas e imputadas 19 personas: 17 por comercializar productos bajo una marca sin contar con las licencias y permisos pertinentes y otras dos por promover el 'top manta' en la vía pública. Aunque las estadísticas revelan un descenso en el número de hechos conocidos (un 30% menos que el año anterior), estos fueron de mayor empaque al crecer un 506% el volumen de objetos incautados.

Fuentes de la Guardia Civil explican que, aunque el fenómeno es "constante durante todo el año", los grandes eventos y acontecimientos festivos son momentos abonados para este mercado sumergido. En la provincia de Teruel, por ejemplo "es común encontrar falsificaciones de equipaciones oficiales y otro productos de las escuderías en las inmediaciones de Motorland".

En las pasadas Fiestas de San Lorenzo, los agentes impidieron la llegada a la calle de dos furgonetas cargadas con 500 imitaciones de perfumes y zapatillas. Otro ejemplo cercano tuvo lugar a finales de septiembre en Binéfar, durante las celebraciones patronales, cuando la Guardia Civil localizó 570 prendas (zapatillas, camisas, sudaderas, chándales, equipaciones de fútbol, ropa interior, bolsos y camisetas), todas ellas falsificaciones de reconocidas marcas con etiquetas de gran calidad que pretendía vender una particular en un mercadillo. Y hace escasas fechas, durante el Pilar, resultaba sencillo encontrar gangas de lo más sospechosas en el centro de la capital aragonesa.El negocio se desplaza a internet

El bazar de las imitaciones es cada vez menos físico y más virtual. Desde la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (Andema) aseguran que "ahora el principal problema reside en internet", donde el posible cliente "accede a un catálogo más amplio de productos, que luego le envían a su casa" solo con usar el ordenador o un dispositivo móvil. A veces, con los gastos incluidos y con "descuentos abusivos" si el carrito de la compra es amplio.

En Andema asumen que "atacar el origen del producto o la web que los comercializa es muy complicado", por lo que aplauden los esfuerzos de la UE en el control aduanero, en especial en la pequeña paquetería. Las autoridades policiales efectuaron cada año varios cientos de retenciones de paquetería, el 37% en Correos, y solo es la punta del iceberg. Ni siquiera los medicamentos se libran: se estima que más de la mitad de los fármacos que se comercializan en la red son falsos. El propio Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza denunció uno de estos portales de venta.