Defensa publica cuatro informes sobre ovnis vistos en Aragón

El Ministerio de Defensa digitaliza en internet 80 expedientes desclasificados sobre avistamientos de fenómenos extraños en toda España, 4 de ellos en Aragón.

Defensa publica 3 informes sobre ovnis vistos en Aragón
Defensa publica 3 informes sobre ovnis vistos en Aragón

Desde que en 1991 se iniciara un proceso de desclasificación de los denominados 'Expedientes ovni' por parte del Ministerio de Defensa, que ha durado varios años, la consulta de estos documentos relacionados con avistamientos de fenómenos extraños solo podía realizarse de manera física en la sede del Ejército del Aire. Pero a partir de ahora, Defensa ofrece por primera vez de forma pública a través de internet el acceso a los expedientes digitalizados. De los 80 informes desclasificados que la Institución Militar ha puesto a disposición a través de su biblioteca virtual, cuatro de ellos se refieren a avistamientos que tuvieron lugar en Aragón entre 1969 y 1980.


En todos los expedientes digitalizados se respeta la identidad de los denunciantes de cada caso y en sus páginas figura información detallada de los avistamientos, así como la fecha, un resumen de los hechos, entrevistas con testigos, documentos gráficos y conclusiones, entre otros aspectos.


El primero de ellos referido a Aragón consta en el expediente 690225 y ocurrió el 25 de febrero de 1969 durante el vuelo de Iberia 435 Palma-Madrid. El documento detalla el hecho de que los pilotos de la aeronave tuvieron a la vista en su ruta "un objeto con destellos rojos y blancos, a una altura de unos 30.000 pies y a unas 20 millas de la costa de Valencia" y que los destellos se sucedían "alternativamente cada 15 segundos", variando su distancia con respecto a ellos.


Tras el avistamiento, comunicaron con control aérero de Barcelona para informar del objeto no identificado e indicaron que lo veían muy lejos” y que en ese momento estaba “muy cerca del suelo, aproximadamente sobre Teruel”. Cinco minutos después, volvieron a informar a Barcelona de que lo habían perdido de vista.


Entre otras consideraciones, el texto muestra que “los pilotos definen la meteorología de esa noche como despejada y tranquila, con algún banco de nubes o de niebla en capa baja, siendo extraño que no tuviesen a la vista el planeta Venus, brillante en ese momento. Este argumento está a favor de la explicación oficial, puesto que la pregunta inmediata es ¿dónde se había metido el planeta Venus?”


El expediente 710223 también hace referencia a un avistamiento en la Comunidad aragonesa que tuvo lugar el 23 de febrero de 1971. En el informe figuran 44 declaraciones realizadas desde el C. I. R. número 10 (actual campo de maniobras de San Gregorio), que sitúan el avistamiento en distintas horas entre las 19.00 y las 20.00, aunque todos coinciden en que se trata de “un punto luminoso, un gran abanico (60º), estela, que cae haciendo eses y desaparece antes de llegar a la tierra. Un soldado de aviación hace la misma descripción desde el C. R. I. M. Nº 3”, según detalla el informe.


El avistamiento que menciona el documento fue observado en la zona norte y la zona centro de España, y entre los aspectos destacables sobre este fenómeno el texto señala que “fue idéntico al visto en el sur de Francia y norte de Italia” y “coincide con el lanzamiento desde el Centro d'Essais de Biscarrosse, en Landes, de un cohete 'Tibére', dentro de experimentos en la operación 'Electre' que formaba parte del programa de L'Office National d'Etude et de Recherce Aéronautique et Spatiale (O.N.E.R.A.)”.


“Una estela triangular”

Varios de los testigos describieron el fenómeno mediante croquis en los que representaron lo que habían visto. En todos los casos coincidía el mismo elemento: una estela triangular. Del mismo, se les realizó un cuestionario sobre lo que habían observado y las respuestas también coincidían: “El objeto producía una estela luminosa. A los pocos segundos de observarse se hizo más luminoso y a continuación dejó de verse totalmente...”, “Caía un poco desviado de la vertical. Era pequeño, brillante, prácticamente un punto que dejó una estela en forma triangular...”, “Partiendo de una forma pequeña, casi en punta, dejaba una estela que se iba abriendo conforme avanzaba...”, “Desapareció en el aire como una estrella fugaz...”, “Tenía forma de una bola que a medida que iba marchando dejaba tras de sí una estela de forma cónica y color amarillento...”.




Además de los testimonios de militares del C. I. R. número 10, el informe recoge, entre otras declaraciones, las del patrón de un pesquero que faenaba en el Cantábrico, el Abad del Monasterio de Montserrat, un guardia civil de Monistrol de Montserrat, el comandante del vuelo IB 867, el comandante del vuelo de IB 841 y el comandante del vuelo AO 204.


En sus conclusiones, el dosier refleja la “existencia real del fenómeno” y deduce que “por la amplitud de la zona desde la que pudo ser observado tuvo lugar a una gran altura, fuera de las correspondientes a vuelos de aeronave” y apunta a que “el objeto que nos ocupa pudo ser un meteorito, que se fragmentó e incendió al entrar en la atmósfera”. Esto explicaría también que cada fragmento “originó su fenómeno propio, visible en una zona más reducida”. El documento tampoco descarta la posibilidad de que este hecho fuera ocasionado por la reentrada de “alguno de los muchos satélites, o fases de cohetes actualmente en órbita.


Vuelo Barcelona-Zaragoza

Ocho años después, un nuevo avistamiento tuvo lugar en tierras aragonesas. Esta vez, durante un vuelo Barcelona-Zaragoza, según relata el expediente 791216. El 12 de diciembre de 1979, un avión bimotor Cessna 310Q despegó de Sabadell en vuelo privado Barcelona-Zaragoza a las 17.44. Ya en el aire y con rumbo 290º, los pilotos observaron entre las 10 y las 11 de su posición “una luz blanca muy brillante, aparente fija a un nivel ligeramente superior”, revela el informe. La luz perdió intensidad “hasta reducirse al tamaño de una cabeza de alfiler para volver a adquirir paulatinamente la intensidad inicial”, continúa el texto.


La tripulación contactó con el centro de control aéreo de Barcelona para preguntar por la existencia de tráfico en aquella posición pero la respuesta fue negativa. La luz comenzó a desplazarse de forma desordenada tanto en línea vertical como horizontal. Cuando el avión dejó atrás Lérida, la tripulación tuvo la sensación de que se había posado en el suelo.


Contactaron, esta vez con el centro de control de Zaragoza, y la luz apareció de nuevo. “Solicitaron permiso para aproximarse al posible objeto y al ser autorizados pusieron rumbo de 230º teniendo una distancia de Zaragoza en ese momento de 60 NM -unos 111 kilómetros-”. Sin embargo, no consiguieron establecer contacto y decidieron dirigirse hacia la capital aragonesa poniendo rumbo de 330º. A unas 40 millas náuticas -74 kilómetros- de Zaragoza volvieron a ver la luz pero al iniciar la maniobra de aproximación al aeródromo zaragozano perdieron definitivamente el contacto, según consta en el expediente.

Con forma de exprimelimones

????El 29 de marzo de 1980, un nuevo avistamiento tuvo lugar en Zaragoza desde la Academia General Militar por parte del Coronel Jefe de Estudios y ocho personas de su familia que durante media hora, entre las 21.45 y las 22.15, pudieron observar “un objeto con forma de exprimelimones, muy brillante”.


En el expediente, otro de los testigos, un controlador aérero de la base de Zaragoza, detectó un eco primario en el radar a la altura de la Academia General Militar. Sin embargo, el expediente señala algunas ambigüedades entre los testimonios y el informe del Juez, y concluye que “no existen pruebas fehacientes para admitir la presencia de ovnis, pudiendo tratarse en el caso de la observación del primer testigo de un cuerpo sideral de gran luminosidad”. Respecto a los ecos de radar detectados, concluye que “podrían ser efectivamente los de una aeronave ligera sin contacto con las agencias de tránsito aéreo”.

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