Objetivo: ser uno más en el aula

Más de 220 alumnos con discapacidad visual grave acuden cada mañana a sus centros. De ellos, 34 escolares comienzan Educación Infantil, 33 están escolarizados en Educación Primaria, 84 han llegado a la Educación Secundaria Obligatoria, siete cursan Bachillerato, 12 se preparan en la Formación Profesional, 29 se enfrenten a la universidad y 27 están inscritos en otro tipo de enseñanzas, según datos facilitados por la ONCE.

Uno de estos alumnos es Alejandro Ruiz, un niño de 7 años que acude cada mañana con sus padres y su hermano pequeño, Álvaro, al colegio Catalina de Aragón, en el barrio de Parque Goya.

Junto a sus compañeros y su gran apoyo, su maestra Isabel, sigue atentamente la clase desde un atril acondicionado para ayudarle a vencer sus dificultades. Para ello, cuenta con un flexo y una lupa de aumento. "La uso para no tener que acercarme tanto para hacer las fichas que nos manda la profesora".

En el centro lectivo destacan que es un alumno "trabajador y dispuesto" y que se encuentra totalmente integrado en una clase "muy maja". Así lo demuestran sus compañeros, como es caso de Iván Guallar. "Alejandro es muy divertido, siempre me espera para jugar. Intentamos ayudarle, le damos la mano para que no se caiga".

Superación de retos

“Le cuesta leer las letras pequeñas como los pies de foto o el diccionario y los textos en los que el fondo es oscuro, pero se defiende bien con la lupa”, aclara la maestra de la ONCE-DGA, Alicia Ortiz, quien se encarga de supervisar el desarrollo del pequeño en la escuela. Todos los afiliados de la ONCE tienen, como máximo, 10 grados de campo de visión y un 10% de agudeza visual o, lo que es lo mismo, una discapacidad visual grave.

"Alejandro es el único niño este centro con deficiencia visual", afirma Arantxa Arilla, directora del CEIP Catalina de Aragón. "Es un reto, pero tanto Alejandro como la familia nos lo están poniendo fácil. Él está encantado y nosotros también", concluye Arilla.